Que el desarrollo de Star Citizen es uno de los más eternos de la industria es bien sabido, pero las condiciones que impone Cloud Imperium Games están suponiendo palos en la rueda del desarrollo. Hace unos días conocíamos la noticia de que los empleados pasaban a estar obligados a trabajar durante toda la semana antes del evento CitizenCon, lo cual generó multitud de quejas.

Sin embargo, el caos en el seno de la desarrolladora es todavía mayor de lo que podríamos imaginar. Insider Gaming ha publicado un reportaje abordando diferentes cuestiones problemáticas para la empresa, la cual ha perdido financiación con el paso de los años. Esta dinámica ha desembocado en que más de 100 personas fuesen despedidas de las oficinas de Los Ángeles y Austin, pero con la exigencia de Cloud Imperium Games de que no se desvelase esta medida por parte de los empleados despedidos.

Junto a ello, hay que sumar el hecho de que los aumentos en los salarios se han congelado, y los gastos son vistos por los trabajadores como poco eficientes o absurdos. Los espacios en los que se trabaja están exageradamente decorados y se promueve la estética frente a la funcionalidad, tal y como han revelado más de una docena de empleados con los que ha podido contactar el medio. Los muebles personalizados o un bar futurista en el edificio de Manchester son ejemplos de esta práctica.

Con todo, el punto de conflicto más preocupante es el relacionado con Chris Roberts. El fundador y líder de CIG ha hecho de su obsesión por el perfeccionismo un obstáculo constante a la hora de seguir creando Star Citizen, tal y como reconocen de forma anónima antiguos empleados.

«He estado sentado en reuniones que se extendieron durante 30 minutos solo para poder discutir en detalle la colocación de objetos con los que es probable que los jugadores nunca interactúen. Simplemente no hay ningún enfoque real en terminar el juego».

«A veces, las características más básicas pueden ser revisadas por Roberts media docena de veces, para luego ser desechadas o cambiadas en la séptima revisión».

Roberts ha llegado a tardar días en decidirse a qué hacer en Star Citizen, lo cual ha desembocado en que «ha creado un lugar de trabajo poco saludable; no se puede rechazar nada. Están repitiendo errores que otras empresas cometieron hace 20 años, lo que contribuye a las deficiencias de sus ambiciosas funciones», ha señalado un extrabajador.

A su vez, el adiós de los más veteranos impide que los jóvenes puedan aprender de su experiencia y se ha llegado a contratar a personal por el puro hecho de que son grandes aficionados al proyecto. Por otro lado, el motor gráfico Star Engine también ha causado problemas para el avance y es descrito como una suerte de Frankenstein, ya que ha pasado por transformaciones diversas desde su base original como CryEngine.

En VidaExtra | Me prometieron guerra en Star Citizen y eso fue lo que encontré: naves increíbles, armas enormes y muerte en el cruel vacío del espacio

En VidaExtra | Mi regreso a Star Citizen es la prueba de que no todas las segundas partes son malas: esta vez me quedo y tengo muy claro cómo quiero empezar

En VidaExtra | Mi primer día en el universo de Star Citizen fue una montaña rusa de absurdos: problemas burocráticos, batallas épicas y clases de piloto