Siempre cayó bien Van Damme. Difícilmente puede ser indiferente un actor que admitió consumir diez gramos de cocaína al día durante el rodaje de ‘Street Fighter: La última batalla’ (1994), uno de sus títulos más emblemáticos. Otro de las características por las que es imposible resistirse a Van Damme es que está claro de que, en el fondo, es un actorazo.

Basta con echar un vistazo a sus habilidades cuándo se mete en aventuras deconstructivas y sesudas como ‘J.C.V.D.’ (2008) o series como ‘Jean Claude Van Johnson’ (2016); o da rienda suelta a su lado irónico bordando el villano de ‘Los mercenarios 2’ (2012), al secundario de la divertida ‘Bienvenidos a la jungla’ (2013) o al héroe cansado de ‘El último mercenario’ (2021).

Mucho más que músculos: Van Damme es pura diversión

Nacido en 1960 en Bruselas, de nombre Jean-Claude Camille François Van Varenberg, de madre contadora pública y de padre florista, de joven admiraba las películas de acción de Steve McQueen y de Bruce Lee. No todos están al tanto de su faceta de productor, director (‘The Quest’) y guionista (entre otras, ‘The Order’).

Experto en artes marciales, es cinturón negro de karate do-shotokan. Emigró a Hollywood en 1982 y tardó pocos años en llamar la atención en el cine de acción, modalidad artes marciales, luego aderezadas con tiros y explosiones por doquier. Sus primeros títulos son los mejores: violentos, dinámicos, desenfadados, directos y callejeros, donde establece una complicidad especial con el director norteamericano Sheldon Lettich, que también dirigiría películas protagonizadas por Dolph Lundgren y Mark Dacascos.

Llama también poderosamente la atención en la carrera de Van Damme su conexión con el cine de acción oriental, que comienza con ‘Doble impacto’ (1991). A lo largo de las siguientes décadas, el actor dará cancha a cineastas asiáticos que contribuirán a que sus películas, en los mejores casos, no sean meras sucesiones de combates sino también experiencias cinematográficas innovadoras y genuinas.

No es casualidad que algunos de sus mejores filmes vengan firmados por autores como John Woo, Tsui Hark o, en menor medida, Ringo Lam, que ya habían demostrado sus indudables habilidades, no solo para filmar acción sino también para una narrativa vertiginosa y disruptiva, en su país de origen.

Todo esto hace del conjunto de películas protagonizadas, y a veces guionizadas e incluso dirigidas por Jean-Claude Van Damme un universo muy interesante dentro del cine del más puro entretenimiento. Que me perdonen los fans de Steven Seagal, Michael Dudikoff y los ya mencionados Dolph Lundgren y Mark Dacascos: este combate ya tiene ocupado el pódium del número uno. A continuación, repasemos sus mejores películas.

26. Salvaje (Ringo Lam, 2003)

Salvaje

Las vacas flacas. Por mucho que Ringo Lam ponga su nombre con una fuente enorme en los títulos de crédito, no consigue recuperar el pulso de ‘Al límite del riesgo’, ni siquiera el de ‘Replicant’. La película es pura exploitation de consumo rápido y cierta crudeza, que empieza como ‘El justiciero de la ciudad’ (1974) para seguir un esquema similar al de ‘Encerrado’ (1989).

Entre sus numerosos incordios, una voz en off especialmente molesta y pomposa. La comparación con la fabulosa ‘Libertad para morir’ tampoco la deja en muy buen lugar. Solo para muy fanáticos del actor y/o de los melodramas carcelarios.

25. Soldado de fortuna (Peter MacDonald, 1998)

Soldado de Fortuna

La historia de un boxeador que se mete a legionario partía de una historia del propio Van Damme y de su inseparable Sheldon Lettich, desarrollado por el segundo y por Rebecca Morrison (¡sí, el universo de las hostias y las patadas de helicóptero también es inclusivo!). Clásica, incluso estilizada, aunque estropeada en su segunda mitad por un innecesario componente romántico, el chiste fácil sería situarla en un punto intermedio entre ‘Beau Geste’ (1939) y ‘Mi bello legionario’ (1977).

