De acuerdo a los especialistas en la materia, no es una buena idea la de guardar el pan en la heladera para su conservación. Mucha gente lo hace usualmente pero desconoce cuáles son los verdaderos motivos para dejar de hacer esa práctica.
Para empezar, la masa con la que está hecha el pan contiene proteínas y almidones, los cuales absorben los líquidos durante el amasado, fermentado y horneado. Al momento de ir al horno, el calor rompe las moléculas y le dan la estructura final al pan. A medida que avanzan los días, el pan absorbe de nuevo humedad y en esa recristalización de los almidones se pone duro, seco y rancio.
Si optamos por conservar el pan en la heladera, que es un ambiente seco y muy frío, lo que hacemos es acelerar el proceso para que se ponga en mal estado. En cambio si optamos por el congelador o freezer, pasa lo contrario porque se ralentiza esa degradación, dando más margen de conservación.
Entonces, para los especialistas es mejor envolver el pan en un repasador limpio de algodón o de lino, que no sea lavado con suavizantes o perfumes. También podemos elegir una panera, con una bolsa de papel tipo «kraft», pero siempre debemos conservarlo a temperatura ambiente, en un lugar fresco, seco y sin luz directa.