Una de las más gratas sorpresas que me he llevado este curso cinematográfico 2024 a punto de terminar ha llegado de la mano de Michael Sarnoski y de su inesperadamente notable ‘Un lugar tranquilo: Día 1’; un largometraje de terror con un componente emocional implacable que afianzó a la franquicia creada por John Krasinski como una de las más sólidas de la actualidad dentro de su sobreexplotado género.
Las tres piezas que componen el tríptico, además de por su cuidado tratamiento de personajes, por su gestión del suspense y, por supuesto, por su fantástico y determinante tratamiento del sonido —y del silencio—, han destacado por contar con unas criaturas antagonistas de lo más originales y aterradoras. Unos «Ángeles de la muerte» —nombre no oficial extraído de un recorte de periódico en el largo original— que, originalmente, iban a ser muy diferentes.
De todo menos tranquilidad
Pensar en los aliens de ‘Un lugar tranquilo’ nos lleva directamente a ver similitudes con el célebre Demogorgon de ‘Stranger Things’ o al bicharraco de ‘Cloverfield’, con sus extremidades alargadas y su cabeza multiarticular que les permite captar hasta el más ínfimo ruido. No obstante, esta apariencia iba a ser muy diferente, y el vistazo al diseño original que nos brindan los extras de la edición en DVD y Blu-ray de la cinta así lo confirma.
A pesar de que las imágenes son renders 3D sin finalizar de los monstruos, podemos ver claramente un aspecto mucho más humanoide, con una estructura corporal similar a la nuestra, con unos hombros mucho más anchos… y una cabeza coronada por dos cuernos que, francamente, no podría ser más genérica.
Por suerte para nosotros —y para la saga—, Krasinski se dio cuenta de que el diseño, que no iba a cerrarse hasta la fase de postproducción, no funcionaba en absoluto, viéndose sometido a un drástico lavado de cara prácticamente sobre la bocina.
“Había diseñado este personaje y esta criatura, y nos encantaba. Teníamos muchísimos detalles como dibujos, tableros y materiales para que los niños pudieran ver. Y luego, cuando estaba profundamente inmerso en la [postproducción], ocurrió uno de esos momentos en los que —esto suena súper nerd, pero ahora entiendo cuando la gente habla de los efectos visuales y de observar esto— simplemente podías ver que no iba a funcionar tan bien como lo haría con un diseño diferente”.
Scott Farrar, supervisor de efectos visuales, confirmó en una entrevista con Vanity Fair que las criaturas tenían un aspecto algo estúpido y que optaron por un rediseño íntegro porque «no eran lo suficientemente terroríficas». La premisa de Farrar para la nueva versión fue hacerlas lo más desagradables posibles, pero contaron con un problema que terminó siendo un gran salvavidas dramático y narrativo: sólo tenían unas pocas semanas para crearlas.
Esta falta de tiempo —Farrar estima que se necesitarían unas 30 semanas para crear e integrar un modelo convincente— impulsó al equipo a optar por el «sugerir es mejor que mostrar» que tan bien ha sentado a muchos clásicos del género a lo largo de su historia, y mostrar imágenes fugaces de los Ángeles de la muerte sin renunciar a algún que otro plano en el que podemos presenciar su amenazante naturaleza en todo su esplendor.
Y así es como un conjunto de accidentes felices, casualidades y revelaciones en el último minuto ayudaron a dar vida a una de las abominaciones más célebres y temibles del terror contemporáneo.
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