Pese a que a lo mejor resulte demasiado contenida para los fans de los mamporros, su primera mitad no está del todo mal. Y Van Damme enseña el trasero, que es por lo que mucha gente ve estas películas.

24. The Quest. En busca de la ciudad perdida (Jean-Claude Van Damme, 1996)

The Quest

Van Damme se lanza a dirigir partiendo de una historia propia, pero desarrollada en compañía de otros guionistas. Su estilo es elegante, incluso brioso en algún momento, en especial en su primera mitad. Se trata de una película de inspiración netamente clásica, deudora del cine de bucaneros y ciudades ocultas, a lo que no es ajeno la presencia de un pícaro Roger Moore.

Lástima que en su segunda mitad el vuelo y la energía de su arranque se enfríe, sirviendo un espectáculo de artes marciales, en este caso centrado en la modalidad muay thai, que repite el esquema tradicional de sus mejores películas, en una versión para todos los públicos y, como era de prever, más domesticada.

23. Muerte súbita (Peter Hyams, 1995)

Muerte Súbita

Segunda colaboración entre Van Damme y el siempre efectivo artesano Peter Hyams, esta vez a partir de un guion del polifacético Gene Quintano, responsable de algunos de los guiones de la saga ‘Loca academia de policía’. Se trata de un producto derivativo en la estela de ‘La jungla de cristal‘ (1988), con el belga enfrentándose a un grupo terrorista que quiere poner una bomba en un estadio durante un partido de hockey. Destaca el trabajo del villano, encarnado por Powers Boothe. Correcta pero algo desangelada, incluso demasiado familiar.

22. The Order (Sheldon Lettich, 2001)

The Order

Nuestro chico escribió con Les Weldon esta tentativa de cine de aventuras, muy al estilo de Indiana Jones y los seriales cinematográficos de los años treinta y cuarenta, que también nos trajeron a Dick Tracy o a Fu Manchú. Para ello, llamó a su colega Sheldon Lettich, que aceptó encantado las labores de dirección.

La cosa quedó en un batiburrillo entretenido y ligero situado en Israel, con humor, romance, tesoros escondidos y sociedades secretas, que quizá pecara de autocontención. Charlton Heston tenía una breve y prometedora aparición, para caer abatido de un balazo tras menos de diez minutos de metraje.

21. Al límite del riesgo (Ringo Lam, 1996)

Al Límite Del Riesgo

La del héroe contra el FBI y la mafia rusa. La de Van Damme haciendo pareja con Natasha Henstridge (‘Species’). Y el salto al mercado norteamericano de Ringo Lam, especialista en vehículos de acción para Jackie Chan y Chow Yun-Fat.

Precisamente por eso, el guion de Larry Ferguson es perfecto como encadenado de secuencias de persecuciones y peleas sin tregua, en carreteras, suburbanos y hasta saunas y charcuterías, espléndidamente filmadas por el especialista. Un espectáculo que cumple con las exigencias del aficionado y no da tregua al espectador convencional, pero que resulta asimismo algo impersonal y en exceso calculado.

20. Replicant (Ringo Lam, 2001)

Replicant

Segunda película del cachas con el eficaz Ringo Lam, un curioso artefacto con elementos de thriller de ciencia-ficción. Un proyecto secreto genera una réplica de un poderoso asesino en serie para poder capturarlo a partir de sus recuerdos. Está bien rodada, pero va de más a menos y tienes que poner de tu parte para conectar con sus excesos argumentales, en especial cuando la película se empeña en tomarse demasiado en serio su sarta de insensateces.

