“La camisa no era de mi talle, por eso la descambié”. “Planchamos todas las toballas”. “Me hizo recordar la madalena de Proust”. “No digas palabros”. Nada hay de equivocado en estas frases aunque lo parezca a primera vista. Sucede que el verbo descambiar, así como los sustantivos toballa, madalena y palabro son perfectamente correctos y figuran en el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española.
El uso del verbo descambiar con el sentido de devolver una compra es adecuado, según señala la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la RAE. Con la llegada de las liquidaciones de verano, muchas personas acuden a los comercios a devolver productos que compraron o les regalaron. Para referirse a ello se emplea a menudo el verbo descambiar, rechazado por quienes opinan que en este caso habría que utilizar cambiar: Si quieres descambiar el producto que has comprado, tan solo tendrás que introducirlo de vuelta en la bolsa con esa hoja de devolución rellena, Lo único que no se puede descambiar son los electrodomésticos o ¿Cuál es el plazo para descambiar un artículo?.
Sin embargo, como indica el Diccionario panhispánico de dudas, este sentido de descambiar, equivalente a devolver una compra, no se considera incorrecto porque no se trata más que de deshacer un cambio previo realizado en el momento de la adquisición y es un uso muy extendido en la lengua coloquial en España.
En amplias áreas del español americano se utiliza también descambiar, pero con otro significado recogido tanto en el Diccionario de la lengua española como en el Diccionario de americanismos: convertir billetes o monedas grandes en dinero menudo equivalente o a la inversa.
Palabros de Jesús a Proust
Tanto la amante de Jesús de Nazaret como el pastelito evocador de Marcel Proust pueden haber perdido una letra g y aún seguir siendo correctos. María Madalena por María Magdalena o la madalena de Proust en lugar de su magdalena son formas aceptadas en el idioma castellano.
“Mujer penitente o arrepentida y bollo similar a un bizcocho pequeño”, son las definiciones que aporta el Diccionario panhispánico de dudas, aunque también señala esta salvedad: “En la pronunciación tiende a reducirse el grupo -gd- y se dice, a menudo, [madaléna], en el uso culto escrito aún se prefiere, claramente, la grafía magdalena; no obstante, se admite también la grafía simplificada madalena”.
También se admite la palabra palabro, valga la (casi) redundancia, que lógicamente por la declinación en o, pasa a ser un sustantivo masculino aunque refiera de manera coloquial a algo parecido al femenino palabra ya que desiga a un término “raro o mal dicho”.
@martidiez Tanto «madalena» como «magdalena» son válidas, pero en el uso culto se prefiere la segunda
— FundéuRAE (@Fundeu) June 18, 2011
Pero palabro no es raro ni está mal dicho. Es apenas un sinónimo poco frecuente aquí (aunque más frecuente en España) de palabrota. “Las palabras son esas convenciones que aceptamos y en las que, habitualmente, no pensamos; los palabros son las que nos chocan”, lo sintetizó hace tres años el escritor y cronista Martín Caparrós, de manera más pedagógica y bella.
Por último, aunque nos sequemos con una toalla o la usemos para tirarnos al sol en la playa, aún se puede referir a ese paño con el término toballa, que pese a estar en desuso, sigue siendo aceptada por la RAE y también hace referencia a la tela. De hecho, otras maneras de llamar al pano fueron tobaja, toaja y tohalla. “La forma antigua ⊗toballa, cruce de tobaja y toalla, está restringida hoy al habla popular y se considera vulgar, por lo que no debe usarse en el habla culta”, aclara la RAE.
Con información de EFE, Fundeu y el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española.