La escritora y periodista cubano-argentina Claribel Terré Morell lleva más de tres décadas dedicada a crear un archivo de robos de arte registrados en todo Latinoamérica, ahora reúne una selección en Traidores del arte, un libro que recoge testimonios de artistas, ladrones, marchantes y otros personajes del mundillo.
«Desde hace más de 30 años tengo un archivo de crímenes de arte. Mi abuela acostumbraba a recortar todo lo que salía en la prensa y yo lo heredé», explica Terré, que está en España para participar en la I Jornada Internacional de Mercado del Arte.
La pasión de Terré Morell por los robos de arte tiene otras dos facetas: un podcast –con el mismo nombre del libro ahora publicado– y una columna semanal en el diario Clarín.
Traidores del arte acaba de ser publicado en Argentina por Óperaprima y pronto llegará a otros países. En el libro, la periodista pone la lupa sobre los robos de arte más importantes de la región y en ocasiones continúa las investigaciones sobre casos pasados.
«No todo está en internet y lo que está es copia y pega –explica– y eso distorsiona toda la historia».
Entre los casos más conocidos que se encuentran en el libro están el supuesto cerebro argentino detrás del famoso robo de la Mona Lisa a comienzos del siglo XX; el de una escultura de Rodin en Chile, o la espectacular sustracción de varias obras del Museo Nacional de Bellas Artes de Asunción (Paraguay).
Para este último, por ejemplo, los ladrones excavaron un túnel de 25 metros de largo que atravesada una avenida para llevarse obras de Tintoretto, Murillo, Courbet o Adolphe Piot. Algunas de aquellas obras se han recuperado, pero otras no.
El libro trata de llamar la atención sobre la necesidad de reforzar la legislación y la seguridad de las obras en la región. «El patrimonio –argumenta la autora– necesita ser buscado, y necesita ser recuperado. Tenemos que estar involucrados todos».
Expolio
No hay datos fiables sobre el arte expoliado en América Latina que ha acabado en casas de subastas de Estados Unidos y Europa. Antiguamente, era posible quedarse con lo que te encontrabas en el campo y ahora mismo existen grandes colecciones de arte colombino y precolombino de carácter privado que están «en un limbo», explica.
Terré Morell recoge en el libro una entrevista con Luis Emilio Onfray Fabresbó, un chileno que con veinte años robó una escultura de Rodin en Chile y la devolvió el día después. «No soy un ladrón, soy un artista», se defendió.
La escritora y periodista nacida en Cuba y nacionalizada argentina entrevista también a artistas, coleccionistas, marchantes, detectives, peritos, falsificadores y otros personajes de las bambalinas del mundo del arte. Además de periodista y escritora, Terré Morell, es jefa de Prensa de la Bienal Sur y conoce el sector al dedillo.
¿Por qué el público muestra tanto interés por este tipo de información? «Siempre, siempre ha existido interés sobre estos temas. El público siempre quiere sangre –se ríe–». En muchos casos se habla del ‘robo del siglo’ , un apelativo que se ha usado demasiadas veces, apunta.
Terré Morell ha incluido también en el libro historias más peculiares que ahondan en la relación de varios presidentes latinoamericanos con el arte, con casos como el cuadro que representa desnudos al expresidente de Uruguay José Mujica y su esposa.
O el único retrato para el que posó Fidel Castro, pintado por Guayasamín, o el museo que erigió en Bolivia Evo Morales, que pintaba en sus ratos libres, aunque era «un pintor malo», relata.
Traidores del arte reúne otras anécdotas como las extrañas adquisiciones de colecciones latinoamericanas en América Latina que incluye el supuesto pene de Napoleón, pelos del Che Guevara, o la colección de vellos púbicos del que fuera presidente de Venezuela Francisco de Miranda. Muchas de ellas «historias fascinantes, divertidas y ridículas», afirma.
Con información de EFE.