Si lo consigues, su caos entretiene, con buenas escenas de acción y algún desvío ciertamente incómodo, como el episodio de la réplica con la prostituta. Y luego está el gran Michael Rooker como compañero del Van Damme bueno, y el lujo de ver al héroe por una vez interpretando el papel de un desquiciado villano. Van Damme vuelve a recurrir al tema de los gemelos, como en ‘Al límite del riesgo’ y ‘Doble impacto’, aunque los códigos de la serie B, y los niveles permisibles de violencia, hayan cambiado sustancialmente desde la producción de esta última.

19. El último mercenario (David Charhon, 2021)

El último mercenario

El cine de Van Damme da el salto al formato y el algoritmo de las plataformas en pleno boom de la nostalgia, con todo lo que ello implica: una trama que es una excusa para una sucesión de secuencias de acción trepidante y paupérrimos niveles de violencia, un conflicto paternofilial, un malo que se cree Tony Montana y un humor decididamente payaso, por mucho que uno acabe por cogerle cierto cariño a Alban Ivanov.

La factura es impecable, eso sí, y nuestra estrella favorita está soberbia y parece pasárselo realmente bien. Pese a que uno se la merienda en dos bocados, no deja de ser una versión liofilizada de los grandes títulos de Van Damme. Para mitómanos, las inesperadas presencias de Válerie Kaprisky y Miou-Miou.

18. Van Damme’s Inferno (John G. Avildsen, 1999)

Van Damme's Inferno

Primera debilidad. Jean-Claude se despide del siglo que lo vio nacer con un encuentro inevitable: el que le debía a Avildsen, el director de ‘Rocky’ (1976). A partir de un guion con su carga autoparódica de Tom O’Rourke, la película es un remake libre de ‘Yojimbo’ (1961) de Akira Kurosawa con aires de spaguetti western, sexo canallita, violencia descarnada, mugre y humor bruto.

Y con papeles para Pat Morita, Jaime Pressly, Vicent Schiavelli, Gabrielle Fitzpatrick y un Danny Trejo que viene a reivindicar el legado indio y pagano. No precisamente distinguida pero, a su peculiar modo, irresistible.

17. Street Fighter. La última batalla (Steven E. de Souza, 1994)

Street Fighter

De Souza, guionista de maravillas como ‘La jungla de cristal’ (1988) o ‘Ricochet’ (1991), se tomó como una gran broma la adaptación del mítico videojuego de Capcom y un desorientado (por las drogas, entre otras cosas) Van Damme le siguió el juego sin saber muy bien en dónde se estaba metiendo.

Raul Julia, Kylie Minogue y numerosas pinceladas de humor genuinamente autoparódico y toques genuinamente trash la convierten en una obra maestra del kitsch que todavía hay quien se toma en serio… y aún así, la disfruta. Haría un estupendo programa doble con otra adaptación videojueguil igualmente petarda y cachonda: ‘Double Dragon’ de James Yurich, estrenada ese mismo año.

16. Retroceder nunca, rendirse jamás (Corey Yuen, 1986)

Retroceder nunca rendirse jamas

Dos años antes de triunfar con ‘Contacto sangriento’, Jean-Claude interpretó al mítico Iván El Ruso, uno de sus más recordados villanos. La película es básicamente una comedia juvenil con peleas de kárate, un secundario experto en break-dance y el espíritu de Bruce Lee volviendo de la muerte para ayudar al protagonista en una disparatada pelea final.

Muy divertida. Dio origen a dos secuelas: ‘Retroceder nunca, rendirse jamás 2’ (Corey Yuen, 1987), con Cynthia Rothrock, y ‘Retroceder nunca, rendirse jamás 3’ (Lucas Lowe, 1990), pero ambas ya sin Van Damme.

15. Blanco humano (John Woo, 1997)

Blanco humano

El salto a EE.UU. del prestigioso John Woo, autor de las alucinantes ‘The Killer’ (1989) y ‘Hardboiled’ (1992) también supuso el paso de Van Damme a producciones de mayor envergadura. El resultado, sobre el papel un convencional remake del clásico ‘El malvado Zaroff‘ (1932), no convenció en su momento ni a los fans del director ni a los incondicionales del actor (a pesar de que Van Damme).

