En la universidad, Lily Gladstone estudió la historia de los actores nativos americanos en Hollywood. Ahora, lo consiguió. La actriz, de 37 años, obtuvo todo tipo de nominaciones en la temporada de premios gracias a Los asesinos de la luna, el drama de época dirigido por Martin Scorsese en el que interpreta a Mollie Burkhart, una mujer osage cuyos parientes son asesinados sistemáticamente por su marido (interpretado por Leonardo DiCaprio) y el tío de éste (Robert De Niro) en un intento de apoderarse de las tierras de su familia en Oklahoma, ricas en petróleo.

Si Mollie es la conciencia de la película, Gladstone es su centro de gravedad: incluso cuando comparte escenas con estrellas como DiCaprio y De Niro, la película se inclina hacia ella.

Esta interpretación le valió a Gladstone el premio a la mejor actriz del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y el Globo de Oro y nominación a los Critics Choice Awards, y es probable que en las próximas semanas reciba importantes galardones del Sindicato de Actores y los Oscar. En vísperas de esas ceremonias, Gladstone fue una presencia muy solicitada para mesas redondas y actos, y aprovechó esas oportunidades con tal dominio -utilizando su plataforma para amplificar otras voces y preocupaciones nativas- que nunca se sabría que no estaba acostumbrada a esto, o que durante mucho tiempo dudó en comprometerse con Hollywood.

«Hay un puñado de gente a la que le gusta el cine, que conoce mi carrera desde hace tiempo, pero esto fue como salir disparada de un cañón», dice Gladstone, trazando la ruta lejana que la llevó a todas esas salas de entrega de premios. «Mi padre es calderero, mi madre era profesora. Me crié en una reserva, fui a la escuela pública. Es una educación muy normal, de clase trabajadora, por un lado, y por otro, soy una chica de la reserva».

Lily Gladstone posa con su Golden Globe. Foto EFELily Gladstone posa con su Golden Globe. Foto EFE

En la pantalla, Gladstone tiene el perfil y la presencia indomable de una estrella de cine de los años cuarenta. En persona, cuando nos conocimos el mes pasado en la terraza de un restaurante de Beverly Hills (California), Gladstone era más accesible, pero igual de llamativa, con unos ojos marrones vivaces que su padre le advirtió una vez que eran eminentemente legibles. Lo dijo sobre todo para disuadirla de mentir, pero tenía razón: cuando sentimos algo por Mollie, es por el miedo y la justa indignación que Gladstone puede transmitir con sólo una mirada.

También tiene un sentido del humor irónico, que se vislumbra en algunos de los momentos más livianos de la película de Scorsese, y una habilidad para puntuar sus temas de conversación y discursos de temporada de premios con un impresionante dominio de la historia y los hechos. «Lily es una gran estudiosa envuelta en una persona muy generosa y curiosa», afirma la directora Erica Tremblay, cuya película Fancy Dance está protagonizada por Gladstone. «Si estás en una cena con Lily, te vas a encontrar hablando de física y de abejas, y cuando digo que hablará de física, hablará de alguna teoría muy específica de la que Lily conocerá la mecánica por dentro y por fuera».

En un acto organizado por Elle en diciembre para celebrar el papel de la mujer en Hollywood, Gladstone fue homenajeada junto a figuras de la talla de Jennifer López, America Ferrera y Jodie Foster, pero le llamó especialmente la atención conocer a la académica Stacy L. Smith, cuyo grupo de expertos de la Universidad del Sur de California, la Annenberg Inclusion Initiative, había publicado recientemente un informe sobre la representación de los nativos americanos en Hollywood. Tras analizar 1.600 películas estrenadas entre 2007 y 2022, Smith descubrió que la cantidad de papeles protagonistas de actores nativos americanos era prácticamente nula, menos de un cuarto del 1% de todos los papeles catalogados.

En el escenario, cuando agradeció el premio. Tiene 37 años. Foto APEn el escenario, cuando agradeció el premio. Tiene 37 años. Foto AP

Un papel protagónico como el de Gladstone en una película de la envergadura de Los asesinos de la luna no sólo es inusual, sino que no tiene precedentes, hasta el punto de que Smith subtituló su informe «El efecto Lily Gladstone». Gladstone apenas puede hacerse a la idea de ese reconocimiento. «Es el tipo de trabajo que, si yo fuera una estudiante que ahora estuviera cursando la misma asignatura, citaría en mis estudios», afirma.

