Cuando Agustina Caride ganó el Premio Clarín Novela por Donde retumba el silencio, en 2021, tenía construida una obra sólida en la que las historias para lectores jóvenes tenían un lugar protagónico. Y por supuesto, no solo escribe sino que también lee literatura infantil y juvenil. Por eso, si tiene que pensar en una obra, elige Lindo día para volar, de Verónica Sukaczer (SM El barco de vapor).

Caride publicó su primera novela en 2007. Se titulaba Y sin embargo no llovió. Entre sus numerosos libros para niños y jóvenes, Cuentos con historia (2010) obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes; Panambí y otros cuentos con historia (2015) fue declarado de interés educacional por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y Los sueños también flotan (2021) ganó el II Concurso Internacional de Narrativa para Young Adults.

Además de escribir, el mundo del libro la recibió de otras maneras. Trabajó en editoriales, organizando eventos culturales y coordinó el proyecto LiterAr, para la difusión de la literatura argentina. También dicta talleres de escritura y lectura junto con Agustina Bazterrica, también ganadora del Premio Clarín Novela en su edición 2017.

¿Por qué ese título de Verónica Sukaczer cuando Clarín Cultura le pide que sugiera un libro actual para disfrutar durante las vacaciones de invierno? Caride lo explica: «Es un libro que recibí de las manos de ella, solemos hacernos intercambio de libros, yo le regalo y a su vez ella a mí. La literatura infantil que he leído siempre fue porque mis hijos tenían que leer para el colegio, de modo que sentarme a leer sin tener que comentarlo con un hijo, ya de por sí se sintió exótico«, explica.

Lindo día para volar está narrada por la voz de un loro gris africano, especie también conocida como yaco, que cuenta las peripecias que vive junto a su amigo Camacho (ave de la familia de los fringílidos que responde al nombre vulgar de camachuelo) en el pasaje del cautiverio a la vida en libertad.

Agustina Caride. Foto: Juano Tesone.Agustina Caride. Foto: Juano Tesone.

«La historia es genial –opina Caride–, es prácticamente un diálogo desopilante entre dos pájaros que más que aves son dos grandes personajes. El libro tiene esa inteligencia propia de Sukaczer, que sabe jugar desde lo infantil sasonando con sal y pimienta, dejando ese picor en la garganta, esa ironía que el adulto la pesca y al niño lo hace reír. Un libro que, por primera vez, fui yo a recomendarle a mis hijos«.

Dos novelas para no perderse

Por su parte, Clarín Cultura completa las recomendaciones de esta primera semana de las vacaciones de invierno con dos libros de Agustina Caride que no tienen edad porque se disfrutan desde los 10 a los 100 años (y más).

Para comenzar, Los sueños también flotan (Quipu) protagonizado por Eori, una alumna taorí brillante, que consigue una beca para estudiar en una importante universidad de su país. Allí se reencuentra con Livi, una vieja y querida amiga moorzi de la infancia; y ambas conocen a Soraya, Talawa y Nunda. Todas ellas se verán obligadas a crecer en medio de una guerra que escala rápidamente en peligro y violencia entre las dos etnias: los moorzis, la casta predominante que buscará imponer su supuesta supremacía, y los taoríes, quienes harán frente al avasallo de sus derechos y el peligro que amenaza sus vidas.

Y luego, La chica de papel (Tinta libre) que podría estar basada en una historia real aunque la verdad, en este caso, está en lo importante. Es verdad que Ichi trabajaba en una tienda; es verdad que su talle era 38, el más alto de la tienda, y que la encargada la llamaba “gorda”.

También es real que Ichi es una chica frágil, vulnerable en una sociedad exigente y frívola. «Quise contar la vulnerabilidad. Porque es verdad que caer, en algún momento caemos todos. Lo difícil es poner el límite y mucho más ponerse de pie. La chica de papel es la historia de una fragilidad, y una reconciliación. Es la historia de un amor invisible pero latente, poderoso, tan poderoso como la voluntad de Dios», lo presentó su autora.