Se salva la impecable factura y las impresionantes escenas de acción, en las que el hongkonés reconoció la influencia de Martin Scorsese y la comedia musical. Woo tendría que esperar a 1997 para conseguir su primera película importante dentro de esa nueva etapa en Hollywood. Con la magnífica ‘Cara a cara‘, sí.

14. Double Team (Tsui Hark, 1997)

Double Team

Primera colaboración de Van Damme con el gran Tsui Hark, responsable de la monumental ‘Érase una vez en China’ (1991). Hark es más divertido, más creativo y menos artesanal que Ringo Lam, y dirige las escenas de acción incluso con más eficacia. Parece pasárselo bomba con este irresistible caos que junta a nuestro actor con Mickey Rourke y Dennis Rodman en unos 93 minutos que son todo estilo, violencia y fanfarronería.

La taquilla en esta ocasión no estuvo a la altura de la propuesta, pero el belga y Hark volverían a colaborar en la más lograda, e igual de divertida, ‘En el ojo del huracán’ el año siguiente. Don Jakoby, uno de sus guionistas, también colaboró en los libretos de pequeños clásicos como ‘El trueno azul’ (1983) ‘Lifeforce: Fuerza vital’ (1985), “Invasores de marte’ (1986), ‘Aracnofobia” (1990), entrañables desmanes como ‘El justiciero de la noche’ (1985), y al menos una obra maestra: ‘Vampiros de John Carpenter’ (1998).

13. Bienvenido a la jungla (Rob Meltzer, 2013)

Bienvenido a la Jungla

Nuestro hombre realiza un descacharrante papel secundario que pone a prueba su sentido del humor y su capacidad de reírse de su propio icono en esta divertida sátira de las relaciones laborales en la línea de la versión norteamericana de ‘The Office’.

El resultado es ligero, ácido y punzante, con momentos francamente logrados. Su guionista había trabajado para Seth MacFarlane en la serie ‘Padre Made in USA’. En el reparto destaca la presencia de Kristen Schaal, vista en la serie ‘El último hombre en la tierra’, de Will Forte.

12. Timecop, policía en el tiempo (Peter Hyams, 1994)

Timecop

El mayor éxito del belga en Hollywood fue este pulp divertido, consecuente y desprejuiciado que lo introducía en el género de la ciencia ficción videoclubera y lo reunía con el interesante Peter Hyams, autor de pequeños clásicos del género como ‘Capricornio Uno’, ‘2010: odisea dos’ y, sobre todo, ‘Atmósfera cero’. En el reparto destacan los nombres de Mia Sara, Ron Silver o Bruce McGill. La crítica en su momento fue menos cenutria de lo acostumbrado y a día de hoy es uno de los títulos favoritos de sus fans.

11. Lionheart, el luchador (Sheldon Lettich, 1990)

Lionheart

La particular trilogía formada por ‘Contacto sangriento’, ‘Kickboxer’ y la que nos ocupa se cierra por la primera película dirigida por Lettich a partir de una historia desarrollada por él mismo y el propio Van Damme, una nueva excusa para mostrar una serie de peleas y enfrentamientos de artes marciales.

En esta ocasión, se trata de trasladar al héroe, en una historia ligeramente más elaborada, al mundo de peleas clandestinas de las calles de Nueva York, controlada por mafiosos imponentes y mujeres de rompe y rasga. Siendo la más violenta de la trilogía, y ofreciendo diversión y emoción a partes iguales, acusa también un cierto e inevitable desgaste en su previsible desarrollo.

10. Doble impacto (Sheldon Lettich, 1991)

Doble Impacto

Justo a continuación de ‘Lionheart, el luchador’, Sheldon Lettich duplica la oferta con un guion escrito en colaboración con su actor fetiche. Acción desacomplejada y descerebrada con Van Damme por partida doble, buenas escenas de lucha, explosiones y tiroteos a cascoporro, humor chusco y chuleta, una pizca de erotismo y un nivel de violencia por las nubes.

