El cuidado extensivo del canon en orden de proporcionar satisfacción inmediata (y en ocasiones efímera) a los fans es una de las causas detrás de que las muertes ya no resulten impresionantes en una película de gran franquicia. Algo en algún rincón de nuestro cerebro nos alerta de que nos la están intentando colar otra vez, que nada está muerto del todo si les vale para hacer guiños muy descarados o como conveniencia en la trama.
Normalmente, claro, estas “resurrecciones” se emplean como elemento de sorpresa, un retorno que se guarda en sumo secreto para causar mayor impacto en el espectador cuando lo vea. Más raro es que se intente utilizar estos retornos como un evento, pero es algo con lo que sin duda jugaron con la popular ‘Star Trek III. En busca de Spock’.
Nada está realmente muerto
Tercera entrega de la franquicia cinematográfica que derivo de la popular serie original de ‘Star Trek’, liderada por William Shatner, DeForest Kelley y un Leonard Nimoy que aquí toma por primera vez las labores de director. Una estimable aventura espacial que cumple 40 años de su estreno y que hoy podemos ver en streaming a través de SkyShowtime.
Después de derrotar al villano Khan y sus planes de dominación en la anterior película, la nave intergalactiva Enterprise se encuentra con cierto pesar. La victoria ha salido cara, con la muerte de Spock y un atisbo de locura en el doctor McCoy. El padre del vulcaniano aparece con la explicación a los arrebatos de este último, poseedor de la esencia vital de Spock, cuyo cuerpo está regenerándose en otro planeta.
Así lanza una de las pocas aventuras de esta saga de ‘Star Trek’ con ambiciones continuistas. Un intento de ofrecer esa historia prolongada con la que estaba triunfando ‘Star Wars’, a pesar de que el fuerte de esta franquicia ha residido casi siempre en esas hazañas separadas en diferentes episodios, teniendo lugar en diferentes planetas, y con los personajes principales teniendo pequeños momentos de conexión.
‘Star Trek III. En busca de Spock’: una emocionante aventura
Es por ello que esta tercera película cuenta con un factor emocional diferente, casi especial, aunque la odisea espacial sea un punto menos redonda que las anteriores películas, o que incluso la divertidísima secuela que también dirigiría Nimoy a continuación. El actor y cineasta, eso sí, muestra un notable pulso en todos los aspectos excitantes de la franquicia de ciencia ficción.
Hay también aspectos logrados, como esa incorporación de Christopher Lloyd o esa capacidad de Shatner para protagonizar un ambicioso blockbuster de ciencia ficción incluso a su veterana edad (entonces resultaba un logro más destacable). Incluso aunque su ritmo entre puntualmente en cierta letargia, es una aventura marca de la casa que se disfruta y arroja luz a la poderosa amistad que une a estos personajes míticos.
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