Hay relaciones, lazos que se sienten a simple vista, que se ven genuinos. Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Martin Scorsese, las cabezas de Los asesinos de la luna, que estrena el próximo jueves 19 de octubre en cines, y luego por Apple TV, la tienen y la sostienen, como pudo verse en la première de la película en el Festival de Cannes, en mayo.
Uno puede mirar con atención a otro que habla, interrumpirlo con alguna broma, pero los periodistas sentados en la sala del Palais des Festivals sentimos que esas acciones son puras, auténticas, para nada impostadas.
Y estamos hablando de tres estrellas mayúsculas.
Killers of the Flower Moon (el título se refiere al ciclo lunar al que las naciones indígenas le atribuyen la llegada de la primavera y la abundancia) está ambientada durante la década de 1920 en Fairfax, que tenía los mayores ingresos per cápita de la época. ¿Quiénes los poseían? Los indios de la Nación Osage, en Oklahoma.
Es que descubrieron pozos de petróleo en sus tierras y se volvieron millonarios.
Hasta allí llega Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio), tras ser cocinero en la Primera Guerra Mundial en Europa, para sumarse a los negocios que maneja su tío William Hale (Robert De Niro), que le pide que le diga «Rey», Hale es un influyente personaje, de esos que muestra una cara y tiene otra, y es quien le sugiere a Ernest que se case con Mollie (Lily Gladstone), integrante de una de las tantas familias de pueblos originarios.
Killers of The Flower Moon es la adaptación del libro Los asesinos de la luna, escrito por David Grann en 2017. Basado en hechos reales, el autor recopila allí lo que sucedió en la comunidad india Osage durante los años ’20, que tras aquel hallazgo de petróleo desencadenó, misteriosamente, una serie de muertes -en verdad, asesinatos- de miembros de la comunidad Osage.
Los blancos los veían con malos ojos, y descubrieron cómo podían quedarse con sus riquezas. Las vías eran varias: casándose con mujeres de la tribu, robándole dinero con trampas y trucos financieros, como que no podían acceder a sus dólares en el banco, y tenían que presentar un tutor -blanco-.
Pero había otra manera que era más expeditiva: matándolos.
Cuando empezaban a rodar los títulos finales y se encendieron las luces del Grand Théâtre Lumière, siguieron 9 minutos de ovación tras la proyección de la película -que dura 3 horas y 26 minutos-. También en la función simultánea para la prensa acreditada el filme cosechó aplausos, algo para nada habitual en Cannes.
Al día siguiente de la première fue el encuentro del equipo de Los asesinos de la luna con la prensa acreditada, entre ellos, el enviado de Clarín. Estaban Martin Scorsese, Robert De Niro, Leonardo DiCaprio, Lily Gladstone y Chief Standing Bear (o Jefe Oso de Pie, de la tribu Osage, lo mismo que Lily).
Hacía casi medio siglo (en 1976) Scorsese pisaba Cannes presentando una película suya. En aquel año, fue también con Robert De Niro: Taxi Driver estaba en competencia y ganó la Palma de Oro. Luego, desde Después de hora (1985), por la que ganó como mejor director, Scorsese no iría al festival con una película. Pero como hacen otros cineastas como Woody Allen o Steven Spielberg, Scorsese no mostró Los asesinos de la luna en competencia, sino en una Sesión especial en el Grand Théâtre Lumière.
«Es lindo volver», decía Robert De Niro, que ha presidido el Jurado de Cannes cuando nuestra compatriota Martina Gusmán formó parte del mismo, y ha acompañado a lo largo de su carrera a Scorsese, y ahora le toca interpretar a otro personaje con mucho de maldad.
«Yo crecí con el cine de Martin y de Robert. Es algo que influyó en mi actuación», se sinceró Leonardo DiCaprio. «(Scorsese) alcanzó un nivel artístico muy alto. Su talento no sólo me transformó, sino que también sirvió de modelo para mí, y para toda una generación de actores. Qué puedo decir… Es alguien que está dotado de una gran perseverancia y siempre quiere señalar la verdad. Y en ello radica todo su arte».
«No entiendo a mi personaje, de verdad que no lo entiendo», contestó encogiéndose de hombres De Niro, sentado entre Marty y el jefe de los Osage. «¿Por qué traiciona a sus amigos Osage? Es como pasa con ese hombre… del que no quiero hablar mucho -prosiguió-. Y éste de ahora -continuó sin nombrarlo- es un estúpido. Imagínense, Hale sí era inteligente en muchos sentidos. Miren a Trump, es lo mismo. Tenía que decirlo», y todos a su alrededor se rieron.
Volviendo a su encarnación de Hale, el ganador de dos Oscar acotó: «Pude interpretarlo porque todos sabemos que hay gente que hace esas cosas, y sabía que tenía que ser encantador como parte de su engaño. Pero de eso nos volvimos mucho más conscientes luego del caso de George Floyd, como la demostración de que existe un racismo sistémico. Y eso es lo más aterrador de todo», afirmó y volvió contra Donald Trump: «Es la banalidad del mal de la que hay que cuidarnos y que estamos viendo ahora (…). No podemos descuidarnos porque este peligroso sentimiento de superioridad sigue estando. Lo estamos viendo hoy con lo que está pasando con Trump, porque todavía hay personas que creen que puede hacer un buen trabajo. ¡Imaginen eso!».
