Ya los 15 años, les sacaba los cómics a mi hermano, y buscaba personajes con cuerpos distintos, en los márgenes. Hay algo que ya estaba ahí. ¿Quién sabe de dónde viene?”, dice Lucía Puenzo, una experta en cuerpos distintos, que ha contado en relatos como XXY, El niño pez, y Wakolda. Una narradora argentina como pocas, que ahora vuelve con Los impactados, un relato protagonizado por Mariana di Girolamo, relato que acaba de estrenarse, y que cuenta cómo se altera la vida de una mujer tras ser impactada por un rayo y sobrevivir a la experiencia. La misma Puenzo dice: “Hay algo en torno a los monstruos, al monstruo extraño y bella en este caso en que se transforma ella, con una cicatriz, sin reconocer su cuerpo, que es algo a lo que vuelvo una y otra vez. Pero le pasa a mucha gente que se pasa toda la vida escribiendo la misma historia”.
La realizadora, que viene entre muchas producciones con su firma, viene de un largo como La caída, cuenta que en esta ocasión “fue un camino distinto, porque fue Lorena Ventimiglia, una amiga de mi familia de amigos, de esos con los que mostramos ideas en estadios embrionarios, frágiles, ella artista plástica. Ella empezó a hablar de esta idea y en un momento me propuso dirigirla. Ella es la directora de arte. Hay mucho cambio de sombreros en este grupo. Nos producimos, nos escribimos, nos acompañamos en diferentes estadios y cosas. Escribimos juntas un guión embrionario, una idea de ella, que rápidamente se convirtió en un proyecto de ambas”. Y sigue: “Nos topamos bastante rápido con esta mujer que tenía una menopausia precoz, y que de repente sus órganos, sus ovarios, comenzaron a ser de nuevo fértiles, que es una idea de la ciencia ficción pero que estaba basada en un hecho real. Detrás de eso, todo el tiempo en Los impactados aparecían ideas del orden de la ciencia ficción y que sin embargo estaban documentados en casos reales, del orden médico, como grupos de impactados que salían a cazar tormentas para entender cuál era el rayo que lo había impactados, y ahora estaba impreso en su cuerpo, porque la marca que llevan tiene la forma del rayo que los impactó (eso de por sí es también una idea de la ciencia ficción, pero es real). Era un universo muy inexplorado, y que tenía esa mezcla del médico científico que te muestra aquello en lo que no crees y también la idea de la reconfiguración sináptica, tan poética, que te elija a vos, que ese rayo mate neuronas y haga que vos comiences a hacer otro recorrido. Es una idea muy poética pero amparada por lo médico, que le saca toda la blandura”.
—¿Qué necesitabas de tu personaje, de tu protagonista, para contar ese universo?
—La historia era de una mujer, no era la historia de un grupo de impactados. Era la historia de que le pasaba a una mujer con ese impacto del rayo. Los impactados podría ser una película de Marvel, una de superhéroes, podría ser muchas películas. Había que elegir cual hacíamos, cual contábamos. A mí por esas arbitrariedades más que no tiene ninguna lógica, más que la peripecia y que la clave de género, me gustaba la partitura sonora visual de aberraciones visuales, sumergir en la locura de esta mujer al espectador. También era peligroso, porque si nos pasábamos de rosca en la isla de edición, también era insoportable verla. Siempre medimos hasta donde sí, hasta donde no. Los híbridos siempre tienen el riesgo de hasta dónde sí, hasta donde no. Los géneros son más fáciles, tienen reglas, hasta el espectador de género se siente cómodo en las reglas. El híbrido fractura todo, y en esa fractura de todo, ver esas películas es más incómodo. Yo tenía claro la extrañeza de Los impactados, no es que entré con ingenuidad, que su extrañeza, que su deformidad estaban ahí. Y sin embargo me divertía hacerla, toda esa experimentación de no saber bien, sobre todo como ahora estoy filmando una serie grande para Paramount, por momentos con todo lo bueno y malo que tienen las estructuras grandes, la rigidez de no poder hacer historias más deformes, menos catalogables, que no tengan un destino más asegurado de masividad, y tener el espacio de poder hacer estas pequeñas obritas un poco inclasificable, al menos a mí me hace bien. Me da un respiro de lo que es lo esperable, lo que tiene más.
—“Los impactados” es reunirte con tu grupo de amigos, volver a filmar de otra forma. ¿Cómo fue ese trabajo?
—Mira, salimos, creo que el viernes entregué La caída, y la película fue un respiro en Buenos Aires. El mismo equipo con el que yo estudio cine en el Enerc, todos los mismos. Nos hemos topado en otras cosas más grandes, pero nos juntamos ahora cinco semanas a hacer esto.
—¿Cómo te sentís como narradora en este momento y hay un hilo común a tus trabajos?
—Ahora mismo estoy en esta serie que escribí con Leo D’Agostino y César Sodero. Nos mandamos en una distopía del espectro emocional de la inteligencia artificial, en androides antropomórficos y lo estamos filmando en el sur de México gracias a Paramount. Pero lo verdad es lo mismo que Los impactados, que Wakolda, que muchas de mis películas: es la historia de una familia en medio de la nada con una historia médica que atraviesa algo entre siniestro e inesperado, al menos desde un punto de vista, tocando una cuerda del thriller pero con un drama intimista. No lo veo distinto a lo que hago, salvo que tengo un equipo más grande. Y muchas de las cabezas de equipo son argentinos que siempre han trabajado conmigo. Estoy dirigiendo con mi hermano, estamos editando acá en nuestra productora. Hubo buena incidencia de Paramount, hubo mucha libertad. Nosotros en el rodaje no estamos solos, pero estamos tranquilos con nuestros monitores. Yo lo siento un largo mío. Pero tenes que aprender que quizás en el corte final tenes que discutir cosas con otra gente, que en los guiones finales hay que discutir ideas con otros. En la medida que se amplía, hay otras voces que opinan, pero con mucho respeto. Es posible. Es una maratón más larga.
—¿Cómo es estrenar en este momento del cine en Argentina?
—La película por suerte se estrenó en México, se verá en Brasil, ha tenido suerte. Pero la hicimos muy independiente, con productores amigos que pusieron un poco acá, y nosotros como financistas. En este diseño que estamos con los directores de mi generación, que estamos siempre en contacto y diálogo, nos preguntamos cómo vamos a hacer ahora nuestras películas. ¿Cuál es el camino? Yo lo viví con La caída, que cuando empecé a montar, tenía el estreno dos meses después. En el medio nos dejaron intentar algún festival, y los cines no te aceptan una semana de estreno. La caída se estrenó en cine 7 meses después de estar en la plataforma. Es muy raro eso. La apuesta de Los impactados la vemos con tranquilidad, porque ya la compró una plataforma. No nos da la cintura para volver a ese riesgo, de filmar a ver si vendes. Si no existe esa ecuación, es complicado. El Incaa acéfalo, desfinanciado, totalmente detenido. Los pocos rodajes que ocurren hoy son financiados 100% por las plataformas. La plataforma diciendo que en Argentina no, por todo lo que está ocurriendo, y ni hablar de un gobierno que demoniza la cultura y el arte, que naturaliza la violencia institucional, que le funciona tomar de enemigos a los que hacemos lo que hacemos (mientras están dañando al país con cosas igual de graves que quedarnos sin cultura). Lo que está ocurriendo tiene un peligro que no se ha visto desde hace mucho, tiene ese grado de gravedad y esto recién empieza, son los primeros meses de un tiempo muy oscuro.