La aclamación de los premios, sean de instituciones como los Oscars o festivales como Cannes, invitan a un escrutinio mayor de las obras, a indagar esos aspectos elevados que les han llevado a ser reverenciadas. Esto puede conducir a quedarse descolocado cuando se topan con algo que deliberadamente se está tomando poco en serio a sí misma, siendo excelente en ello.

Los premios de televisión suelen esquivar estos problemas, ya que aunque haya series de calidad y otras autorales, no suele haber el pretendido prestigio y sí se intenta mantener cogido el pulso a lo que tiene atractivo popular. De ahí que tenga cada vez menos sentido la división entre dramas y comedias, cuando tienes ambas entrelazadas en algo como ‘Slow Horses’.

Más lentos que el malo, pero siempre eficientes

Este thriller de espionaje de Apple TV+ ha llegado a su cuarta temporada empezando a ser reconocida por los premios televisivos, siendo nominada en la categoría de drama de los Globos de Oro recientemente y previamente en la de los Emmy. Pero esta serie que protagonizan Gary Oldman y Jack Lowden tiene pretensiones menos serias, y sí mucha capacidad de entretenimiento infalible.

La acción tiene lugar en “La ciénaga”, un agujero administrativo del servicio de inteligencia británico donde se destinan a todos los agentes que han cometido fallos graves o son marginados, pero no pueden ser retirados. Allí acaba River Cartwright tras un notorio fracaso al intentar parar un simulacro de ataque terrorista, teniendo que pringar al lado de otros agentes que están dejando el tiempo pasar hasta llegar a la gloriosa jubilación. Aunque no por ello dejan de ser extremadamente capaces, y un buen recurso al que recurrir cuando hay que actuar con discreción.

Al igual que los agentes de “La ciénaga”, la propia ‘Slow Horses’ distrae a tus propias expectativas cuando entras a ella. La serie comienza de la manera más trepidante y explosiva para acabar rompiendo la tensión de las maneras más cómicas posibles. Oldman termina encapsulando todo el espíritu de la serie, mostrándose tirando y desagradable en su humor parco además de ocasionalmente escatológico, pero también lanzándose a una acción directa y tensa cuando es requerido.

‘Slow Horses’: eficiente y también escatológica

Slow Horses Gary Oldman

Es un fino equilibrio que acaba siendo muy británico, como su factura. El creador Will Smith (no ese Will Smith) encuentra un tono muy particular en el que sentirse cómodo y desde el que elaborar intrigantes y moralmente complejas aventuras de espionaje, adaptando en cada temporada un libro de las novelas originales de Mick Herron. Cada tanda de episodios (seis por norma general) presenta un caso nuevo al que enfrentarse y nuevos desafíos para los agentes.

Ser capaz de mantener el equilibrio entre la ligereza y el riesgo (es aconsejable no encariñarse demasiado de los personajes) tiene mucho mérito, pero ahí se valen tanto de los considerables recursos de Apple como de una eficiencia puramente británica. O no tan pura, porque son capaces de volver cada año (en ocasiones hasta con dos temporadas) y manteniéndose siempre un nivel que es más notable que excelente, pero nunca perdiendo la capacidad de entretener al público.

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