Si ya has leído mi reseña de ‘Civil War’ habrás comprobado que lo último de Alex Garland me ha entusiasmado, y los motivos no es que sean pocos. La road movie bélica del cineasta británico no sólo me ha parecido una de las cintas más trascendentes de lo que llevamos de siglo y, potencialmente, la mejor de este 2024 al que aún le queda bastante recorrido por delante; también es una joya formal, narrativa y técnica que merece ser disfrutado una y otra vez con detenimiento.

Puede que, entre todos sus logros, uno de los más sorprendentes sea el modo en que refleja el trabajo de los fotoperiodistas de guerra en general y el de los más veteranos en particular. Algo que hace a través del personaje de Cailee Spaeny, que va armada con una Nikon F-2 analógica, que vuelve a tiempos del fotoquímico y cuyas fotografías se plasman en pantalla en tiempo real, mientras los protagonistas se ven envueltos en el fragor de la batalla.

El fragor de la batalla

Una de las grandes dudas a nivel técnico y logístico que me dejó ‘Civil War’ fue el modo en que se capturaron estas imágenes. ¿Usaron material real disparado por Spaeny? ¿Extrajeron fotogramas del metraje grabado y los procesaron a posteriori? Durante una entrevista, cuyo interesante fragmento ha compartido Kevin McCarthy, Garland ha desvelado el misterio, explicando que fue una combinación de ambas propiciadas por las limitaciones del equipo de la actriz.

«El personaje de Cailee dispara con película, lo que es en cierto modo una vuelta a un periodo más antiguo del periodismo. Lo que ocurrió es que la cámara que está usando y la velocidad de la película estaban sufriendo con las condiciones de iluminación que habíamos creado».

Una vez detectado el problema, la solución a este fue aún más creativa y casi humorística si tenemos en cuenta que la actriz mide 1,55m y el operador de cámara David J. Thompson es lo suficientemente corpulento como para poder llevar a cabo su trabajo sin complicaciones.

«Lo que hizo fue coger a Dave Thompson, que era el operador de cámara. Él estaba sujetando la cámara y ella le estaba sujetando a él, y a lo largo de la escena de combate, [Cailee] movió a este tío que es dos veces tu tamaño, tirando de él y diciéndole ‘Esta imagen, esta otra’. Cuando hicimos esto, ya habíamos grabado la escena de combate varias veces y sabía las fotos que iba a hacer. El tío se convirtió en su cámara. Luego cogimos fotogramas de lo que habían grabado, y se convirtieron en las imágenes que ves en la película. Fue algo muy interesante de ver».

Ahora sólo queda saber el proceso de edición por el que pasaron estos fotogramas, porque a nivel de color y textura consiguen generar a las mil maravillas la sensación de estar mirando imágenes capturadas con fotoquímico. Genial.

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