
OLGA es un canal de streaming, seguro. Pero es mucho más que eso: el medio que cambió para siempre el entretenimiento argentino. Lo que allí pasa, lo que se dice, lo que bromea es viral, es materia de chimento; es también un espacio que permitió que los famosos, sea quién sea, entiendan la entrevista de otra forma (como hacen los Late Night en Estados Unidos). OLGA tomó el signo de los tiempos y sabe surfear (o barrenarlo, dirán los contreras). Lo cierto es que en un mundo con una TV agonizante, OLGA es el mascarón de proa que sigue una herencia: medios que hacen lo que quieren y que al salirse de la agenda, encuentran un público y están tremendamente presentes en ella. No por nada el reciente anuncio de su nueva programación es un evento récord en visionados y demuestra la apuesta a un universo de conductores jóvenes, en un mundo donde un canal de streaming o uno de TV son iguales de cruciales.
La nueva programación marca una tendencia a la novedad, a equipos nuevos y clásicos: de lunes a viernes, distintos programas se transmiten en horarios específicos: Paraíso fiscal (6-8), con Fernando Dente, Luciana Geuna, Martín Reich y Tania Wed; Sería increíble (8-10), con Nati Jota, Damián Betular, Homero Pettinato y Eial Moldavsky; Soñé que volaba (10-12), con Migue Granados, Lucas Fridman, Evitta Luna, Benjamín Amadeo y Marti Benza; El fin del mundo (12-14), con Lizy Tagliani, Toto Kirzner y Cami Jara; Tapados de laburo (14-16), con Nachito Elizalde, Paula Chaves, Luli González, Evelyn Botto y Mortedor. Además, los lunes y miércoles de 16 a 18 se emite TDT con Marti Benza, Giani Odoguardi, Nico Ferrero y Cami Jara, y los jueves de 16 a 18, Mi primo es así con Martín Rechimuzzi, Toto Kirzner, Evelyn Botto y Noe Custodio. El martes de 18 a 20 se transmite Gol gana con Gastón Edul, el “Pollo” Álvarez, Pedro Alfonso, Coker y Ariel Senosiain.
El conocido Lucas Fridman, su productor artístico, sostiene a la hora de OLGA: “Creo que simplemente representa una expresión generacional. Lo veo como un recorrido de muchos, que más o menos algunos tenemos la misma edad. En general, en OLGA desembocan un montón de proyectos más personales de cada uno de nuestros integrantes, que no encontraron lugar en los medios tradicionales en algunos casos. Toda la génesis de Soñé que volaba, o lo que venimos haciendo con Migue desde Últimos cartuchos, en realidad, fue como un locura alternativa que fue encontrando lugar en una radio como Blue, que buscaba contenidos jóvenes, después en una radio como Vórterix y después en OLGA. Pero el recorrido si lo mirás, es un cuentito que empieza con pibes queriendo divertirse y hacer algo distinto a lo que hay en los medios tradicionales. De hecho, la salida de Últimos cartuchos de una radio como Blue fue muy traumática, fue un medio de esos tradicionales donde cambió el contenido editorial y apostaron a la música. Había entonces contenidos jóvenes y pujantes que no encontraban un lugar y desembocan en canales de streaming que apuestan a eso, o se forman en eso”. Y suma: “Imaginemos una línea en el tiempo que empieza con la Rock & Pop de los años 90, disruptiva, que pasó a ser Metro y que después pasó a ser Blue. Después todo eso decanta en el streaming. Esa es mi visión”. La misma Nati Jota, de Sería increíble, se suma: “Yo arranqué en Twitter, empecé a trabajar en TV y siento el cambio desde adentro. Participé en ambos mundos y me gustan. Tampoco creo que hoy la tele ya no esté. Creo que sigue, que van tomando una de la otra diferentes herramientas. Acá en OLGA, por ejemplo, está pasando mucho esto de subir el nivel de las cámaras, pensar en cómo se ven las cosas. Me parece que está buenísimo ir sacando lo mejor de lo que ya existía. La televisión tiene tiempos mucho más limitados, al menos eso aprendí en mi experiencia. A mí me dio la posibilidad de mostrarme realmente, de mostrar mi manera de pensar. Ahí hay algo de la radio en el streaming”. Y Martín Rechimuzzi concluye: “Creo que hay una cristalización de lo que viene pasando en materia de streaming, que se tiende más a los consumos digitales y, en ese sentido, me parece que el streaming recupera algo de la radio, algo de la tele, y de alguna manera lo traduce en el lenguaje digital. Pienso que si bien es algo muy novedoso, también recupera esas tradiciones”.
