¿Qué hay detrás de la poesía? Cuerpos y formas de vida que intentan captar la eternidad en el cotidiano. Pero, claro, sin exagerar. La poesía es un trabajo arduo hecho de sencillez, silencio, destierro y astucia. También está cargado de invisibilidad, y convivencia con el vacío como lugar normal. Es una forma de existir donde convergen las tensiones y las paradojas porque las palabras, para que exista el poema y deje de ser solo un conjunto de letras convencionales, se encuentran en ese cruce entre las lecturas, la atención aguda a las propias experiencias y cierto estado de gracia necesario que todos desean, pero nadie sabe dónde se encuentra (ni cuál es su precio). Lo que nos lleva directamente a la figura, aura y carisma de la poeta Irene Gruss (1950-2018).
Su último poema lo escribió un tiempo antes de morir. Se llama “Recitativo” y dice así: “Escribe como ciego, / sin noción de imagen / paisaje de olores / sonido solo”. Hasta el fin, la fecha del poema es 28/09/2018 y ella muere inesperadamente el 25 de diciembre de ese año, Gruss pensó en la poesía y en cómo llevarla adelante. Lo que significa una sola cosa: toda una vida entregada y ofrecida a esa labor.
Este escrito inédito cierra su Poesía completa (Ediciones en Danza, 2021), un ladrillo póstumo extraordinario que muestra un recorrido implacable y, ahora lo sabemos, muy influyente para varias generaciones de poetas.
Y en este libro, el editor Eduardo Mileo, quien junto a la poeta y editora Gabriela Franco estuvieron a cargo de esta obra, recupera unas palabras de Gruss que se vinculan con este texto final y con su forma de encarar el trabajo de escritura: “Lo que se escribe no es lo que se vive, y también es lo que se vive. ¿Quién sos cuando escribís? ¿Qué es la ficción? Es, en definitiva, la mitad de la verdad. Toda mi vida peleé por el contraste, por algo que fuese dialéctico, ambiguo, y eso me parece que es la mitad de la verdad. Esa aceptación de que no se tiene todo”.
Si así era su manera de visualizar su proceso creativo, ¿cómo fue la vida de esta mujer que lo entregó todo (o casi) a la poesía? La mujer que escribió esto: “Yo estuve lavando ropa / mientras mucha gente / desapareció / no porque sí / se escondió / sufrió / hubo golpes / y / ahora no están / no porque sí / y mientras pasaban / sirenas y disparos, ruido seco / yo estuve lavando ropa / acunando, / cantaba, / y las persianas a oscuras”.
¿Hay una existencia detrás de alguien que puede escribir así? Esa pregunta se responde con un libro que acaba de aparecer en la mesa de novedades: El corazón del asunto, biografía de Irene Gruss (Gog & Magog) de Daniela Pasik.
La periodista, poeta y docente Pasik encaró el trabajo desde la investigación de varios frentes y perspectivas de Gruss: la mujer, la artista, la madre, la esposa, la tallerista, la amiga, la referente, la confrontativa. ¿No es toda existencia un cúmulo de miradas de los demás? Es posible. A esto se le suma la relación (primero de compañeras de trabajo, después alumna, luego de amistad) de Pasik con Gruss.
Es en ese flujo de información e intimidad, revelaciones y cercanías, diálogos y pensamientos, donde el libro va desplegando su indagación y su manera afectuosa de acercarse a la vida y obra de Gruss. ¿Hasta dónde es posible conocer la vida real de una poeta que se empecinó en torcer siempre la anécdota para volverlo material literario?
En diálogo con Clarín Cultura, la biógrafa cuenta su proceso en este trabajo necesario sobre una de las grandes poetas argentinas de las últimas décadas.
–En los agradecimientos comentás que este encargo de la editora te llevó a un libro-aventura. ¿Por qué llamás así al libro?
–Porque hacer este libro, fue difícil y a la vez feliz. La biografía es un género exigente. Requiere, en la etapa de investigación, mucha precisión y también suerte. Para la escritura, lo mismo. Es obligatorio hacer un recorte, pero a la vez buscando la objetividad. Busqué entonces un vaivén entre lo biográfico y su poesía, un ida y vuelta que transite lo cercano y tome distancia. También, como mi intención es traficar poesía –toda, pero la de Irene en particular– a quienes no suelen leer poesía, busqué que el libro tuviera misterio, un hilo narrativo con pulso de novela. Jorge Aulicino dice que es un retrato biográfico, y estoy de acuerdo. Lo feliz de la aventura fue que me regaló la posibilidad de estar un rato más con Irene, no sólo leyéndola, si no en su mundo, con su gente querida, y fue también un modo de volver a conversar con ella, releer sus recomendaciones, recordar su compañía.
–¿Cuándo llegás a la poesía de Irene Gruss y qué te atrajo de esa poética? ¿Cómo fue para vos el pasaje de lectora-alumna a biógrafa?
