Las cuatro veces que la vi no pude dejar de verla, me emocioné, me agarra taquicardia. Es muy espectacular de ver en una sala de cine con muchas personas”, dice Hernán Casciari, y habla sobre Muchachos: La película de los hinchas, la producción que Orsai, Pampa Films y Star +, entre varios otros nombres, estrenan para celebrar el primer año después de la conquista de Qatar 2022. Y suma, a la hora de hablar del documental: “ Me encanta que se pueda revivir el Mundial, y que yo tenga algo que ver con eso. Es muy poquito lo que tiene que ver conmigo, es solamente unas palabras que puse por encima de unas imágenes que editó y dirigió Jesús Braceras, y que cuenta, con su voz en off, Guillermo Francella. Nosotros tenemos siempre unos diciembres muy convulsionados, para el lado que sea. A veces para la felicidad, como fue el año pasado. A veces para incertidumbre y reflexión, como es este año, donde tenemos un diciembre no sabemos bien para donde va lo político, donde una mitad del país tiene esperanza y la otra tiene incertidumbre y miedo. A mi me parece que recordar uno de los mejores diciembres de nuestra historia es un buen placebo, un buen remedio”. El mismo Jesús Braceras, su director, quien lidió con un equipo de manera épica con el contrarreloj y con más de 3 mil horas de material enviado por los hinchas a partir de una convocatoria dice: “La película para mí representa un motivo de orgullo, porque es una forma de mostrarnos a los argentinos, con lo bueno y con lo malo que tenemos. Me enamoró de lo que somos, porque es hermoso vernos, esa locura que tenemos en cualquier lugar del país. Siempre te dicen ‘no vuelvas a esos lugares donde fuiste feliz’, bueno, en está película hacemos lo contrario y nos funciona muy bien. Volver las veces que quieras a sentir que éramos un único país, que todos nos abrazamos, sin contar como pensamos cada uno”. Y suma: “El relato de Hernán lo trabajamos siempre como una ficción, con el relato en off. Por momentos escribíamos más cosas y nos dimos cuenta que había a veces que sacarla a la cancha, a veces esconderla. Sobre una premisa, intentamos analizar la situación y ver las causas, ver los antecedentes, y fuimos generando un ida y vuelta constante con Hernán, ir a las sensaciones puntuales de cada situación. Fue un laburo de la mano, de paredes constantes, con un contador de historias único y muy argentino. En la génesis del proyecto hubo varios nombres. Hernán, Star +, Ernesto Tenembaum, que tenía ganas de generar algo con la selección. Cuando hablamos del relato en off, apareció automáticamente Francella como nombre, porque era la argentinidad, una voz conocida, que puede pasar de la melancolía a la comedia en una gambetita”.
—¿Cuál fue el primer criterio a la hora de hacer una película sobre los hinchas bajo la idea de Ushuaia a La Quiaca?
BRACERAS: La idea, primero, era contar el recorrido del Mundial y lograr que el espectador vuelva a sentir lo mismo o algo parecido a lo que fue sintiendo en ese momento. Nos dimos cuenta que lo que nos faltaba para terminar de armar todo eran las reacciones. Como en las películas de boxeo, cuando la cámara va al relator o al público. Y en ese proceso, viendo material en YouTube, ahí nos dimos cuenta que esa era la película. La teníamos que contar a través de la gente. Ahí se abre la convocatoria, y el criterio fue encontrar la reacción justa, mostrando todo el país a lo largo y a lo ancho. No hubo una elección en particular de un personaje, pero querías sí generar un arco dramático de personas en cada partido, ver quien contaba mejor ese cuentito, ese partido. A veces son streamers con millones de seguidores, a veces son personas comunes y corrientes.
—Pero hay algunos rostros de hinchas que se repiten a lo largo de todo el film. ¿Por qué esa elección?
—Es que hay gente se grabó durante todo el Mundial, y nos servía. Desde cómo arrancaron el Mundial hasta como lo terminaron. Gente con registro completo. Todo era muy verdadero en muchos de ellos. Siempre es seguir viendo que pasa. Hay muchas familias que seguimos en particular.
—Hay algo muy impactante en el hecho de que la gente se filmaba viendo, muchos, de diferentes formas de vivir las redes, pero ¿qué pensás a la hora de todo lo que vieron ustedes, y de la película más grande que les quedó?
—A mí también me sorprendió, eh. Entiendo que un streamer, que alguien que vive de esto, se filmé. Acá había familias, gente solitaria, donde costaba más entender el hecho que se hubieran grabado. Algunos por una cuestión generacional. Recibimos de todo. No sé si es esa necesidad que tenemos todos de compartir un poco lo que nos va pasando en nuestra vida, a lo Instagram. En un momento como un Mundial, quizás, la esperanza de capturar un momento especial, de poder grabarlo, para después compartirlo, a diferentes escalas (la personal, la grupal o directamente a nivel redes sociales). No sabés cuándo va a volver ese momento, entonces querés ese registro ahí. Es lo que entiendo de por qué la gente se graba durante tres horas viendo un partido. Hay mucha espontaneidad. Otros arman el cuadro, pero la gran mayoría no acomoda el plano, que no se pone en coqueta porque la cámara está ahí.
—¿Cómo es el montaje del material? ¿Cómo se logra el balance entre la épica de las imágenes de la Selección y la reacción en casa?
—Lo que prima es el estado de ánimo de la situación que queres contar, de ahí que hay muchas situaciones de comedia que no las pudimos usar porque eran anticlimáticas, si nosotros lo que estamos construyendo es una tensión, en una situación por penales, entonces el criterio fue siempre eso. Este partido va a ser una fiesta, entonces vamos por eso. ¿Queremos mostrar a la gente bancando al equipo frente a la adversidad? Vamos por ahí. ¿Cómo le habla la gente a sus ídolos? ¿Qué le dicen a Di María cuando está con la pelota? Mostrarle a ellos cuán cercanos nos sentimos, y eso nos hizo entender la presión que ellos tienen, a todos nivel. Gente literalmente al borde del infarto. El famoso “40 millones de argentinos atrás nuestro” sintetizado en unas personas.
—¿Cómo trabajaron el otro lado, el macro, el que corresponde a la selección, que suma nombres de tarotistas y de periodistas?
—Hubo infinidad de protagonistas en este Mundial, y todos fueron gente común. Ya sea Instagramers, ya sea la abuela, ya sea la cocinera de la selección, ya sea Messi, que es el mejor jugador de la historia pero es gente común y corriente. Todos tenían ese halo de ser común y corriente. Sin poner a todos al mismo nivel, entender que hubo múltiples protagonistas acá. Nunca, claro, sacando la importancia crucial de la selección. Relatos que fueron protagonistas, y así también sus relatores. Hay muchas cosas que quedaron grabadas en todos.
—¿Cómo fue el trabajo general en la película para llegar al primer aniversario del título?
—Fue imposible. Arrancamos diciendo esto no se puede hacer. Finjamos demencia, y hagamos que vamos a llegar. Nosotros arrancamos a mitad de año. Había que ver cómo contar, cómo mover la maquinaria. Armamos un equipo gigante de gente, que analizaba todo el material que nos llegó a la convocatoria, esas 3 mil horas de material. Por suerte trabajé con los tres mejores editores del país, que iban armando en paralelo diferentes partidos. No podíamos arrancar a editar de comienzo a fin, como suele uno hacer. Llegamos con la lengua afuera, pero se llegó. Siempre nos motivaba ese jugar a ser La Scaloneta, el llegamos o no llegamos.