Luego de tres narraciones muy poderosas que miraban de frente a nuestros días con temáticas actuales (crisis habitacional, derechos de las disidencias, trata de blancas) y personajes urbanos (chicas trans, poetas performáticas, feministas revolucionarias), hablamos de los reconocidos textos La virgen cabeza (un debut extraordinario), Le viste la cara a Dios y Romance de la Negra Rubia (¿será una suerte de trilogía involuntaria?), la escritora y periodista Gabriela Cabezón Cámara (Buenos Aires, 1968) da un volantazo inesperado en su recorrido cronológico y hace un viaje en el tiempo hacia el pasado con sus últimos dos libros: Las aventuras de la China Iron y la reciente Las niñas del naranjel.
Son obras que se meten con el pasado desde una trinchera muy particular porque Cabezón Cámara las lleva a su propio terreno de expresividad: la China Iron se ocupa de refundar el Martín Fierro en clave femenina (la pieza silenciada que faltaba) y en su última novela retoma a la Monja Alférez, que nació en España como niña en 1592 y se sumó travestida como varón a la Conquista de América.
Ahora bien: ¿qué fue a buscar Cabezón Cámara en el pasado? Quizás algunas claves de comprensión lo que ocurre en este presente. Tal vez solo fue a buscar más diversión. En cualquier caso, los libros de Cabezón Cámara generan preguntas y encantamientos por la construcción de una prosa sensual y poética que le da un territorio único en la literatura actual.
En el ciclo de Diálogos de Escritores y Escritoras de Argentina, organizado por Verónica Abdala, en la Feria del Libro de Buenos Aires se va a abordar esta cuestión en la mesa, moderada por Patricia Kolesnicov, que lleva como título “El pasado habla del presente: la Historia inspira la ficción”.
Una de las invitadas es Gabriela Cabezón Cámara. Y dialogó con Clarín Cultura para anticipar qué vínculos hay entre el pasado y el presente mirados a través del filtro de la ficción. Y antes, también se hablará del tema en el espacio cultural Clarín desde las 19.
–¿La publicación de Las aventuras de la China Iron fue un viraje de tu obra hacia la Historia?
–No necesariamente.
–¿Qué te interesaba de ese pasado?
–Todo pasado es presente. En todo caso, una genealogía del presente. Eso me interesa.
–¿Sentís que Las niñas del naranjel profundizan lo trabajado en Las aventuras de la China Iron?
–No sé si Las niñas del naranjel profundiza a Las aventuras de la China Iron. En algunos sentidos, sí: el intento de representar la naturaleza en su potencia, en ser una red que nos contiene, tal vez. Algo también de la genealogía del presente. Sí, por ahí sí, pero con una búsqueda formal más compleja.
–Muchas veces la Historia invisibilizó a las mujeres. ¿Creés que la ficción puede ayudar a darles el lugar que se merecen?
–La ficción siempre puede ser otra historia.
–¿Ves a la China Iron y a tu última novela dentro del género «novela histórica»? ¿Cómo te llevás con ese género tanto como escritora y como lectora?
–No, no veo a estas dos novelas como «novela histórica»: no intentan representar con fidelidad otro momento histórico. No son documentales. Sí se fascinan con rasgos de otras épocas. Me llevo bien con todos los géneros como lectora. Como escritora no tanto.
–Pensando en nuestro país y su historia, ¿el pasado habla del presente?
–Sí, el pasado habla del presente. La colonia –el saqueo, el genocidio–, la consolidación del estado nación como una organización de latifundistas –extractivistas– genocidas cuando necesitan serlo. Y nuestras hermosas luchas siempre.
A las 19, Gabriela Cabezón Cámara será entrevistada por Verónica Boix en el espacio cultural Clarín sobre «Nacer otra vez: cuerpo, naturaleza y literatura». Más tarde, a las 20:30, autora cierra el ciclo Diálogo de Escritoras y Escritores de Argentina junto a Agustina Bazterrica, Fabian Martínez Siccardi, Clara Obligado, en la sala Domingo Faustino Sarmiento.