Suma el carisma de Geoffrey Lewis, padre de Juliette e intérprete de carácter con más de cincuenta títulos a sus espaldas, como secundario de lujo y la belleza de Alonna Shaw y Corinna Everson como empoderadas chicas florero. Bolo Yeung repite el papel de villano tras ‘Contacto sangriento’. Todo un festín para fans y también una de sus películas más libres y excesivas… y una pesadilla para sus detractores, claro.

9. Sin escape. Ganar o morir (Robert Harmon, 1993)

Sin Escape. Ganar o Morir

Segunda debilidad. Acertado paso hacia delante de Van Damme dentro de un cine con más presupuesto y ambición. Robert Harmon filma elegantemente un thriller con elementos de ‘Raíces profundas’, ‘Conspiración de silencio’ y del cine de Phil Karlson.

El resultado es una gozada para cinéfilos sin prejuicios, con un jovencísimo Kieran Culkin y una Rosanna Arquette que nunca ha estado más guapa y que, para más inri, enseña el trasero. Van Damme también, así que la cosa queda de lo más paritaria. El primer tratamiento del guion venía firmado por Richard Marquand (‘El retorno del Jedi’) y Joe Eszterhas (‘Instinto básico’).

8. J.C.V.D. (Mabrouk El Mechri, 2008)

JCVD

Obra crepuscular y metacinematográfica que ironiza sobre la condición de icono cultural de la estrella, al mismo tiempo que construye una broma posmoderna y tragicómica, llena de emoción sincera que, principalmente, sirvió para que Van Damme (como años después Vin Diesel o Dwyane Johnson, incluso el propio Sylvester Stallone) sacara a pasear al gran actor que siempre llevó dentro.

Artísticamente es una obra curiosa, irritante a ratos y brillante en ocasiones, pero que cumplió como forma de redención del actor ante la crítica de élite… aquella que nunca se habría tomado en serio un film como ‘Doble impacto’. Del prometedor El Mechri solo volvió a estrenarse en España la rutinaria pero curiosa ‘La fría luz del día’ (2012) en la que Henry Cavill se codeaba con actores patrios como Óscar Jaenada o Verónica Echegui, y que la crítica trató incluso peor que a la mayoría de las películas de Jean-Claude.

7. Cyborg (Albert Pyun, 1989)

Cyborg

La única película de Van Damme dirigida por Albert Pyun fue menos una película prototípica del belga que una bizarrada más de la filmografía del director de ‘El tesoro de San Lucas’ y ‘El planeta del placer’. Por si fuera poco, supuso una de las últimas producciones de la Cannon, originariamente pensada para Chuck Norris.

Un guion escrito en una semana y rodado en 23 días con un presupuesto de 500.000 dólares, libremente inspirado en ‘Soy leyenda’ de Richard Matheson. El resultado es desopilante. Recaudó más de 10 millones de dólares y dio origen a dos secuelas, sin relación con el original y sin Van Damme (también sin interés, sobra decirlo): ‘Cyborg 2. La sombra del cristal’ (1993), con Angelina Jolie, y ‘Cyborg 3. The Recycler’ (1995), directa a vídeo.

6. Los mercenarios 2 (Simon West, 2012)

Mercenarios 2

Sin lugar a dudas, la entrega más lograda de la tetralogía de cintas de la banda de Sylvester Stallone. Esto se debe a la buena mano en la dirección del siempre competente Simon West y al estupendo guion firmado por el propio Stallone y sus secuaces. Van Damme interpreta al villano de la función y sus minutos en pantalla son de lo mejor de la película… cameo autoparódico de Chuck Norris aparte. Una pena que las dos siguientes entregas de la franquicia fueran completamente prescindibles.

