La metáfora del tejido inspira el proyecto de Frida Escobedo para la nueva y esperada ala de arte moderno y contemporáneo del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que se presentó días atrás.
Está presente en la celosía de piedra caliza que envuelve el exterior de la nueva ala, ubicada en la esquina sudoeste del museo, creando una superficie diáfana que cambiará a medida que el sol la atraviese durante el día. Está presente en la disposición de las ventanas, que ofrecen vistas de la ciudad y el parque. Y está presente en la forma en que la nueva ala se conectará con las galerías adyacentes, subrayando la conectividad entre diferentes regiones, disciplinas y civilizaciones.
“¿Cómo podemos empezar a entender el ritmo y la cadencia que tiene el museo?” preguntó Escobedo en una reciente entrevista conjunta con Max Hollein, director del museo, en su oficina del Met.
“El desafío era entretejer estas conexiones con el museo existente y las alas adyacentes y también establecer conexiones con el parque de una forma muy sutil”, continuó. El campus actual “es muy complejo: parece una ciudad medieval con plazas, pueblos y callejuelas donde uno puede perderse, lo que puede ser fascinante, pero también desorientar mucho”.
En un momento en que los museos de todo el mundo se están replanteando cómo presentar el arte a un público moderno, el diseño de Escobedo supone un importante paso en el proyecto del Met, que lleva mucho tiempo demorado. También representa una renovación; el diseño anterior del arquitecto David Chipperfield, que fue seleccionado para esa tarea en 2015, fue desechado después de que su costo se disparara hasta los 800 millones de dólares.
En mi opinión personal, el proyecto catapulta la carrera de Escobedo, arquitecta de 45 años de Ciudad de México que es la primera mujer que diseña un ala en los 154 años de historia del museo.
Mejorar la presentación del arte
Y el proyecto favorece significativamente el objetivo del Met de mejorar la presentación del arte moderno y contemporáneo, que desde hace mucho parece una ocurrencia de último momento en un rincón del museo -aislado y separado del resto del edificio de la Quinta Avenida- y no logra exhibir eficazmente los fondos del museo.
“Esto es una prioridad para el museo desde hace bastante tiempo: disponer de galerías adecuadas para la colección de arte moderno y contemporáneo del Met”, declaró Hollein. “El Met se comprometió con el arte de su tiempo desde el principio de su historia. Eso nos ha diferenciado del Louvre, el Museo Británico, el Prado y todos esos otros lugares. Sus colecciones no llegan hasta el momento actual”.
El proyecto, denominado Ala Oscar L. Tang y H.M. Agnes Hsu-Tang por la donación principal de 125 millones de dólares realizada por este matrimonio, aumentará el espacio de galerías en casi un 50%, con más de 6.500 metros cuadrados; abordará las cuestiones de accesibilidad, infraestructura y sostenibilidad; y brindará un hogar arquitectónicamente característico a la colección de arte de los siglos XX y XXI del Met.
La nueva ala de cinco pisos reemplazará a la actual ala Lila Acheson Wallace y se mantendrá dentro de su huella, lo que se ha logrado eliminando las zonas administrativas y trasladando las oficinas, los depósitos y la manipulación de obras de arte fuera del ala. Además, será más baja que el Great Hall, la majestuosa entrada principal de 1902 y el punto más alto del museo.
Se prevé que el proyecto costará unos 500 millones de dólares y se inaugurará en 2030. En mayo de 2024, el museo anunció que había alcanzado el hito de recaudar 550 millones de dólares en donaciones privadas para el ala (el Met recaudará otros 150 millones para una asignación destinada a sufragar los gastos de funcionamiento de la ampliación).
Escobedo dijo que, para dar la sensación de tejido al proyecto, se inspiró en su lugar de nacimiento, Ciudad de México, a la que describió como “una ciudad muy, muy estratificada”.
“Proviene de la estratificación en lo que hace a la materialidad, la estratificación cultural y también la idea de coexistir con un paisaje y traducir formas específicas o tipologías de arquitectura y hacerlas nuestras”, añadió. “Y también de la idea de un pasado que vive en el presente, algo que evoluciona y cambia constantemente”.
Concepto de tejido
En una entrevista, David Breslin, curador de arte moderno y contemporáneo del Met, que trabajó estrechamente con Escobedo, dijo que el concepto de tejido era “bello”.
