Sofia Boutella sabe lo que es perder su patria. Nacida y criada en Argelia, tenía 10 años cuando su familia y ella huyeron a París después de que Argelia se sumergiera en la guerra civil.
A sus 41 años hoy, se basó en esa experiencia formadora para el filme épico de ciencia ficción de Zack Snyder Rebel Moon (Parte uno): La niña del fuego en el rol de Kora, una mujer misteriosa que ha sido desarraigada de su vida anterior y debe crear otra nueva en un pueblo de una luna lejana. Al igual que Kora, Boutella entiende lo que ese viaje te quita y qué te da a cambio.
«Cuando te alejás de tu país de origen sucede algo muy poderoso», dice. «No tengo ningún sentimiento de pertenencia a un territorio. Pero al mismo tiempo, tengo una sensación muy fuerte de ser parte de esta tierra y de estar conectada con ella como un todo.»
Antes de dedicarse a la actuación, Sofia bailaba: asistió a clases de ballet en Argelia cuando era chica y encontró cierta apariencia de estabilidad cuando continuó con el ballet, así como con jazz, música contemporánea y hip-hop en Francia. También probó con gimnasia rítmica y estuvo un año en la selección nacional de su nuevo país.
A los 19 años fue bailarina de una campaña de Nike Women, recorrió el mundo y pronto desembarcó en un trabajo como bailarina de escenario para Madonna, experiencia que le cambió la vida y le abrió las puertas para trabajar con Rihanna y Usher.
«Yo era un marimacho cuando me conoció», cuenta Boutella acerca de Madonna. «Ella me regaló mi primer par de tacos altos.»
Durante los descansos de las giras que hacía, Sofia perseguía su sueño de convertirse en actriz de teatro estudiando con la influyente Elizabeth Kemp en París y más tarde en la academia de Stella Adler en Los Ángeles.
Su momento actoral decisivo implicó intensa acción: interpretar a Gazelle, letal secuaz de Samuel L. Jackson, con espadas en lugar de pies, en la película original de 2014 Kingsman: El servicio secreto. Esa actuación la llevó a otros papeles de acción, entre ellos el personaje principal de La Momia (2017) y la compañera espía de Charlize Theron en Atómica (2017).
Se emocionó
Luego vino Rebel Moon, que empezó a transmitirse recientemente en Netflix. Cuando Boutella recibió la llamada para que interpretara a Kora, se emocionó y se puso ansiosa al mismo tiempo. «Al principio estaba aterrorizada porque quería hacerlo bien y me intimidaba, aunque de una manera inspiradora, que me dirigiera Zack Snyder», recuerda.
Durante una reciente entrevista en video desde un hotel de Los Ángeles, Sofía habló de la vida en Argelia, de la conexión entre el baile y la actuación y sobre lo que la atrajo de Kora. Siguen aquí fragmentos editados de esa conversación.
-¿Cómo fue crecer durante una guerra civil?
-Creo que, siendo apenas una nena, no es algo de lo que te des cuenta en realidad, especialmente si no conociste la vida de otra manera. Había toque de queda y oíamos explosiones de bombas aquí y allá. Era algo a lo que, de manera extraña, yo estaba acostumbrada. Creo que para mi madre la experiencia fue diferente. Mi papá ya vivía en Francia y viajaba mucho. Mis padres se separaron cuando yo tenía 4 años. Pero durante esos 10 años yo iba a visitarlo a Francia. Una vez que empecé a ir a Francia, empecé a ver que la vida era distinta en otros lugares. Pero cuando sos tan joven tu percepción está un poco distorsionada.
-Debe haber sido una transición enorme mudarse a Francia a los 10 años.
-Lo que no pude prever fue el shock cultural y lo rápido que tuve que adaptarme. Me acuerdo de haber ido a la escuela la primera vez y no poder hablar porque la cantidad de información que me arrojaban constantemente era abrumadora.
El único lugar donde encontraba refugio, donde encontraba puntos en común con cuando estaba en Argelia, fue el arte, y cuando empecé a bailar de nuevo en Francia, porque sentí que en eso no había diferencias. Todo el grupo hablábamos un mismo idioma y teníamos la misma cultura, de modo que estábamos en una situación más cómoda y como en nuestro país.
Pero fuera de eso era una experiencia diferente. Cuando íbamos a la escuela en Argelia todo el mundo usaba blusones, por lo que todas las clases sociales eran iguales. Pero en Francia nos juzgaban por nuestra apariencia y lo cool que éramos, y yo decididamente no era cool.
-¿Qué es lo que más te gustaba del baile?
-Básicamente es toda otra forma de comunicación y un lenguaje distinto. Lo que me encantaba era la capacidad de dejar salir gran parte de lo que yo sentía. Era un refugio para mí. Me sentía segura. Y me sentía viva cuando bailaba. Todavía es así.
-¿Seguís bailando ahora?
-Yo siempre voy a bailar. Digámoslo claramente. Bailo para la gente que me rodea. Para mi gente amiga, gratis. No como trabajo. Me encantaría hacer un musical de baile. No sé si volveré a salir de gira como bailarina. Creo que esos años están un poco distantes en este momento.
-Has asumido roles en muchas películas de acción. ¿Hay algo que te gusta en las películas de acción?
-Simplemente se dio así. Cuando dejé de bailar, no pensé «OK, voy a ser una persona de acción». Mi amor por el cine es genuinamente puro, y por el teatro. No pensé en absoluto que fuera a hacer películas de acción. Cuando me contrataron para Kingsman no había practicado en mi vida artes marciales ni hecho entrenamiento de lucha. Pero la formación en danza me daba la posibilidad de aprender otra forma física, como artes marciales. Entonces, utilizo los mismos principios de disciplina y uso del cuerpo, y aprendo la coreografía mediante observación.
-¿Qué te atrajo de “Rebel Moon”?
-Es mi primer papel protagónico. Durante mucho tiempo le dije a mi equipo que no quería hacer roles protagónicos. Fue a partir de un sentimiento profundo que tuve tanta suerte de poder estar en el set con actores increíbles. Comenzando con Kingsman, Sam Jackson me orientó a lo largo de esa experiencia de una manera tremenda. Y todavía está muy presente en mi vida.
Después tuve la oportunidad de trabajar con Zach Quinto y Chris Pine (en Star Trek: sin límites), que me elevaron mucho, y luego con Tom Cruise, que me enseñó muchísimo (en La Momia), y con Charlize en Atómica. La única manera de seguir aprendiendo es tener un mentor, y no sé si será por mi experiencia en danza, pero disfruto la condición de ser aprendiz.
Cuando cerré trato por Rebel Moon, me acuerdo de haberle dicho a mi equipo que creía estar lista. Se veía que Zack Snyder siempre ponía en sus películas mujeres tan fuertes que tenían voz propia. Me encanta que para este proyecto haya podido hacer que su protagonista fuera mujer, y no solo una mujer bien ruda, sino que le haya dado a Kora un verdadero dilema que superar, emociones verdaderas muy, muy profundas y complicadas.
Traducción: Román García Azcárate