En el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) cruzan los dedos para que, en la pila de decretos por firmar, el presidente Javier Milei finalmente estampe su rúbrica al decreto de regulación de la ley 24.377/2019, llamada ley del cine, que fomenta la cinematografía nacional. La original –ley 17741– fue sancionada en 1994 durante la presidencia de Carlos Menem que creó el Incaa.

Movilización al Incaa. Foto Guillermo Rodriguez Adami.Movilización al Incaa. Foto Guillermo Rodriguez Adami.

Toda ley para ser operativa tiene que contar con una reglamentación que en la actual gestión se llama “regulación”. La regulación, según dijeron a Clarín Cultura, fuentes inobjetables está a la firma del presidente hace un tiempo y con ella se procura echar a andar un nuevo sistema de créditos y concursos.

Adiós a los subsidios sin devolución. En adelante, solo tendrán 100% de financiamiento estatal las películas ganadoras de concursos. Los demás optarán, con tasas bajas, a créditos que tendrán que devolver.

Para hobbyistas

De todos modos, dijeron los informantes, el andamiaje que la actual conducción del Incaa tuvo que desmantelar era “un plan de lujo para hobbyistas. Traducido: recibían por ejemplo “el equivalente a 35 mil dólares para filmar un documental, lo realizaban por 20 mil y se quedaban con 15 mil en el bolsillo”, afirmaron bajando la voz.

Si algún género potenció la gestión del exministro Tristán Bauer fue el documental, quizá por ser él mismo un realizador documentalista. Entre algunos de sus films estuvo El camino de Santiago, con guión de Florencia Kirchner, que no es sobre Compostela, sino sobre la muerte del artesano Santiago Maldonado en Chubut. Por cierto, financiado por el Incaa.

La nueva regulación de los fondos del Incaa contempla que el organismo solo podrá invertir en gastos de estructura (lo que incluye personal, edificios, etc.) el 20% de los fondos que recauda. Recordemos que el Incaa es autárquico en lo financiero. Es decir que lo que recauda no entra a Rentas Generales. Hoy, pesos más pesos menos, el Incaa gasta en estructura y personal un 40% luego del ajuste realizado en estos meses.

Tristán Bauer. Foto Juano Tesone.Tristán Bauer. Foto Juano Tesone.

En materia de personal, poco o mucho, el problema que se presenta es que un empleado en planta permanente no puede ser despedido como si tuviera un contrato temporario. “Hay que pasarlo a disponibilidad durante un año, en el que el individuo sigue cobrando su sueldo, y luego indemnizarlo para despedirlo”, comentan los voceros. No cierra, claro. Es más gasto.

Para que quede claro, el Fondo de Fomento Cinematográfico, cuya administración tiene el Incaa, y con el que se financia el cine argentino, se integra con el 10% del precio de los tickets de cine vendidos, el 10% sobre la venta o alquiler de todo tipo de video grabado exhibido tanto en forma pública como privada, el 25% de todos los gravámenes del ex Comfer (Comité Federal de Radiodifusión), más multas y sanciones pecuniarias que se apliquen a radiodifusores, a lo que debería sumarse el reembolso de los créditos que el Instituto otorga (no suele ocurrir), más los fondos que proceden de servicios a terceros (TV por cable), entre otros ingresos.

Cuatro ejes para los fondos

A partir de ahora, el Incaa procurará –según se ha propuesto la nueva conducción a cargo de Carlos Pirovano–, reordenar la concesión de fondos para la realización cinematográfica siguiendo cuatro ejes.

Por un lado, los concursos “orientados a la detección de talento, porque eso debe impulsar el Estado, la búsqueda de talento creativo para el cine”, dicen las fuentes. Luego viene el eje de los créditos en dos tandas: una de microcréditos de hasta 10 mil dólares que el beneficiario tendrá que devolver a tasa subsidiada (Banco Nación es el modelo). Habrá que ver que ver qué se puede filmar con ese monto.

Aparte, ya para rodajes más grandes, habrá sí créditos más importantes que se aplicarán a través de lo que se llama SGR (Sociedades Garantes Recíprocas). Por ejemplo, el Banco Nación tiene una que se llama Garantizar. No es un invento mielísta. Esa modalidad se instrumentó durante el gobierno de Carlos Menem y se habla de filmaciones con un volumen de costos por encima del millón de dólares.

A continuación aparecen las coproducciones. Las internacionales continuarán como hasta el presente, “con rendición de cuentas” y se incorpora “el modelo Canadá en materia de coproducciones para películas importantes. Estamos hablando de uno a tres millones de dólares de producción que se declaren de interés”, aclaran los informantes, sin especificar si el interés lo declara el propio Incaa.

Por supuesto que todo lo que sale del Estado, según la filosofía del actual gobierno, tiene que ser devuelto. “Si a la película le va bien con un interés, si le va mal devuelve el costo”, o sea lo que el Incaa le prestó.

Tanto número puede agobiar al lector, por eso mejor preguntar ¿cuánta gente va hoy al cine y paga una entrada para ver sobre todo cine argentino? Empecemos por lo global para llegar a lo local.

Espectadores

En 2014, dicen las fuentes consultadas por Clarín Cultura, hubo 45 millones de espectadores. En 2023, 44 millones. Aquí entra todo el cine que llegó a la Argentina, con la proa de las películas pochocleras. Se calcula casi una década en la estadística.

Pero en materia de cine argentino las cifras caen significativamente. En 2014, solo el 15% de aquellos 45 millones de espectadores vio películas argentinas. En 2023, fue solo el 7%, con un dato relevante: dos millones de asistentes al cine se repartió entre dos documentales: Elijo creer, el camino del campeón, dirigida por Gonzalo Arias y Martín Méndez, sobre la selección nacional de fútbol; y Muchachos, de Jesús Braceras, ¡oh, sorpresa! también sobre el triunfo de la selección argentina en el mundial de Qatar. Lo que el fútbol une en la Argentina no lo separe la política.

El embajador Roberto Bosch presentó en Madrid el estreno del documental "Muchachos, la película de la gente". Foto: Cézaro De LucaEl embajador Roberto Bosch presentó en Madrid el estreno del documental «Muchachos, la película de la gente». Foto: Cézaro De Luca

En 2023, siempre según los datos oficiales, la tercera película argentina más vista fue de terror (como si fuera poco el terror de la realidad). Cuando acecha la maldad, dirigida por Demián Rugna, recaudó 300 mil dólares por entradas vendidas. Pero había costado 600 mil dólares. Igual fue un récord histórico para el momento económico-social tan crítico.

“El Instituto de Cine le dio la espalda al espectador”, dicen las fuentes consultadas, “porque el Estado tiene que invertir en la detección de talento, ya que el cine es una industria creativa. Se han financiado documentales con 35 mil dólares que en promedio no vio nadie”.

Demián Rugna, trabajará en Hollywood con Guillermo del Toro en la remake de una película argentina.Demián Rugna, trabajará en Hollywood con Guillermo del Toro en la remake de una película argentina.

En su extraordinaria novela La despedida, donde Milan Kundera aborda la opresión del socialismo sobre el ciudadano común, hay un fragmento de diálogo que da miga a una reflexión profunda:

–Jefe ¿sería tan amable de dejarnos beber lo que queramos?

–Como desee caballero, dijo Bertlef; (…) Todo el mundo tiene derecho a su vino malo, a su tontería y a sus uñas sucias. (…) Prueben este vino. Tiene el dulce sabor del pasado. (…) Me gustaría unir, con la ayuda de un brindis, lo pasado con lo presente.