En un género cinematográfico a menudo dominado por cortes frenéticos y secuencias de acción confusas, hubo un trabajo de edición que destacó como un triunfo de la claridad y el ritmo: ‘Mad Max: Furia en la carretera‘, dirigida por George Miller, presentaba un desafío monumental: convertir más de 480 horas de metraje en una experiencia cinematográfica de dos horas que fuera visualmente coherente y emocionalmente impactante.

Por ello, Miller no lo dudo dos veces y delegó el trabajo de edición a su esposa Margaret Sixel que no solo logró esta hazaña, sino que también redefinió lo que la edición de una película de acción podría ser.

Si la película la hubieran «editado los tipos de siempre», en palabras de Miller que resumen la idea de la autora y su equipo, probablemente habría quedado como otra película de acción más; sin embargo, el mérito de Sixel fue transformar la violencia en narración y música visual, y construir allí una experiencia única.

El enfoque de Sixel para la película se basó en una técnica clave que el equipo de filmación utilizó: el encuadre central. En lugar de tener al espectador buscando el foco de la acción en cada nuevo corte, casi todos los planos en ‘Furia en la carretera’ mantienen el punto de interés en el centro de la pantalla.

Este método permitió a Sixel realizar cortes extremadamente rápidos sin sacrificar la comprensión de la cinta, por lo que el ojo del espectador ya sabe dónde enfocarse, lo que crea una sensación de fluidez y velocidad que es a la vez emocionante y fácil de seguir.

La película presenta alrededor de 2,700 cortes individuales, más del doble que películas de acción anteriores de la franquicia, pero la técnica de encuadre central asegura que el caos visual se sienta intencional y controlado, no desorientador.

Un viaje entre la narrativa y la acción

Otro rasgo distintivo del montaje de Sixel fue su insistencia en que la película debía funcionar como relato emocional, no sólo como sucesión de escenas de acción. Se trabajó mucho en los beats dramáticos: pequeños gestos, miradas, pausas que permitieran que la audiencia conectara con los personajes en medio del fragor. Esa preocupación por la emoción fue la que, en última instancia, diferenciaba la película de otras superproducciones de acción que apelan exclusivamente al espectáculo.

El sonido también fue una parte crucial, ya que Sixel trabajó estrechamente con el equipo de sonido para construir una banda sonora que complementara el ritmo de sus cortes. Al final, el trabajo de edición de Margaret Sixel no solo hizo que la acción fuera legible, sino que elevó la película, demostrando que la edición no es solo una cuestión de juntar tomas, sino una forma de contar historias que puede transformar una película de acción en una obra maestra cinematográfica inolvidable digna de un Óscar.

Foto de IMDB

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