Cansado de escuchar las órdenes de su mujer, el hombre se escapa de su hogar y se dirige hacia una nueva tienda de su barrio a comer ese caramelo “prohibido” que le traerá consecuencias.
En otro lugar, una familia huye despavorida de la ciudad pero tendrá que escaparle al fuego que la agobia en un bosque encantado. Mientas, un joven intenta regresar al Uruguay, su país de origen, tras vivir en el exilio con sus padres en plena dictadura. También está el caso de una mujer que se reencuentra con su tío “proscripto” por su familia, o el de otra familia que intenta salvar el árbol de su casa que está a punto de caerse. Son raíces que conectan la vida con sus orígenes.
Estos personajes en algún momento de sus vidas perdieron la brújula. Abrumados por el hastío y el encierro, desean liberarse: estar en otro lugar, con otras personas, tener otra familia, rodearse de animales o respirar el aire de la naturaleza ¿Secuelas que dejó en los humanos la pandemia?
Así es Los divagantes (Anagrama), de la mexicana Guadalupe Nettel. Un libro con ocho cuentos ficcionados que parecen novelas. Todos tienen un denominador común: los albatros, el ave de la Patagonia que suele escaparse de su hábitat natural en busca de un lugar mejor.
En una entrevista con Clarín Cultura, Nettel, ganadora del Premio Herralde de Novela 2014 por Después del invierno y finalista del Premio Booker Internacional 2023 por La hija única, entre tantos premios, revela los secretos de su gran obra. Además, cuenta los trastornos que ha padecido mientras escribía en pandemia.
–¿Cómo describís tu libro?
–Es un libro de cuentos que tiene varios ejes temáticos. Uno de ellos es el de los divagantes, esta gente que, como los albatros, se separa de lo preestablecido del plan que la sociedad o la naturaleza tiene para ellos, o lo que ha hecho su especie durante muchísimos años. Se aplica a los dos: a los albatros y a los seres humanos.
–El título tiene que ver con uno de tus cuentos. ¿Lo elegiste vos?
–Tiene que con esos albatros: su vida es muy planificada. Están estos pero también los seres humanos que, de repente, en vez de seguir lo que estaba planificado para sus vidas, se van por la tangente.
Está el caso del tío que primero es repudiado por toda la familia o el del actor que se imaginaba su vida completamente diferente como la de su colega y compañero de escuela pero en realidad siente que en algún momento se desvió hacia una vida más conformista pero no está conforme con esa vida conformista. Todos perdieron la brújula en algún momento. Definitivamente, ese es un tema del libro.
Otro tema rector es la familia: la idea de las familias, las tensiones y las dinámicas que se producen dentro de ella y cómo se ve afectada por los cambios atmosféricos: por la dictadura en el caso de los uruguayos, o el árbol que está a punto de caerse o con la pandemia en el caso de la familia que se va al bosque y lo incendian.
–En algunos personajes hay arrepentimiento por haberse ido de ese lugar y haber regresado. Está el señor que se comió un caramelo cuando fue a la tienda. Estaba oprimido por su esposa que vivía controlándolo.
–No sé si tendría que haber ido a comer ese caramelo pero al final de cuento hay una moraleja: hagas lo que hagas, tomes la elección que tomes, va a haber cosas buenas y cosas malas en esa elección.
Si se cierra una vida anterior probablemente no va a estar su hija. Algo va a cambiar: va a tener cosas positivas o cosas negativas. Es decir, tomemos la decisión que tomemos en la vida, así va a ser. No va a haber una decisión perfecta, un movimiento ideal.
–En Argentina se está hablando nuevamente de Covid, de una nueva posible vacunación. ¿Tras la pandemia, sentimos que somos esos albatros divagantes que necesitamos cambiar de hábitat?
–Quedamos súper desorientados después de la pandemia que nos dio cuarenta vueltas y nos dejó ahí. Ni siquiera sabemos dónde estamos. La pandemia puso en evidencia cosas que estaban ahí y no queríamos ver. Estábamos tan distraídos con esta vida vertiginosa que llevábamos que no nos habíamos sentado a pensar qué estaba funcionando y qué no.
Hubo muchos textos acerca de lo que estaba pasando, esta ansiedad que nos desborda y es la que hablaba Mariana Enriquez cuando publicó un texto que se viralizó sobre la ansiedad en la pandemia.
Hace poco la ONU dijo que la pandemia nos dejó una epidemia nueva: la salud mental averiada, más que de costumbre. Hay muchísima ansiedad, hay varios trastornos que se recrudecieron. Ya estaban ahí pero ahora hay mucha más gente así.
