Un domingo reciente Lauren Groff se levantó de la cama a las 3 de la mañana, sobresaltada por una mezcla de ansiedad y adrenalina. Era el día de la inauguración de Lynx, su nueva librería en Gainesville, estado de Florida, y en la mente le daba vueltas todo lo que podía salir mal. De modo que se fue en el auto hasta el local, donde se sintió más tranquila ante la presencia de alrededor de 7.000 libros, una selección que ella había ayudado a curar.
«Disfruto de estar sola allí porque me rodean todos mis amigos», dijo refiriéndose a los libros Lauren Groff, novelista de gran éxito y tres veces finalista del Premio Nacional del Libro en EE.UU.
Pocas horas más tarde no estaba sola ya: a eso de las 10, unas 100 personas se habían agrupado afuera de la librería para verla cortar la cinta. Más de 3.000 personas se hicieron presentes a lo largo del día para degustar una serie de lecturas de autores, música folclórica, composición de poesía en vivo y, desde luego, para comprar libros.
Lauren y su esposo, Clay Kallman, venían barajando la idea de abrir una librería en Gainesville desde hacía más de una década, pero nunca les parecía que llegara el momento adecuado. La carrera de escritora de ella estaba despegando y tenían dos hijos chicos. Pero el año pasado, cuando la prohibición de libros aumentó en todo Florida, decidieron que en su ciudad tenía que haber una librería independiente donde los títulos que habían sido eliminados de las bibliotecas y las aulas estuvieran en exhibición destacada.
“Este negocio probablemente siguiera siendo una quimera si no se hubiera producido la prohibición de libros”, comentó Groff, que vive en Gainesville desde 2006. “También quiero esto para mí misma. No quiero vivir en un lugar donde reprimamos la libertad de expresión.”
Una vieja peluquería
El otoño pasado encontraron una construcción antigua, una vieja peluquería de 214 metros cuadrados sobre South Main Street en el centro de Gainesville. La transformaron en librería y espacio para eventos, con un acogedor rincón de lectura en la sección de libros para menores, una pequeña cafetería y grandes mesas de exposición rodantes que se pueden retirar y dejar así espacio para sillas.
Para el frente del edificio encargaron un mural de 20 metros de largo de un gato montés nativo de Florida, un lince (en inglés, lynx), sentado como una esfinge junto al lema de la empresa: «Mirá cómo devolvemos el mordiscón».
«Quisimos algo bastante feroz», destacó Lauren.
Los títulos prohibidos ocupan un lugar destacado en Lynx. En un sector cerca del frente del local se exhiben libros frecuentemente cuestionados en todo Estados Unidos, entre ellos El cuento de la criada, de Margaret Atwood, Beloved, de Toni Morrison, Tricks de Ellen Hopkins y No todos los chicos son azules, de George M. Johnson.
Groff también espera hacer de Lynx un lugar donde la gente se reúna para analizar los libros que están siendo atacados. Las próximas selecciones para su Club de Lectura de Libros Prohibidos incluyen Genero Queer: una autobiografía, de Maia Kobabe, y Flamer, de Mike Curato.
La misión de la librería resuena más allá de Florida. Desde que abrió, Lynx ha recibido donaciones de todo el país. Lauren Groff planea utilizar los fondos para distribuir ejemplares gratuitos de los títulos prohibidos a residentes su estado que de otro modo no tendrían acceso a ellos.
«En momentos en que en Florida necesitamos hablar contra la prohibición de libros y la restricción de la lectura, Lauren va a causar verdadero impacto», dijo Mitchell Kaplan, fundador de la cadena independiente Books & Books del sur del estado, que colaboró con consejos cuando Groff se preparaba para abrir el local.
Otras escritoras libreras
Lauren es la última escritora en probar suerte con la venta de libros, sumándose a Ann Patchett, Louise Erdrich, Judy Blume, Emma Straub, Jenny Lawson, Leah Johnson, Jeff Kinney y otros.
En enero concurrió al Winter Institute, una reunión anual de dueños de librerías independientes donde obtuvo consejos de libreros más experimentados como Straub y Patchett. Straub dijo que la instó a centrarse no sólo en las partes divertidas de llevar adelante una librería, como compartir con los clientes el entusiasmo sobre un libro, sino también en los elementos prácticos, como aprender a administrar el sistema de puntos de venta.
“Muchos de quienes escribimos no dedicamos mucho tiempo a pensar en esa parte. Pensamos en los libros y en la comunidad, en todo lo que compone el panorama general, pero no necesariamente pensamos en los aspectos prácticos, en el carácter minorista de la cuestión”, le hizo saber Straub. «Por cierto, te van a hacer falta un secador y un trapo de piso.”
Con su foco puesto en libros prohibidos y en literatura con eje en Florida, Lynx podría ayudar a hacer de Gainesville un destino más literario: un centro para lecturas de autores, reuniones de clubes de libros y talleres.
Alguna gente de las letras locales percibe a Lynx como una especie de oasis.
