Esta semana ha vuelto a los cines ‘Ponyo en el acantilado’, el cuento infantil de Hayao Miyazaki con el que se marcó su propia versión del mito de la Sirenita. Eso sí, tirando de sus propias obsesiones, con un importante mensaje ecologista para recordarnos que siempre hay que respetar la naturaleza, y ambientando la historia en un encantador pueblecito japonés.

Y si nos gusta ‘Ponyo‘, lo bueno es que podemos visitar su pueblo, porque existe de verdad y el propio Miyazaki vivió allí una temporada para reunir referencias.

Vayamos de excursión

Se trata del pueblo portuario de Tomonoura, localizado al sur de Fukuyama en la prefectura de Hiroshima. Aunque para llegar allí hay que estar mentalizados para saltar bastante entre transportes: primero hay que tomar el tren de alta velocidad (Shinaksen) hasta la ciudad de Fukuyama y tras otro viajecito en bus por fin llegamos al puerto de Tomonoura.

Tomnoura

Aquí es donde Hayao Miyazaki y su equipo de Studio Ghibli pasaron dos meses investigando la zona para poder retratarla correctamente en ‘Ponyo’. El director vivió durante un tiempo en una casita de estilo tradicional japonesa para poder entender cómo era vivir en el pueblo de Tomonoura con un día a día más rústico.

En Studio Ghibli se empaparon de cada detalle de Tomonoura, que quedó plasmado en la película desde el estilo de las casas tradicionales hasta las decenas de barcos en el puerto y, por supuesto, la naturaleza y las aguas que lo rodean. Una de las vistas más características es precisamente la del pueblo entero desde las montañas que los rodean, que se puede ver a menudo durante la película y es un retrato ideal (e idealizado) de Tomonoura.

Tomnoura Y Ponyo

Eso sí, no solo Tomonoura dejó huella en Miyazaki, el director también dejó la suya en el pueblo. La pequeña ciudad portuaria es un escenario ideal para los fans de Studio Ghibli, que pueden encontrar diferentes señales de la visita de Miyazaki.

El director dejó algunas ilustraciones y dibujos por varios lugares y recovecos para agradecer su hospitalidad a los residentes, pero también se involucró en la restauración de Onfunayado Iroha, un edificio histórico donde se negociaron las indemnizaciones después del primer gran incidente naval de Japón.

Además de ser la localización que inspiró ‘Ponyo’, Tomonoura también puede presumir de unas vistas espectaculares y una comida local riquísima. Además, en la oficina de turismo nos ayudan a encontrar varios de los lugares reales que se pueden ver en la película, como la casa de Sosuke o el faro, para montarnos nuestra propia ruta. Un pequeño paseo imprescindible para los fans de Studio Ghibli.

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