Capaz de capturar la esencia del terror más puro, del que no depende del susto fácil, sino de un desasosiego persistente, ‘El carnaval de las almas‘ (1962) es una película independiente que consiguió algo que muchas superproducciones nunca alcanzan: una atmósfera tan inquietante como inolvidable.

Dirigida por Herk Harvey con un presupuesto de 33.000 dólares y protagonizada por actores desconocidos, la película sigue a Mary Henry, una mujer que sobrevive a un accidente de coche y se muda a un nuevo pueblo intentando rehacer su vida, solo para descubrir que algo, o alguien, la persigue. Su tono hipnótico y pesadillesco, reforzado por un sonido de órgano perturbador, convierte a la película en una experiencia casi extracorpórea y en un descenso a los infiernos.

Espíritu lynchiano

Si ‘El carnaval de las almas’ se hubiera estrenado unos años más tarde, probablemente se la habría descrito como una obra «lynchiana». Su estética surrealista, las actuaciones distantes y su diseño sonoro perturbador parecen anticipar el estilo del propio David Lynch, que llegó a considerarla como una de sus influencias más directas. En el centro de esa conexión hay una fascinación compartida por cómo lo siniestro se esconde en lo cotidiano.

La figura del «Hombre», interpretado por el propio Harvey, es un antecedente directo de los personajes más inquietantes del universo lynchiano, como el Hombre Misterioso de ‘Carretera perdida‘. Y el carnaval abandonado, con sus ecos de vacío y muerte, funciona como el equivalente espiritual de los espacios simbólicos de Lynch: la habitación roja de ‘Twin Peaks‘ o la colina de ‘Mulholland Drive‘, lugares donde la realidad se fractura y los personajes quedan atrapados entre dos mundos.

Más allá de su atmósfera sobrenatural, ‘El carnaval de las almas’ también retrata un terror profundamente humano. Mary, su protagonista, encarna la alienación de una mujer que intenta sobrevivir en un entorno hostil, rodeada de hombres que la observan, la juzgan o la desean, pero que nunca la entienden. Y esa frialdad deliberada convierte la película en una experiencia emocionalmente devastadora.

Fotograma de la película

El resultado es un relato que flota entre lo tangible y lo espectral. ‘El carnaval de las almas’ no solo da miedo, sino que es incómoda, te desorienta, y al final deja al espectador tan perdido como su protagonista. Es un filme que parece un sueño del que no se puede despertar, un espejo en blanco y negro que refleja lo más oscuro del alma humana.

A pesar de su fracaso inicial, con el paso del tiempo se convirtió en una obra de culto y también es una de las películas más aterradoras que existen. Con apenas una cámara, un puñado de actores y una visión creativa, Herk Harvey logró crear una pieza única y como todas las grandes historias de fantasmas, ‘El carnaval de las almas’ se niega a desaparecer y seguirá acechando desde las sombras del celuloide.

La tenéis en Prime Video, Filmin y Cultpix.

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