Así como instituciones como el Museo de Arte Moderno y el Whitney se han alejado de la narración didáctica con sus nuevos edificios -abandonando las áreas delimitadas por disciplinas e incorporando voces más variadas-, el diseño de Escobedo promueve una sensación de descubrimiento personal. “La arquitectura de Frida nos pide con frecuencia que nos preguntemos dónde estamos”, dijo Breslin. “No sentimos que nos dirigen, nos invitan a avanzar o a cambiar de dirección. Hay mucha libertad en la forma en que ha diseñado el ala”.
Al mismo tiempo, el Met quería que las galerías quedaran definidas, por lo que Escobedo ha variado la altura y las dimensiones de los cielorrasos, lo que, según Hollein, crea el “drama del espacio desplegándose”.
Mientras que el ala existente, obra de Kevin Roche, parece dar la espalda al parque, el nuevo diseño prevé que la fachada tenga una mayor porosidad y, en algunos casos, transparencia, con nuevas ventanas o aberturas veladas con vista al parque y a nuevos jardines.
“Es más accesible”, dijo Escobedo. “Esa era parte de la intención: que la gente se sintiera invitada”.
Dado que el Met se asienta en terrenos municipales y su exterior ha sido declarado monumento histórico, el diseño de la nueva ala tendrá que someterse a un proceso de aprobación pública. Pero el museo ya ha allanado el camino con varias partes interesadas, algunas de las cuales se han mostrado recelosas ante los cambios en la estructura existente y su posible impacto en el parque circundante.
“Betsy Smith, presidenta y CEO de Central Park Conservancy, declaró a The New York Times: “Llevamos mucho tiempo apoyando los esfuerzos del Met por mejorar el ala de arte moderno y contemporáneo. El Met ha sido receptivo respecto de nuestras preocupaciones y apreciamos los cambios que han introducido en el transcurso del proceso de diseño de la nueva ala, entre ellos la atención a su tamaño y su impacto en el parque, que han dado lugar a un mejor diseño”.
Nuha E. Ansari, directora ejecutiva de Friends of the Upper East Side Historic Districts, dijo que los “argumentos del Met para justificar por qué necesitan la nueva ala son bastante convincentes dado que, al parecer, el Ala Wallace de Roche no puede remodelarse para adaptarse a las necesidades actuales del museo”. Agregó que las “ideas de Escobedo para mejorar la circulación entre las alas antiguas y la nueva parecen bien concebidas”.
Pasado arquitectónico
El proyecto de Escobedo, que se conecta con las galerías adyacentes del Met a través de ocho entradas, se inspira en el pasado arquitectónico del museo. Con una base compuesta por tres pisos, el cuarto piso con retiro y el quinto con un retiro aún mayor, la fachada hace un guiño al plan maestro de Roche Dinkeloo de 1971, visible en los siete edificios diseñados por Roche. El proyecto también incorpora elementos de la fachada beaux arts de la Quinta Avenida diseñada por Richard Morris Hunt y McKim, Mead and White.
Escobedo Studio, el principal estudio de arquitectura del proyecto, trabaja en colaboración con Beyer Blinder Belle Architects & Planners; Nelson Byrd Woltz Landscape Architects; y las empresas de ingeniería Kohler Ronan y Thornton Tomasetti.
El ala Tang se encuentra junto al ala Michael C. Rockefeller, recientemente remodelada, que expone obras de arte del África subsahariana, la América antigua y Oceanía, y al patio de esculturas europeas Petrie, que alberga esculturas italianas y francesas monumentales.
En el quinto piso habrá un café de 93 metros cuadrados y una zona ajardinada al aire libre. El Iris and B. Gerald Cantor Roof Garden se trasladará del quinto piso a la terraza del cuarto, donde pasará de tener 700 m2 a casi 900 m2.
Se prevé que la nueva ala ayudará al Met a atraer importantes donaciones de arte moderno y contemporáneo de coleccionistas que hasta ahora dudaban de donar obras a galerías consideradas inadecuadas.
Finalmente les dará un lugar de honor a las 90 pinturas, dibujos y esculturas cubistas donadas en 2013 por el filántropo y magnate de la cosmética Leonard A. Lauder. También supondrá el debut oficial de algunas de las 220 obras de Philip Guston, uno de los pintores estadounidenses más influyentes de la posguerra, donadas al Met en 2022 por su hija, Musa Mayer.
Pero Hollein dijo que las adquisiciones no son una razón importante para que el Met renueve el lugar de exposición del arte moderno y contemporáneo. “El objetivo principal de este edificio no es atraer colecciones”, dijo. El objetivo es “brindar el entorno adecuado para contar historias y exhibir las colecciones que ya tenemos y seguir ampliándolas”.
© The New York Times / Traducción: Elisa Carnelli