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LA NOVEDAD. Rechimuzzi define la programación del 2025: “Si te referís a los cambios del año pasado a ahora, siento que hay una profundización de ese modelo, y que lo que hay es mucha más atención puesta en lo que pasa en ese territorio y que, por supuesto, tiene algunas ventajas y algunas desventajas como modelo. Hay muchas diferencias con la realidad televisiva, básicamente por el rebote que tiene el chat. Uno va construyendo la palabra y va viendo cómo eso repercute, qué pasa en otros medios. En mi caso, eso lo vivo como una ventaja, me permite construir esto de modo que sea un diálogo. Por supuesto, hay que tener mucha más agudeza para no caer en los hateos o en algunas posiciones que no se condicen con lo que uno está haciendo”. Lo cierto es que esos cambios tienen que ver también con celebridades, más allá de quiénes van a conducir, que se animan en OLGA a lo que no hacen ni dicen en prensa. Fridman reflexiona al respecto: “Siento que hay un montón de cosas que están dadas, siempre, que ayudan a las siguientes generaciones a hacer, digamos. Es lo que te digo. Una de las cosas que fueron muy potentes de OLGA al principio fue la producción de eventos, por fuera de lo que son los programas. Eso es algo que muchas radios hacían. Yo me acuerdo de Rock & Pop haciendo festivales, transmitiendo conciertos y generando ese tipo de contenido. Que quizás en un momento se perdió, que nosotros lo recuperamos y avanzamos, contenidos que tienen que ver con lo cultural, quizás lo musical o de otra índole. Yo siento muchas cosas que hacemos como herederadas. Arriesgar un poco más, de producir con un poco más de vértigo. En un momento se quedó todo en formatos más establecidos, y ahí aparece el ‘Si hacemos esto, ¿y si sale bien’. Y la gente estaba ansiosa de esos contenidos, por suerte”.
HATERS VAN A ODIAR. El “hateo” es simplemente el odio en redes, genérico y particular, público y sin rostros. Y es algo que abunda en el universo, seguro, y en el universo del streaming particularmante. Bien marca Rechimuzzi: “En realidad, hay algo medio nuevo que es el carácter exponencial que tiene el hateo. No es diferente a otra época: te miraban en la TV y te puteaban. Ahora lo que pasa es que se visibiliza ese odio. Se vuelve súper volátil, pero también se esfuma. Los hateos no son todos los mismos. Yo no estoy a favor de la cultura de la cancelación como tal, porque siento que advierte muchas limitaciones a pensar que algo que nos genera rechazo tiene que ser cancelado o invisibilizado. Cuando se da una posición crítica del público, a veces tienen razón, aunque el lenguaje sea cruento. Es un faro sobre ‘Che, esto está sonando mal’ o ‘Esto está rebotando mal’”. Agrega Nati Jota: “Lo coloquial y lo personal: uno acá es uno. Es difícil separar tu voz del trabajo, porque esto es un trabajo, de tu voz, de tu querer ser cercano y ser uno más. A veces te pasás al otro lado y a mucha gente no le gusta. Está bueno reconocerlo. Se te define por algo, y una es muchas cosas. Pasa mucho con esto: es muy raro que la crítica pase por ‘Che, no me gustó esto que hiciste’. En general, es ‘sos esto’. Que no te guste es lógico, pero que se convierta en una definición de tu persona… Esa dinámica de las redes sucede mucho y es bastante injusta”.