Desde que –a lomos de internet– las casas de apuestas se convirtieron en un fenómeno global que opera 24/7, es posible jugarse la plata por casi cualquier cosa. Difícilmente los honorables fundadores de la Academia Sueca hayan imaginado que sus premios Nobel iban terminar siendo carne de timba tanto como el fútbol o los caballos.

Pero lo cierto es que cada vez que se acerca este momento del año, es hacia las casas de apuestas –principalmente a la tradicional y británica Ladbrokes– donde todos miran en busca de pistas acerca de los cuellos en los que colgaran las medallas grabadas con el perfil del inventor de la dinamita.

Restan apenas unas horas para conocer el nombre del Nobel de Literatura –este jueves, a las 13 de Suecia, las 8 de la mañana de la Argentina–, la categoría que más expectativas despierta y mayor volumen de apuestas moviliza, por la prosaica razón de que los escritores y escritoras suelen contar con mayor popularidad que físicos, químicos y economistas.

Mientras críticos literarios y especialistas darán vueltas hasta último momento jerarquizando merecimientos, las cuevas del azar ya tienen claras sus preferencias. La favorita indisputable es la autora china Can Xue –cuya victoria paga un modesto 4/1–, seguida en el podio por el noruego Jon Fosse (5/1) y Gerald Murname, el australiano descripto alguna vez por The New York Times como “el más grande escritor vivo en lengua inglesa del que casi nadie ha oído hablar».

Después le siguen varios nombres que están en todas las quinielas últimamente, como Anne Carson, Mircea Cărtărescu y Thomas Pynchon, seguidos muy de cerca por nuestro César Aira, que también se ha convertido en un habitual integrante de las listas de favoritos en los últimos años.

El rumano Mircea Cartarescu estuvo en el país la semana pasada. Foto: Ariel GrinbergEl rumano Mircea Cartarescu estuvo en el país la semana pasada. Foto: Ariel Grinberg

Aira, autor prolífico como pocos (tiene en su haber más de 100 novelas) y celebradísimo por la crítica en muchos países del mundo, tiene el extraño honor de haber inspirado un libro que narra en clave de ficción una conspiración argentina para que gane el Nobel: se titula Aira o muerte (Ed. La Conjura) y lo pergeñó el escritor y periodista Daniel Mecca.

El autor de novelas como Yo era una mujer casada, Cómo me hice monja y Ema la cautiva ocupa el noveno lugar en las apuestas para el Nobel literario de 2023 (su triunfo se paga 14/1), siendo el latinoamericano mejor posicionado dentro del listado en el que aparecen también los mexicanos Homero Aridjis y Elena Poniatowska, y el poeta chileno Raúl Zurita.

El poeta chileno Raul Zurita.El poeta chileno Raul Zurita.

Hay conclusiones que pueden ser engañosas si se toman con literalidad los rankings de las casas de apuestas. Por ejemplo, el favoritismo abrumador de Can Xue puede explicarse en parte porque la autora tiene 1.400 millones de compatriotas dispuestos a dejar su voto en el sistema de apuestas. Lo que, por supuesto, no le quita ni un gramo de merecimiento a esta autora nacida en 1953, en la ciudad de Changsha, cuyo nombre real es Deng Xiaohua.

Se trata de una escritora que ha dejado una profunda huella en la literatura contemporánea de su país y de Asia con su estilo innovador y su exploración de lo surrealista. Pese a ser una de las figuras más relevantes de las letras asiáticas, en Occidente es apenas conocida. En español solo se encuentran la novela La frontera, el libro de relatos Hojas rojas y la novela corta Nubes flotantes ya envejecidas.

Anne Carson, poeta y ensayista canadiense.Anne Carson, poeta y ensayista canadiense.

“Can Xue es hija de la Revolución Cultural”, cuenta la sinóloga y traductora Lucía Fernández. Cuenta: “De muy chica fue llevada al campo y no pudo tener una educación formal, así que se formó de manera autodidacta, con mucha influencia de escritores occidentales. Se la conoce como la Kafka china y generacionalmente está vinculada con autores como Su Tong, Mo Yan y Yu Hua, que son los grandes escritores del momento en China, todos de la última camada que vivió la Revolución cultural. Su estilo es como un mix entre lo chino y lo occidental».