5. Kickboxer (Mark DiSalle, David Worth, 1989)

Kickboxer

Repetición del esquema de ‘Contacto sangriento’ dándole una vuelta que, al menos en el adiestramiento del héroe con el maestro, roza lo directamente paródico. El resto es puro cine de acción enérgico e trepidante, con un combate final de antología y un aumento en las dosis de violencia y crudeza con respecto a su precedente, hasta tal punto de ser mutilada en diversos países. El seminal combate del clímax llegó incluso a ser parodiado en ‘Hot Shots 2’ (1993).

Tuvo cinco secuelas no oficiales, dos oficiales de nuevo con Van Damme como secundario estrenadas en 2016 y 2018, y decenas de imitaciones; fue un éxito de público y un previsible fracaso de crítica. El belga estaba que lo tiraba por esta época. Y la película se ha convertido en un clásico popular moderno, qué duda cabe, en parte por la famosa escena del baile.

4. En el ojo del huracán (Tsui Hark, 1998)

En el ojo del huracán

Segunda colaboración de Van Damme con Tsui Hark, esta vez con guion de Steve E. de Souza. Un reparto como poco ecléctico que incluye al humorista Rob Schneider (‘Deuce Bigalow: Male Gigoló’, ‘Este cuerpo no es el mío’), Paul Sorvino (‘Uno de los nuestros’), Lela Rochon y una cámara desquiciada, que se mete hasta dentro de las zapatillas deportivas. La historia es lo de menos; las hostias suenan igual pero, esta vez, con un estilazo de órdago. A recuperar con urgencia.

Jean-Claude Van Damme

Aunque muy deudora en su esquema de éxitos como ‘Rocky’ y ‘Kárate Kid’, esta película ponía de nuevo de moda el género de las artes marciales, lanzando a Van Damme a la categoría de icono universal. Sigue siendo bastante más sólida que la mayoría de sus imitadoras, que irían incrementando progresivamente su crudeza. A falta de kárate o boxeo, bueno es un campeonato clandestino de full contact.

Muchos momentos emblemáticos, como el villano Bolo Yeung, o el momento que el belga utiliza su patada de helicóptero que se convertiría en marca de fábrica. Entre los guionistas, el colega Sheldon Lettich.

2. Soldado universal (Roland Emmerich, 1992)

Soldado Universal

Entre títulos de culto como ‘El secreto de Joey’ y el destrozataquillas ‘Independence Day’, Roland Emmerich, de la mano de su entonces inseparable guionista Dean Devlin, dirigió esta atronadora, excesiva y divertidísima montaña rusa de acción y fantasía, cine alado y adrenalínico que enfrentaba a nuestra estrella con Dolph Lundgren.

Brillante en nuestro recuerdo, una gozada revisionada hoy día. Considerada en su momento como un clon de serie B de ‘Terminator 2. El juicio final’, hoy resulta encantadora por esas mismas razones. Cuenta con tres secuelas oficiles: ‘Soldado universal: el retorno’ (1999), ‘Soldado universal: Regeneración’ (2009) y ‘Soldado universal: el Día del Juicio Final’ (2012), todas con Van Damme y de irregular interés, y algún eslabón espurio sin relación oficial con la franquicia.

1- Libertad para morir (Deran Sarafian, 1990)

Libertad Para Morir

Deran Sarafian, hijo del estupendo artesano Richard. C. Sarafian (y responsable de entrañables series B, con o mayor presupuesto, como ‘Cosmos mortal’, ‘Gunmen’ o ‘Velocidad terminal’), dirigió una de sus mejores películas a partir de un guion del luego omnipresente David S. Goyer. Un thriller carcelario intenso, violento, testosterónico, inevitablemente filogay, en la línea de la saga ‘Penitenciaría’.

El resultado es un film frenético, a revalorizar, que le abriría de par en par al belga las puertas de la serie A. Su condición de la película más sólida, estilística y argumentalmente, de la primera etapa de Van Damme, la disparan al número uno de esta lista visceralmente personal, forzosamente incompleta y abiertamente cuestionable.

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