Su desempeño en taquilla es astronómico y muestra de que el público general no se cansa de ver dinosaurios en pantalla. Aun así, la discusión general con la saga Jurassic Park/World es que es un dislate continuo con una sucesión de secuelas muy por debajo del clásico original de Steven Spielberg, y por desgracia ‘Jurassic World: El renacer’ no cambia la tendencia.

Traer de vuelta a David Koepp a la franquicia y sumar a un buen artesano visual como Gareth Edwards sonaba a jugada para intentar hacer algo, al menos, entretenido y/o digno. Ponerles a rodar en menos de un año una versión poco rematada del guion ha sido la mejor manera de cargarse cualquier potencial que tuviera. Porque, siendo justos, hay puntos interesantes que se hacen a lo largo de la película.

Está la idea de que los dinosaurios han perdido ya el factor novedad, volviendo a hacer de los museos y la paleontología algo de nicho, pero está la línea más interesante que se apunta en el prólogo con los experimentos fallidos. Algo que se va recogiendo a través de variantes de carácter aún más monstruoso que se pueden ver con cierta intención metacinematográfica para denunciar todos los intentos fallidos que se han convertido en engendros.

La película no apuesta lo suficiente por ello para convertirlo en un discurso que de cierto poso a lo que, por otro lado, es ir alternando entre una trama de mercenarios intentando sacar material genético de dinosaurios (que al menos es entretenida) y otra de una familia en peligro (completamente prescindible además de irritante). Le faltó claramente una delimitación de ideas, así como una voluntad por arriesgar que bien podrían haber aprendido de una pequeña joya de culto como ‘Alien: Resurrección’.

A partir de aquí spoilers de ‘Alien: Resurrection’

Criticada con dureza en su momento, como cualquier secuela de ‘Alien’ que no firmase James Cameron, la cuarta película de la saga termina siendo un apreciable disparate con ideas locas a las que, al menos, logra comprometerse para intentar elaborar algo. Aquí también hay una asociación de cineastas con personalidad como Jean-Pierre Jeunet y Joss Whedon que, a pesar de tener prioridades diferentes, consiguen encontrar una línea que explorar para dar vidilla a la saga que les toca revitalizar.

Alien y Jurassic son dos franquicias que se caracterizan por desatar criaturas imponentes que pueden destrozar a un humano en segundos, pero también por trazar a los impulsos del capitalismo como el verdadero enemigo que conecta todas las películas. La primera logra tener más éxito en esta línea, ya que puede colocar todos estos designios codiciosos en una gran empresa, mientras que las secuelas jurásicos han ido apuntando en direcciones demasiado difusas para poder hacer una crítica tan clara como en la original.

Los fallos de rescatar lo muerto

Alien Resurreccion 1997 Sigourney Weaver

De ahí que ‘Alien: Resurrección’, con sus irregularidades propias del choque entre un estudio con expectativas comerciales y un cineasta francés desquiciado, consigue elaborar un interesante comentario meta a través de la revelación del regreso bastante inusual de Ripley, de las diferentes copias fallidas que se han hecho a través de su ADN y también del espantoso engendro mitad xenomorfo y mitad humano que se despliega en el clímax. Hay un apelotonamiento de riesgos que, fuesen apreciados entonces, después o nunca, parecen solo posibles en una década como en la que se sacó, algo a lo que no se atrevería una Hollywood contemporánea marcada por intentar complacer a fans y, sobre todo, reacciones de pases de prueba.

La capacidad referencial de Whedon y la habilidad para retozar en lo grotesco de Jeunet consigue funcionar (no sin ciertos roces) para señalar el carácter mutante que puede desarrollar la propia saga si sigue expandiéndose por mero interés lucrativo. Algo de lo que, sin duda, muchas de las películas de dinosaurios podrían aprender un par de lecciones.

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