Para DiCaprio, Gladstone se ganó los elogios con creces. «Verla estar a la altura de las circunstancias y ser alguien tan formidable en cuanto a la comprensión de la profundidad de su propia industria y de la historia de los nativos americanos, es un momento increíble del que formar parte», dijo en una llamada telefónica. «Me alegro de estar a su lado”.

Para promocionar a su coprotagonista, DiCaprio participó de buen grado en el tipo de sesiones fotográficas de alfombra roja y fiestas de la temporada de premios que normalmente evitaría. «Es una locura», dice Gladstone. «Es como si yo estuviera paseando a esta criatura mítica y él lo hiciera por voluntad propia». La apuesta subió aún más cuando Gladstone se enteró de que su actriz favorita, Cate Blanchett, realizaría una sesión de preguntas y respuestas con ella tras la proyección de Killers of the Flower Moon en Londres. «Me estoy abrazando a mí misma ahora mismo, sé que tus lectores no pueden verlo», me dijo.

Acompañada por Leonardo DiCaprio en la alfombra roja. El la llena de elogios. Foto Reuters Acompañada por Leonardo DiCaprio en la alfombra roja. El la llena de elogios. Foto Reuters

Abrumada

Gladstone reconoció que, a veces, la intensidad de la temporada de premios puede resultar abrumadora. «No puedo hablar desde el corazón si no estoy conectada con la realidad de todo esto», afirma. En esos momentos, se esfuerza por llevar a su comunidad adelante con ella: «Sé que toda esta atención que se me presta ahora significa mucho más que sólo mi persona».

En otras palabras, no espere que Gladstone salga de esta experiencia convertida en una diva de Hollywood exigente, como tantas otras antes que ella. No se deja convencer, ni dentro ni fuera de la pantalla.

Cuando era niña y crecía en la reserva de los Pies Negros, al noroeste de Montana, había una semana que Gladstone esperaba con impaciencia todo el año, cuando el Teatro Infantil de Missoula llegaba en un pequeño camión rojo, construía un decorado con tubos de PVC y telones de tela, y presentaba a los niños de la zona en una producción que toda la comunidad acudía a ver al final de la semana. «De niña me acosaban mucho, en parte porque era tonta», explica. «Pero durante esa semana al año era genial».

En la producción de Cenicienta del grupo, la joven Gladstone decidió interpretar a su hermanastra fea como si fuera Roseanne Barr, estudiando cómo caminar y hablar como la cómica. Fue un momento relámpago en el que se dio cuenta de que un poco de arte podía llegar muy lejos.

«Alguien del público se dio cuenta y dijo: ‘Es más graciosa que Roseanne'», cuenta Gladstone. «Y mis padres me recordaron que alguien de nuestra comunidad dijo: ‘Algún día la veremos en los Oscar’, sólo por eso».

Junto al director Martin Scorsese, en el rodaje del filme que la catapultó a la fama. Junto al director Martin Scorsese, en el rodaje del filme que la catapultó a la fama.

La interpretación siempre fue el verdadero norte de Gladstone, el lugar con el que mejor sintoniza su brújula interior. Recuerda que a los 5 años vio El regreso del Jedi y sintió un deseo tan fuerte de ser una Ewok que supo que algún día estaría al otro lado de la pantalla. Igualmente obsesionada con El Cascanueces, Gladstone se anotó en clases de ballet, suponiendo que sería la gran salida escénica de su vida hasta que la vergüenza corporal se hizo demasiado dura de soportar: «No sólo el peso, sino cosas como ‘Tenés el dedo corazón del pie demasiado largo'», dice. «Yo decía: ‘Escucha, ese dedo me lo dio mi abuela'».

Pero incluso en las clases de ballet, los instructores le decían que era una actriz nata, menos preocupada por dar los movimientos exactos que por comunicar un personaje. En su adolescencia, cuando la familia de Gladstone se trasladó de Montana a los suburbios de Seattle, a veces alienantes, se sumergió de lleno en la interpretación, actuando en obras de teatro fuera del campus y haciendo pruebas para películas independientes.