“El lugar no sólo es especialmente bienvenido sino también necesario”, opinó Amy Hempel, escritora de ficción radicada en Gainesville que dio una conferencia el día de la inauguración de la librería, al igual que el escritor de Florida David Leavitt y las autoras Rebecca Renner, Cynthia Barnett y Kristen Arnett.
Una dosis de esperanza
Lynx no sólo proporciona un lugar de reunión para amantes de los libros, continuó Hempel, sino que también da esperanzas a los residentes que se han sentido desanimados por las prohibiciones de libros que están produciéndose en todo el estado. Desde julio de 2021 hasta diciembre de 2023 se prohibieron más de 5.100 libros en las escuelas de Florida, la cifra más alta del país, según la organización PEN América.
“La señal que la librería envía a la comunidad, a todo el estado, al país, en un momento realmente acalorado y difícil, es muy positiva”, dijo esta autora.
Gainesville no constituye exactamente un desierto de libros. Es sede de la Universidad de Florida y tiene un local de la cadena Books-A-Million —BAM!— y otro nuevo de Barnes & Noble. Pero ha perdido muchas de sus librerías independientes. Una muy querida, Goerings, cerró en 2010, y otra independiente desde mucho tiempo atrás, Florida Bookstore, que inauguró el abuelo de Clay Kallman en 1933, cerró en 2016.
“Gainesville cuenta con un gran potencial para que haya en la ciudad una comunidad literaria, pero necesitábamos una librería”, afirmó Alyssa Eatherly, residente local que pasó por Lynx una tarde cercana con su amiga Katie Dreffer para recoger libros escogidos para el club de lecturas románticas del negocio.
«Es bueno tener algo que no sea una gran cadena», añadió Dreffer.
A medida que llegaba más gente, Lauren Groff saludaba con entusiasmo a los clientes y les preguntaba si necesitaban recomendaciones o ayuda para encontrar algún libro.
«¿Querés que te muestre dónde está la sección de menores?» le preguntó a una nena que entró con la madre. «¿Qué te gusta?»
La nena la siguió al área infantil y le pidió un libro de historia antigua.
A otra compradora que escaneaba con la mirada las mesas de exhibición Groff le preguntó si podía hallar lo que estaba buscando.
“Si encuentra vacíos que debemos cubrir, hágamelo saber. Estoy en eso”, le contó.
Por supuesto, un gran atractivo de Lynx para el público lector y cliente, es la propia Groff, escritora aclamada. Se han editado dos recopilaciones de cuentos suyos y cinco novelas, entre ellas The Vaster Wilds (aproximadamente, La selva más vasta) acerca de una niña que huye al bosque desde un asentamiento colonial en el siglo XVII, y Matrix (Matriz), de 2021, sobre monjas en la Inglaterra medieval.
Selección cuidada
Una parte del atractivo de las librerías independientes es la cuidadosa selección que llevan a cabo de su material y la capacidad de quienes las atienden para recomendar títulos según los intereses y el estado de ánimo de cada cliente. ¿Quién mejor para ayudarte a elegir tu próximo libro que una novelista de bestsellers que además es lectora voraz y de gustos muy diversos?
Junto a la entrada, en un estante lleno de libros recomendos, Groff colocó algunas de sus novelas favoritas con notas escritas a mano acerca de ellas, describiendo El tránsito de Venus de Shirley Hazzard como “una obra de genio puro” y calificando a Autobiografía de Rojo de Anne Carson de “auténticamente loca y brillante”. (El marido de Groff, Kallman, sólo tiene un título recomendado en el estante: The Vaster Wilds, con una nota que dice: “Mata”.)
Groff admitió que abrir la librería y satisfacer las exigencias de su carrera de escritora ha sido agotador. Pero no le preocupa especialmente que vender los libros de otra gente le impida escribir los suyos propios. A menudo se levanta a las cinco de la mañana para escribir y está trabajando en tres libros.
“Normalmente dispongo de entre cuatro y cinco horas para escribir, si es que no abro una librería”, bromeó.
Tiene planeado dedicarse intensamente a las distintas operaciones del negocio, que serán supervisadas por tres personas encargadas de la venta de libros y dos gerentes.
“Quiero saber cómo hacer todo para poder intervenir si es necesario”, indicó.
En la gran inauguración del 28 de abril estaba transpirada y cansadísima, pero fortalecida por el entusiasmo de los cientos de visitantes a la librería. Se subió a un escenario al aire libre y leyó un cuento titulado “Ghosts and Empties” (Espectros y vacíos) de su compilación de 2018, Florida.
En el transcurso del día el negocio vendió 1.011 libros, entre ellos 56 ejemplares de los de Groff, que se agotaron. El inodoro se atascó varias veces y algunos clientes se dieron por vencidos porque la fila de la caja registradora era muy larga, pero por lo demás, el ambiente fue de celebración.
“Absolutamente nadie de quienes estuvimos sufrió un ataque de nervios”, ironizó Lauren.
© The New York Times / Traducción: Román García Azcárate