A esa altura, DiCaprio ya le había tirado flores y más flores a quien lo dirigió en El lobo de Wall Street, El aviador, La isla siniestra, Pandillas de Nueva York y la ganadora de Oscar Los infiltrados. “He crecido viendo el compromiso artístico entre Marty y De Niro, lo han llevado a su máximo nivel. La perseverancia y el arrojo de Marty por llevar la verdad a historias no importa cuál sea es inigualable». Ahí también Scorsese recogió el guante, y como encogiéndose de hombros, lanzó bromeando «A mi edad, ¿qué más puedo hacer que arriesgarme? ¿Qué voy a hacer sino? -dijo entre risas-. ¿Qué quieren que haga? ¿Sentarme al lado de la calefacción en el rodaje y esperar? Era una apuesta».
«Marty y su pasión, su deseo por contar la verdad en sus historias, por muy feas y sucias o raras o incómodas que sean, es lo que lo ha convertido en un maestro y en uno de los grandes directores, que no tiene parangón -siguió DiCaprio-. Es un director único en nuestro tiempo y sigue haciendo películas increíbles que cuentan historias importantes, como ésta».
«La libertad para hablar es lo más importante. No significa gritar fuerte en un cine lleno, por ejemplo. La libertad es poder expresarse de una forma benigna en tiempos de paz”, dijo el cineasta de ya 80 años, quien se manifestó también en contra de la guerra en Ucrania. Lo hizo con una reflexión. “Las generaciones más jóvenes no recuerdan la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, me preocupa la agresión de Rusia a Ucrania. A la gente se le olvida cómo empezó la Segunda Guerra Mundial, con la entrada de los nazis en Polonia. O recuerden lo que pasó en los Balcanes».
Y aprovechó para reflexionar sobre el estado actual de las libertades: «Vivimos un momento peor que aquella terrible situación en los años treinta. Y lo que vuelve a pasar ahora… Lo más importante es la libertad de expresión, algo que ofrece Occidente. Pero la cultura occidental también tiene cosas malas. El dinero es más importante de lo que debería ser. Pero Occidente al menos apoya a los países que intentan acercarse a la democracia. Lo más profundo ahora mismo es mantener esos valores importantes en la sociedad. La libertad de expresión es lo más importante. Porque hoy vivimos un enfrentamiento sobre la libertad, la de expresión y la de llevar una vida decente. A veces la vida es muy dura y nos impiden vivirla en paz».
Dos años estuvo trabajando Martin Scorsese junto al guionista Eric Roth en la adaptación del best-seller Los asesinos de la luna, de David Grann. Pero en el libro original, Tom White, el agente del primer FBI que solucionó el caso (en parte), era el protagonista al que DiCaprio, en un principio, iba a interpretar.
Lo era en el guion.
Hasta que dejó de serlo…
«Leo me preguntó: ‘¿dónde está el corazón de la historia?’ Y para entonces yo ya había tenido reuniones con los Osage, había aprendido mucho y nos dimos cuenta de que el corazón estaba en Ernest, el personaje del que menos se sabía”.
El actor contó cómo una de las habilidades de Scorsese afecta a su personaje: “Lo que hace increíblemente bien Marty es construir papeles lo más siniestros y retorcidos posibles y darles una condición humana. La apuesta fue darlo vuelta».
«Tras reunirme con la nación Osage en diversas ocasiones, les prometí que haría una película de la que se sentirían orgullosos -terció Scorsese-, y entendí que debía de centrarme en Ernest y en Mollie, en la historia de amor, tragedia y traición».
Fue Mollie (Lily Gladstone), que sufrió el asesinato de su madre y de sus hermanas, quien logró que el FBI llegara hasta Oklahoma.
DiCaprio insistió en la necesidad de contar esta historia. «Es un momento muy importante, sobre todo para la comunidad Osage que no acogió y que ha podido contar la historia con esta adaptación de la novela. Estar aquí con ellos para contar una tragedia tan personal de toda su comunidad ha sido hermoso, es algo que nunca, nunca olvidaré».
Scorsese contrató a muchos de estos nativos para trabajar en el filme, que se rodó en plena pandemia del coronavirus. Algunos ayudaron a aprender el idioma a De Niro y DiCaprio, otros a tejer los vestidos. También les abrieron las puertas de su reserva para poder filmar.
Ella, entre DiCaprio y De Niro
La actriz Lily Gladstone, nativa americana, a quien descubrió Kelly Reichardt en Ciertas mujeres, con Michelle Williams y Kristin Stewart, estaba a punto de dejar la interpretación hasta que le llegó esta propuesta. Que el FBI no sea el salvador de nadie es algo que gustó a la comunidad Osage.
«Lo que hicimos trasciende lo antropológico -arrancó la actriz, muy probable candidata al Oscar a la mejor interpretación de reparto-. Somos artistas, somos narradores de historias, nos adentramos en la humanidad, y los pueblos originarios están acostumbrados a que vengan antropólogos curiosos a contar lo que hacemos. Pero estos artistas que están conmigo se preocuparon por contar una historia que lo traspasara.
¿Por qué el mundo no sabe de estas cosas? Nuestras comunidades siempre han estado ahí, necesitamos estos aliados. Ellos estaban allí como nosotros, seres humanos, no como alguien que estudia a la gente. No hay otra forma de contar estas historias. No hay otra manera de permitir que el mundo en el que te encontrás dé forma a lo que decís».
«Al principio le pregunté cómo se iba a acercar a la historia, y me dijo que la iba a contar centrándose en la relación de confianza y traición hacia Molly y la traición de los demás. Mi gente ha sufrido mucho hasta ahora, los efectos de aquello, pero lo que puedo decir es que Martin Scorsese ha mantenido esa confianza», dijo el líder Osage.
«(Scorsese) vino a nuestras danzas ceremoniales. Él, Leo DiCaprio y otros tenían asientos de honor. Eso nunca se ve. Fue un proceso, digamos, con eventos realmente fantásticos durante ese tiempo. Y no se ha acabado: los hemos invitado a que vuelvan».