“En lo humano, la generosidad y la disciplina. En lo profesional, la complejidad y la genialidad creativa”. Las virtudes del Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa según su amigo íntimo, el escritor Alonso Cueto Caballero, autor de la última biografía publicada sobre él. Palabras en el mundo (2025, Pengüin Random House) se constituye en una guía excepcional por la vida y la obra del escritor fallecido el domingo en Lima a los 89 años.

Alonso Cueto Caballero nació en Lima en 1954 y en 1970 conoció a Mario Vargas Llosa, de quien fue amigo. Foto: gentileza Alonso Cueto Caballero.Alonso Cueto Caballero nació en Lima en 1954 y en 1970 conoció a Mario Vargas Llosa, de quien fue amigo. Foto: gentileza Alonso Cueto Caballero.

Su autor, Alonso Cueto Caballero, Premio Herralde 2005 por La hora azul, ofrece allí un minucioso análisis literario, en el que desmenuza la constante transformación en las novelas del Premio Nobel peruano, así como “la teología del poder, la aventura subversiva, la travesía utópica, las búsquedas morales y existenciales, la influencia de la literatura francesa, el idealismo quijotesco y las técnicas narrativas que dan forma a sus mundos ficcionales”, según sus editores, a la vez que presenta la mirada personal de alguien que conoce a su objeto de estudio desde la más tierna infancia.

“Mi madre me cuenta que, cuando nosotros estábamos viviendo en París, a fines del año 1957, Vargas Llosa llegó a la casa a pasar las navidades. Yo tenía 3 años. Ella me cargó y me puso encima de la mesa. Yo siempre bromeo que fue entonces cuando decidí ser escritor”, confiesa Cueto en diálogo exclusivo con Clarín.

Alonso Cueto Caballero nació en Lima en 1954. Estudió Literatura en la Universidad Católica del Perú y obtuvo su título de doctor en la Universidad de Texas, en Austin, con una tesis sobre los relatos de Juan Carlos Onetti.

Primer premio

La morada del héroe, esa primera monumental novela que le valió a Mario Vargas Llosa el primer premio de su vida, el de la Biblioteca Breve en 1962 y que generó que, al año siguiente, se publicara con el título que hoy es célebre: La ciudad y los perros fue, quizás, el primer eslabón de crítica a su propia sociedad (que, de algún modo, puede entenderse como una autocrítica) de rangos militares y masculinidad malentendida. Luego, le seguirían muchos más y más acérrimos, quizás.

La obra, que gracias a su narrativa vanguardista, pasó a integrar rápidamente lo que se conoció como “boom latinoamericano”, esa tropilla de autores de la región –junto con Julio Cortázar, Roberto Bolaño, Gabriel García Márquez y varios otros–, que parecían decididos a transgredirlo todo en materia de literatura, fue el primer libro de Mario Vargas Llosa que llegó a manos de Alonso Cueto.

“Yo tenía 15 años y una cosa que me impresionó mucho de ese libro fue que hubiera grandes historias, grandes personajes, grandes frases, técnicas depuradas a propósito de escenarios que estaban muy cerca de mí, o sea que, yo para entonces, leía mucha literatura rusa y francesa y, con toda ingenuidad, pensaba que para que hubiera una gran historia, tenía que ocurrir en París o en San Petersburgo pero he aquí, pensé yo, que acá, en Miraflores, en Regla Punta, en El Callao –barrios limeños–, o en el centro de Lima, también hay grandes personajes, grandes situaciones y grandes historias”, evoca el escritor peruano aquel asombro ante su experiencia de lectura de La ciudad y los perros.

Y fue en esa época que Vargas Llosa y Cueto se reencontraron.

Años de conversación

“Lo conocí en una reunión, en un grupo de revistas y nunca dejamos de vernos”, asegura Cueto. “Esto ha sido en el año 1970. Así que, desde entonces hasta ahora, han sido 55 años de conversar, de recibir estímulos suyos, de viajar juntos, muchos sitios, en el Perú, en el mundo, de estar con Patricia, que es una persona a la que yo quiero y admiro mucho…”, se emociona y rememora una anécdota que pinta a su amigo de cuerpo entero.

“En una ocasión, le conté que Charles Dickens muere cuando está escribiendo su última novela, El misterio de Edwin Drood, y que tiene un derrame cerebral y, al día siguiente, fallece. Y el comentario que me hizo Mario en ese momento fue: ‘¡Qué maravilla de muerte, pasar de la ficción a la nada!’ ”, sonríe el escritor, no sin un dejo de nostalgia.

Alonso Cueto Caballero es miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua y profesor de la Universidad Católica del Perú, es autor de una extensa obra entre las cuales se encuentran La segunda amante del rey (2017), La viajera del viento (2016), La pasajera (2015), La hora azul (Premio Herralde 2005), El tigre blanco (Premio Viracocha, 1985) entre muchos otros.

Mario Vargas Llosa, peruano de nacimiento y ciudadano español y dominicano por adopción, cruza el ancho mar dejando un legado de inconmensurable valor literario pero, también, sociológico y político. Obras maestras como la ya citada La ciudad y los perros, La fiesta del chivo, Conversación en La Catedral, El pez en el agua, y tantas otras, entre más de 50 libros publicados, son un verdadero compendio de la peruanidad, con una honestidad crítica incuestionable, que refleja –como ningún otro escritor lo ha logrado–las luces pero sobre todo las sombras de la sociedad a la que él mismo perteneció, en su estado más puro.

Alonso Cueto Caballero nació en Lima en 1954 y en 1970 conoció a Mario Vargas Llosa, de quien fue amigo. Aquí ambos con Alfredo Bryce Echenique. Foto: gentileza Alonso Cueto Caballero.Alonso Cueto Caballero nació en Lima en 1954 y en 1970 conoció a Mario Vargas Llosa, de quien fue amigo. Aquí ambos con Alfredo Bryce Echenique. Foto: gentileza Alonso Cueto Caballero.

En lo humano, la generosidad y la disciplina. En lo profesional, la complejidad y la genialidad creativa”, valora Cueto sobre su amigo y enfatiza la importancia de su legado: “Vargas Llosa construyó un país en su lenguaje. Lo construyó lleno de conflictos, de diferencias, de tensiones, nos hizo apreciar la infinita diversidad del Perú y de la América Latina. Creó personajes que no olvidaremos: al Jaguar (La ciudad y los perros), al Consejero (La guerra del fin del mundo), a Urania (La fiesta del Chivo), a Jum (La casa verde), a tanta gente que está siempre con nosotros».

Y agrega: «Creo que construir una sociedad, construir unos personajes, crear un lenguaje adecuado, es un legado que no tienen muchos escritores contemporáneos. Creo que lo que más me llama la atención en Vargas Llosa es que hay pocos o, tal vez, ningún escritor en lengua española o acaso en ninguna lengua que tenga 5 o 6 obras maestras como las tuvo él”.