Los más agoreros ya decían que ‘One Piece’, en versión Netflix, iba a ser insalvable. Que nada, absolutamente nada, podría hacer que esta adaptación fuera buena, por mucho que Eiichiro Oda estuviera encima supervisando cada decisión y tuviera la última palabra en cada plano. Y, sin embargo, el resultado ha sido otro: salvo los fans que exigían una pureza absoluta en la obra, la gran mayoría ha disfrutado de una serie que lo cambia todo para que todo siga igual. Es imperfecta, pero es puro ‘One Piece’. Y para demostrarlo vamos a contaros las cinco mejores cosas (y las cinco peores) de la adaptación imposible que consiguió llegar a buen puerto. ¡Súbete a bordo, vámonos ya, que esto va a comenzar!
5 cosas positivas
1-El reparto
Reconozco que no las tuve todas conmigo la primera vez que vi a Iñaki Godoy como Luffy pero, después de disfrutar estos ocho episodios, ya no puedo imaginar a nadie más en el papel. Y junto a él, el resto de los Sombrero de Paja son una elección espectacular, al igual que los villanos (ese Buggy que parece sacado de una ‘Joker’ paralela), que han conseguido dar consistencia a algunas decisiones estilísticas difíciles de defender. Si ‘One Piece’ funciona es, en gran parte, porque el casting es perfecto. No se le puede poner ni un pero.
2-La mayoría de los cambios
Podría haber sido el mayor de sus problemas y ha acabado siendo una de sus grandes virtudes: ante la incapacidad de adaptar los arcos del manga al completo (por longitud y presupuesto) algunos de los argumentos se quedan con el núcleo de la historia pero varían todo lo demás. Ahora, la lucha contra Kuro y su tripulación sucede dentro de una mansión, Buggy se ha quedado confinado en una siniestra carpa de circo y Don Krieg se ve relegado a un cameo, pero muchos de los cambios (Arlong apareciendo en el Baratie, Koby teniendo continuidad a lo largo de la temporada) han ayudado a crear una fluidez y una unidad que, afrontémoslo, no está en los primeros arcos del manga.
3-Los escenarios
Ni en el mejor de nuestros sueños habríamos soñado con ver el Baratie o el Going Merry tan bien hechos, tan reales, tan táctiles. El trabajo del equipo de escenografía ha sido espectacular, acertando en los detalles (convertir Arlong Park en un parque de atracciones, ese periódico que deja entrever numerosos secretos del futuro) y dándole un tono entre lo realista y lo mamarracho que encaja a la perfección con el universo de Eiichiro Oda.
4-Las pistas del futuro
No sabemos si ‘One Piece’ tendrá segunda temporada, pero tras su éxito (al menos en redes sociales) todo parece indicar que sí. Desde luego, en la serie lo han preparado todo para dejar pequeñas miguitas de pan que nos permiten ver la amplitud de su mundo: los carteles de Bellamy y Foxy, el encuentro de Zoro con Baroque Works, el cameo de Dragón… Oda hacía un trabajo excepcional en la obra original presagiando lo que estaba por llegar con detalles aquí y allí, pero ahora, sabiendo todo lo que ha pasado en los últimos 26 años de historia, se puede ir concretando más y mejor. Sirve no solo como guiño a los fans, sino como manera de crear expectación y lore en los recién llegados: una decisión soberbia.
5-La sensación de aventura
Para construir ‘One Piece’ primero había que desconstruirla para sacarle su esencia. En lugar de limitarse a copiar viñetas o hacer su propia versión sin respetar la original, los creadores han reducido la serie a su mínimo común múltiplo para crear a partir de ahí: aventura. Y es lo que tenemos: dejando a un lado que algunos personajes se hayan quedado por el camino (como el siempre añorado Jango) y algunas tramas no hayan conseguido captar del todo la fuerza de la original, en el fondo siempre quedan las ganas de ir a la siguiente isla, conocer sus secretos, vivir un combate por todo lo alto, celebrar y ver qué depara el futuro. Y eso es lo que nos hace no poder dejar de ver otro episodio más.
5 cosas negativas
1-Garp y Koby
Es muy buena señal para crear una trama consistente que Koby no quedara en el fondo de un cajón como en el manga original hasta que se le pudiera dar uso más adelante, pero al mismo tiempo su trama con Garp es repetitiva y aporta muy poco a la serie de acción real, más allá de una lucha donde por primera vez se ve el verdadero poder que acecha en Grand Line y una revelación que sirve como spoiler a los que vayan atrasados en el manga. La evolución de la amistad entre Koby y Helmeppo está muy bien llevada, y el momento de Garp sentado a la mesa junto a Zeff es emocionante, pero es inevitable suspirar cuando aparecen en pantalla y contar los minutos para que vuelvan a aparecer los Sombrero de Paja.
2-El cosplay
No es culpa específica del departamento de vestuario, ni creo que hubiera una manera mejor de hacerse, pero es inevitable que al ver los trajes originales de Luffy, Zoro o Sanji uno piense, de primeras, en que es un cosplay venido a más. La decisión de ir hasta el final con los diseños originales de Oda es atrevida y acertada, pero es inevitable que la gorra de Garp, el molinillo en la cabeza de Genzo o los cuernos de Merry nos saquen un poco de la inmersión en la historia. Por suerte, sus intérpretes saben defender su papel lo suficientemente bien como para que no importe tanto.
3-Efectos visuales poco refinados
Tengo que confesar que, después de ver los efectos de ‘Ms Marvel’ no daba un duro porque en Netflix hubieran podido hacer bien los ataques especiales de Luffy. Sin embargo, consiguen evadir lo grotesco en su gran mayoría (excepto en ese cabezazo que forma parte de mis pesadillas): no todos los efectos visuales tienen la misma suerte. De hecho, el que se lleva la peor parte es un Buggy que de primeras sí cae en lo desagradable y noventero, en el que se nota que el presupuesto ha ido a otros ámbitos. En la temporada 2, si quieren meter a Chopper, no va a quedar otra que subir la partida a efectos si no quieren que sea un desastre absoluto.
4-Falta de agarre emocional
Ante la falta de tiempo para poder narrar bien las circunstancias de los personajes, a los flashbacks les ha faltado pegada. El trauma de Zoro no termina de entenderse, el de Nami se explica demasiado rápido (hubieran hecho falta tres episodios dedicados solo para Arlong) y al de Luffy le faltan algunas viñetas míticas del manga para acertar del todo. Al final, la despedida de Sanji está absolutamente aguada, no termina de entenderse quién es Usopp y Zoro se convierte en el amigo más fiel de Luffy sin mucha explicación de por medio… A mejorar en la temporada 2, sin duda.
5-Luffy invencible
En la obra original, durante los primeros compases en East Blue Luffy lo pasaba mal para acabar contra sus enemigos: algo lógico en cualquier shonen. Un puñetazo que te deja en coma unos minutos por aquí, un villano que te tira al agua por allá: en el ‘One Piece’ de Netflix, Luffy no sufre ni un solo rasguño, más semejante a ‘One Punch Man’ que a un personaje que realmente pueda sufrir en las peleas. Nuestro protagonista llega, pega un par de tortas y se acaba el asunto. Eso, sumado a que algunos de estos villanos no dan la talla y se les ha bajado mucho el poder, hacen que esta serie sea prácticamente un paseo para la banda pirata. Sin embargo, en el horizonte está Arabasta, y ahí va a ser imposible que salgan como si nada. ¿Ocupará toda la temporada 2 y solucionará los problemas de este inicio? Ahí estaremos para verlo.
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