Durante su último año de carrera, sus compañeros la votaron «la que tenía más probabilidad de ganar un Oscar». Ya se daban cuenta de que la interpretación era algo que vivía y respiraba.

«Me dio una identidad cuando mi identidad se estaba formando y reformando», dice. «Ser conocida como actriz me hacía sentir bien incluso cuando no trabajaba, incluso antes de obtener mi tarjeta SAG, cuando la gente me preguntaba a qué me dedicaba, decía: ‘Sí, ahora trabajo en Staples, pero soy actriz’”.

A los 20 años, muchos amigos actores de Gladstone se mudaron a Nueva York o Los Ángeles, pero ella era reacia a seguir su ejemplo. «Sabía que si me iba a Los Ángeles y me presentaba a una audición tras otra, me resultaría muy difícil», dice. «Y sabía con qué facilidad mi amor por el ballet había sido derribado por estos casilleros en las que no podía encajar, así que me dije: ‘Voy a proteger un poco esto'».

Los casilleros de Hollywood pueden ser perniciosos, y Gladstone sigue desconfiando de ellos. «Me conozco a mí misma y sé que soy difícil de encasillar», dice. «Soy una especie de ‘medio’ en muchos aspectos». Gladstone se apresuró a añadir que no se refería a «medio» como meh, despectivamente, como lo usa la generación Z. En lugar de eso, se refería a la palabra literalmente. Ella es intermedia, difícil de situar, ni esto ni aquello. En parte se debe a que es mestiza: su padre es pies negros y nez perce, y su madre es blanca. Pero también hay otra parte.

«Supongo que es una especie de género medio», dice Gladstone, que utiliza los pronombres «ella» y «ellos». «Siempre he sabido que me siento cómoda reivindicando ser mujer, pero nunca sentí tanto como cuando estoy en un grupo de todas mujeres que tampoco lo soy del todo».

Recordó un momento muy sentido en el evento Women in Hollywood de Elle cuando Jodie Foster le dijo a la actriz no binaria de The Last of Us, Bella Ramsey, que la sala estaba llena de hermanas que la apoyaban. «Eso es maravilloso y es cierto», dijo Gladstone, pero después se acercó a Ramsey para «presentarme y hacerles saber: ‘Vos también tenés hermanos aquí'».

En lugar de trasladarse a Hollywood, donde podrían haberla empujado a seguir un camino más estrecho, Gladstone pasó sus años de posgrado en Montana, haciendo teatro y alquilando sótanos con artistas de ideas afines sólo para hacer algo. Trabajar en películas independientes y producciones centradas en los nativos le permitió acceder al Sindicato de Actores sin tener que trasladar su residencia, y un papel decisivo en la película indie de Kelly Reichardt de 2016 Certain Women elevó considerablemente su perfil. Aun así, la película con mega presupuesto Los asesinos de la luna representa un salto cualitativo comparativo: aunque Gladstone no estaba segura de venir a Hollywood, al final Hollywood vino a ella.

Pasar de ser semidesconocida a ser percibida a gran escala es algo embriagador, como Gladstone comprobó durante el gigantesco estreno de la película en el Festival de Cannes en mayo, cuando las fotos de ella caminando por la alfombra roja con DiCaprio dieron la vuelta al mundo. Pero el propio estreno de la película en octubre supuso un respiro inesperado, ya que la huelga de actores de la época impidió a Gladstone promocionarla.

Ya cuando de joven actuaba en su pueblo, decían que iba a llegar al Oscar. Está muy, muy cerca. Foto AFP Ya cuando de joven actuaba en su pueblo, decían que iba a llegar al Oscar. Está muy, muy cerca. Foto AFP

Un resquicio de esperanza fue el número de osage que intervinieron en el estreno de la película, disfrutando del tipo de momentos de alfombra roja que normalmente habrían correspondido a los llamativos actores de la película. Verlos hablar y debatir sobre el filme le recordó a Gladstone que fue educada para escuchar a sus mayores, y el silencio impuesto por la huelga le brindó la oportunidad perfecta para ordenar sus pensamientos y reflexionar.