«Ella tradujo la Divina Comedia y es muy fan de Kafka, Borges y Calvino. Tiene una historia un poco diferente a la del literato chino habitual: es una mujer escritora que se educó sola –lo que en China es bastante impactante– y vivió mucho en el extranjero. Un datito: su seudónimo Can Xue no es fácil de traducir, pero significa algo así como los restos de la nieve”, cierra Lucía Fernández, quien acaba de presentar la traducción de Un pez en el desierto, del chino Zhao Benfu, publicada por Dedalus.

Entre los candidatos figuran la autora rusa y abierta crítica de Putin Lyudmila Ulitskaya, la escritora caribeña-estadounidense Jamaica Kincaid, el autor británico Salman Rushdie y el dramaturgo noruego Jon Fosse. Foto: AFPEntre los candidatos figuran la autora rusa y abierta crítica de Putin Lyudmila Ulitskaya, la escritora caribeña-estadounidense Jamaica Kincaid, el autor británico Salman Rushdie y el dramaturgo noruego Jon Fosse. Foto: AFP

Las estadísticas poblacionales noruegas poco tienen que ver con que Jon Fosse sea claramente el segundo favorito al Nobel de este año. Considerado de forma bastante unánime como uno de los grandes escritores de estos tiempos, el novelista y dramaturgo escandinavo es autor de obras maestras como Melancolía y El otro hombre.

Desde hace rato es una especie de “fija” que nunca gana, por lo que tampoco sería sorpresa que esta vez le tocara. Admirador de Federico García Lorca, sus piezas teatrales fueron representadas en todo el mundo y su obra ha sido comparada con la de mitos como Ibsen y Beckett.

Michel Houellebecq difícilmente pase por el aro de la corrección política. Foto: AFPMichel Houellebecq difícilmente pase por el aro de la corrección política. Foto: AFP

Otros eternos favoritos que vuelven a estar en la lista de este año son Haruki Murakami, Michel Houellebecq y Salman Rushdie, quien se mete en la pelea por la medalla tras el atentado que sufrió el año pasado, en el que perdió un ojo.

El japonés, autor de libros indispensables como Tokio blues y Kafka en la orilla, recibió en mayo el Príncipe de Asturias y a partir de ese envión parece más cerca del Nobel que otras veces.

El caso de Houellebecq es diferente: la sensación es que el francés se pasará la vida en la lista de aspirantes, pero nadie piensa realmente que la Academia sueca sea capaz de premiarlo. La corrosiva mirada del mundo del autor de Plataforma, Serotonina y Las partículas elementales –con sus estocadas al feminismo, al islamismo y a la multiculturalidad– difícilmente pase por el aro de la corrección política que suele rondar al Nobel.

Stephen King: la Academia Sueca no suele inclinarse por autores best seller. Foto: AFPStephen King: la Academia Sueca no suele inclinarse por autores best seller. Foto: AFP

Al igual que buena parte de la crítica literaria, los apostadores desdeñaron un año más al gran Stephen King, relegándolo a la última posición del listado de favoritos (su triunfo haría rico a quien se anime a apostar por él: 49/1). No es un secreto que los escritores best seller no son precisamente “carne de Nobel”, y el maestro estadounidense del terror es en sí mismo la definición de escritor transversal y taquillero, con más de 500 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.

Algo similar ocurre con Karl Ove Knausgård, autor de la fabulosa saga autobiográfica Mi lucha. Otro noruego lleno de talento, con legiones de fieles que lo consideran casi una estrella de rock, cuya popularidad también le resta posibilidades.

Paul Simon, en la senda de Bob Dylan, ¿será la sorpresa? Foto: APPaul Simon, en la senda de Bob Dylan, ¿será la sorpresa? Foto: AP

Hablando de rock, la mayor rareza en la lista de favoritos de este año es la aparición de Paul Simon en penúltimo lugar, justo arriba de Stephen King. Sí, el Paul Simon de Simon & Garfunkel. El de Please, Mrs. Robinson. Y el de ese disco maravilloso titulado Graceland, indiscutible punto de partida de la world music.

Obviamente considerado para el premio por la poesía de las letras de sus canciones, en el improbable caso de ganarlo, Paul Simon continuaría la senda de Bob Dylan, quien obtuvo el Nobel de Literatura en 2016, cuando por primera vez cayó en manos de un cantautor. Uno de episodios más discutidos y, a la larga, más rejuvenecedores de la historia del Nobel.