–A mucha gente le pasa algo parecido: duerme en cuotas o directamente no puede dormir bien.
–Duermo en cuotas. Como mínimo es una vez por la noche pero generalmente son dos o tres. Eso tiene que ver con esta ansiedad que tenemos encima. Es la pérdida de una brújula que antes funcionaba y ahora no.
–Al comienzo citás a la escritora Anaïs Nin con la frase “no vemos las cosas como son sino las vemos como somos” ¿Es el resumen de tus ocho cuentos?
–Todos los personajes y nosotros mismos estamos influenciados por las vivencias que tenemos. La infancia es el destino y sí, tiene mucho que ver. La forma en que vas a ver el mundo es como en mi cuento La cofradía de los huérfanos, con este huérfano que tenía un anhelo tal de la familia, de reunir a la madre con el hijo que no podía ni siquiera imaginar que ese hombre estaba en peligro porque su madre lo quería encerrar. Contribuye a todo un proceso de que no es él el que hubiera participado de buena gana sino que está regido por todas subjetividades y complejidades personales.
–Tus cuentos están construidos como si fuesen novelas.
–En algunos casos sí. Después de Pétalos y otras historias incómodas, que son cuentos más cortos, y uno de ellos es como una novela en miniatura. En mi libro El matrimonio de los peces rojos lo exploro mucho más. Son cuentos largos, no extralargos, de unas veinte páginas. Ése es el formato en el que he llegado y en el que me siento más a gusto.
–¿Te costó escribir el libro en pandemia?
–Al inicio me costó mucho. Cuando empezó la pandemia estaba terminando de corregir La hija única. Me agarró justo en ese período de transición en el que terminas un proyecto y todavía no tienes otro.
Era un tiempo engañoso: estaba todo el tiempo en casa trabajando en la revista de la Universidad de México. Todo por teletrabajo. Mis hijos iban a la escuela pero por Zoom. Tenía todas las áreas de mi vida metidas en casa, como le pasó a muchísima gente. No fue muy agradable.
El sopor lo escribí con una anemia horrible. Tuve anemia durante el confinamiento, no sabía si era depresión pero me hice los análisis y dieron que tenía la hemoglobina súper baja. Todo me costaba muchísimo trabajo: caminaba en arenas movedizas. Encima hacía muchísimo calor, algo que seguimos padeciendo con el cambio climático.
–¿Cómo te sentiste cuando terminaste de escribirlo?
–Primero empecé a escribir esos cuentos que no me gustaron para nada, los veía muy mal logrados. A fines de 2021, comienzos de 2022 empecé a disfrutar mucho la escritura, fue muy gozoso trabajar en esos primeros borradores. Terminé de escribirlo a finales de 2022.
–En “Un bosque bajo la tierra” hay una moraleja con el árbol. Uno de los personajes dice: “Las raíces, esa parte oculta bajo el suelo que nadie quiere ver, es una de las que nos sostiene a todos”. La raíz sostiene todo: la vida, la familia y al lugar de pertenencia.
–Las raíces están presentes en el libro: qué es lo que realmente nos arraiga, que nos hace sentirnos aterrizados, plantados en la tierra. No sé si tiene moraleja. Mi idea no es tratar de dar una respuesta. En esos cuentos los lectores pueden encontrar varias respuestas, por eso los finales son abiertos y que cada uno tenga su libre interpretación.
Nettel Básico
- Ciudad de México, 1973. Es autora de El huésped (finalista del Premio Herralde de Novela 2005) y de obras consagradas como Pétalos y otras historias incómodas, El cuerpo en que nací, Después del invierno (Premio Herralde de Novela 2014) y La hija única (Premio Cálamo Otra Mirada 2020, finalista del Premio Booker Internacional 2023).
- También publicó El matrimonio de los peces rojos (Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero).
- Sus libros fueron traducidos a más de 20 idiomas y obtuvieron numerosos galardones internacionales, como el Premio Nacional de Narrativa Gilberto Owen, el Antonin Artaud, el Anna Saghers y El Gran Balam 2023.
- Nettel obtuvo un doctorado en Ciencias del Lenguaje en la EHESS de París. Realizó colaboraciones en revistas y publicaciones como Granta, The White Review, los diarios El País de España, The New York Times en Español y los periódicos italianos La Repubblica y La Stampa, entre otros. También es directora de la Revista de la Universidad de México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).