«Hay un nivel de ego en el hecho de ser una persona pública que habla en nombre de otras personas, y también hay un nivel de ego en el hecho de ser actor», dijo. «Así que creo que fue un verdadero regalo poder sentarme allí y tener otro recordatorio de que esto es mucho más grande que yo».

Pasó el día del estreno de la película en un piquete en Times Square, marchando de un lado a otro bajo la lluvia cerca de la sede neoyorquina de Paramount Pictures, el estudio que distribuyó Los asesinos de la luna con Apple. «Fue un poco de mi naturaleza contraria elegir Paramount ese día», admitió Gladstone con una sonrisa. Más tarde, mientras cenaba en un restaurante italiano de la ciudad, una pareja sentada a su lado le preguntó si era Lily Gladstone de Killers of the Flower Moon. Fue la primera vez que se sintió autorizada a reconocerlo.

«Les dije: ‘Sí, soy yo. Hoy soy Lily Gladstone'». Meses después, al contar la historia, seguía radiante.

Con Robert de Niro y Martin Scorsese, en la presentació a la prensa de "Los asesinos de la luna", en Cannes. Foto AFP Con Robert de Niro y Martin Scorsese, en la presentació a la prensa de «Los asesinos de la luna», en Cannes. Foto AFP

Si es nominada al Oscar a la mejor actriz el 23 de enero, será la primera nativa americana en esa categoría. Si gana, será la primera actriz nativa en conseguir un Oscar a la mejor interpretación.

Sin embargo, una cosa es que Hollywood celebre a los actores subrepresentados y otra muy distinta es que les proporcione lo que necesitan. Los miembros de la Academia votaron a ganadores recientes como Troy Kotsur (CODA) y Ke Huy Quan (Todo en todas partes al mismo tiempo) en parte por sus relatos personales inspiradores, pero es difícil encontrar proyectos de seguimiento a la altura de sus películas ganadoras. DiCaprio espera que el año de Gladstone cambie por fin las cosas. «Creo que se da cuenta de que es un momento histórico», afirma. «Sé que tiene una cantidad de otras historias que quiere contar, y quiero que se le den esas oportunidades».

A aprovechar

Sea lo que sea lo que depare esta temporada, Gladstone está dispuesta a aprovecharla al máximo. En una gala reciente del Museo de la Academia, la oscarizada actriz Jennifer Connelly pidió conocer a Gladstone y se preguntó si las exigencias de la campaña ya la habían agotado. Gladstone se sorprendió al responder que, por el momento, lo estaba haciendo bien: «Tal vez diga algo de mí el hecho de que estoy disfrutando con todo esto».

El mundo también parece estar interesado en su éxito. Después de que Los asesinos de la luna recibiera una gran ovación en Cannes, un video de la conmovida reacción al aplauso de Gladstone obtuvo millones de visitas. ¿Por qué creés que ese video se hizo viral, con tantos comentarios emocionados que auguraban la gloria de los Oscar que ahora parece a tu alcance?

En la ficción, Lily es la esposa del personaje de DiCaprio.En la ficción, Lily es la esposa del personaje de DiCaprio.

«Creo que a la gente le gusta que la gente que surge de abajo tenga este momento en el escenario mundial, este sueño hecho realidad», dijo. «Eso es algo que deseo a todo el mundo en algún momento de su vida, sea de la forma que sea, y también a los nativos».

Gladstone confesó que había visto el clip de Cannes «unas mil veces» desde el estreno: «Es un momento de trascendencia que fue maravilloso captar».

Pero el momento no se limitó a su propio protagonismo: recordó cómo su coprotagonista nativo William Belleau lanzó un grito de guerra durante la ovación y cómo los aplausos a las mujeres que interpretaban a sus hermanas -Cara Jade Myers, JaNae Collins y Jillian Dion- hicieron que Gladstone soltara un trino. No fue sólo una celebración. Fue una liberación.

«Sea cual sea ese sistema opresivo que a veces se desarrolla con los gobiernos coloniales, ese momento de trascendencia para todos nosotros, esos son los momentos de curación», dijo Gladstone. «Esos son los que muestran a la gente muy claramente que seguimos aquí y que somos excelentes. Hemos sobrevivido y ahora estamos remontando vuelo”.

Traducción: Patricia Sar