–Yo me crié entre Cemento y el Rojas, podría decirse en resumen bestial. Ahí, transité mucho el mundo del under. Batato leía-declamaba poesía, entre otras maravillas que hacía. En un momento leyó a Irene y a mí me dejó «ah, tomo nota». Como tomé nota de otras cosas. Yo entraba a la adolescencia, tomaba nota de todo. En la poesía de Irene me llamó lo desfachatado, el lenguaje coloquial. Me dio permiso, de alguna forma, a escribir. Y lo hice. Lo hago. Después más grande, leyéndola con otra intención, o atención, me desencajaba en el buen sentido todo lo que sentía en común con ella, desde los temas y las formas. Por eso me fue fácil y a la vez reverencial fabuloso, hacerme un poco amiga cuando la conocí en persona.
–¿Qué cosas te sorprendieron en el proceso del libro respecto de la vida o de la obra de Gruss?
–Entre los miles de sentimientos que me acompañaron durante el trabajo de armar este libro, la sorpresa no estuvo presente. Sí, tal vez, podría ser algo que busco generar en quien lea. Lo que espero que pase, en relación a eso es desmitificar, en el mejor sentido, todo prejuicio o preconcepto. Para el mundito poético más joven, que se vaya ese aura de «malvada» que se narra en modo mito. Y para el mundo por fuera de la poesía, que se desarme eso de «inaccesible». Irene y su poesía son generosas, divertidas, eruditas y a la vez accesibles.
–En el libro está el concepto de «torcer la anécdota». ¿Considerás que la poesía de Gruss tenía un fuerte sesgo biográfico?
–“Torcés la anécdota” es un poema de Irene que está en su libro de 2015 Entre la pena y la nada, editado por Del Dock. Hay que leerlo todo, pero en este fragmento creo que se puede ver la idea de adónde apunto con la respuesta a tu pregunta. Dice: “Ese árbol, allá, un lado de tu cabeza te pide/hacé un objeto estético,/decís después, más tarde, cuando la bruma pase/como la de la mañana temprano;/O cuando te vas y tus hijos preguntan, preocupados, ¿hablaste con alguien?; les/ mentís amablemente,/torcés la anécdota./Leés a una chica moderna, escribe con violencia, como si la molieran/a palos o tuviera un dolor de encías insoportable. ¿Para qué esto?” Lo interesante que hace –y que creo es una de sus marcas de estilo– es usar a su favor lo que sea –entre una situación puntual o un procedimiento– para indagar en lo poético (o lo literario). Algo muy lindo con respecto a eso es que hasta lo dice, literalmente, en el poema, Incluso, es precioso que el poema hasta tiene incorporada esa pregunta tan Gruss, la que hacía desde el Taller de Lellis, y nos hizo a sus alumnas y alumnos, a cualquier interlocutor, a ella misma, que era «¿Y esto a mí que me importa?». Bueno, justamente, eso apunta a ir al hueso de las cosas, a salirse de lo anecdótico. Así que no, su poesía no es biográfica, aunque despegue de algo a veces personal. Ni siquiera es biográfica su nouvelle, Una letra familiar, que, aunque cuenta su infancia, es también ficción.
–Por último, ¿qué imagen o palabras o anécdota te viene a la cabeza si pensás ahora mismo en Irene Gruss?
–Infinidad. Imposible elegir una sola palabra. Tal vez alguna con «ch», que es una letra tan graciosa como poderosa, como era ella. «Dicha», que fue por momentos una energía suya y es también el título de uno de sus libros. Y/o «desfachatez», que le queda pintada, en el sentido de des–sacralizar, tal vez por ese gesto suyo, contrera y a la vez constitutivo, de sacudirse todo engolamiento o formalidad y ser rigurosa en su trabajo, pero sin creérsela.
Daniela Pasik básico
- Nació en Buenos Aires, en 1974. Se recibió en TEA y comenzó a trabajar en periodismo gráfico a mediados de la década de 1990. Fue editora de la revista Haciendo Cine y de Diario Z, redactora en medios como Diario Perfil, Luz y El Guardián.
- Sus artículos se han publicado en las secciones de cultura de los diarios Clarín e Infobae, en Revista Ñ, Radar de Página/12 y el Suplemento Sí; en revistas como La Maga, Elle, Rumbos, Cielos Argentinos y Brando, entre muchas otras.
- Se desempeña como docente en ETER y coordina el taller de narrativa Las Herramientas.
- Es autora de varios libros. Las crónicas de investigación Porno Nuestro: Crónicas de sexo y cine (con Alejandra Cukar, Marea, 2014) y Hacerse: El viaje de una mujer en busca de la cirugía perfecta (Grijalbo, 2010); las ficciones Historia de una chica que se enamoró de un pez (micronovela, Funesiana, 2009) e Inicio (nouvelle, Editorial Universitaria Villa María, 2011); los poemarios Átomos (Ediciones Tiramisú, 2010) y alucinada (Modesto Rimba, 2017).
- Sus cuentos aparecen en distintas publicaciones especializadas, como La Balandra, y en antologías como Cuarenta grados a la sombra. Diez relatos calientes escritos por chicas (Emecé, 2013).
El corazón del asunto, biografía de Irene Gruss, de Daniela Pasik (Gog & Magog).