He de reconocer que la carrera de Rachel Sennott me interesa bastante. La actriz que me embelesó en las estupendas ‘Shiva Baby‘ y ‘El club de las luchadoras‘ (Bottoms) se lanza al siempre complicado reto de crear y protagonizar una comedia que, en parte, recuerda a otras comedias «de autor» características de HBO.
Y es que nada más ponerme a ver ‘I Love LA’ mi mente me llevó a series como la magnífica ‘Insecure‘ de Issa Rae, también por ahí se destilan claras influencias de ‘Girls‘ de Lena Dunham y de tantas obras del estilo que hemos visto durante estás pasadas décadas. Evidentemente, la propuesta de Sennott, aun parecida, va por su propio camino.
Otra voz de la generación
Hay, quizás, un par de barreras de entrada que en realidad son poca cosa una vez te paras a pensar. Como tantas y tantas comedias contemporáneas (recientemente ‘Adults‘), esta intenta dar una pincelada a la generación que ahora está en sus veintipico-treinta años, es decir, nacidos en los 90 y tantos (¿son Gen Z?, ¿millennials tardíos?). Como tantos y tantos «autores», Sennott también busca retratar (con mordacidad) una generación en lo que intentan ser algo.
A eso se le agrega que temáticamente Sennott quiere hablar de lo vacuo de ser famoso de Internet, una influencer, en el contexto de una ciudad a la que nadie llama Los Angeles. Las referencias locales, los trends de ahí, suenan a galimatías para los foráneos (y no solo para los extranjeros) pero no es algo que en el fondo sea un grave problema para comprender qué está pasando.
‘I Love LA’ expone, en ese sentido, claramente las reglas del juego y cómo se construyen las relaciones en el contexto de Internet. Una superficialidad que también se traslada a unas protagonistas narcisistas cuyo encanto natural (y lo bien que trabajan los diálogos y sus tira y afloja) es lo que en realidad te vende la serie.
Mentiría si dijese que la serie no es divertida. Lo es e intenta equilibrar unos personajes que se mueven entre lo divertido y lo molesto con cierto tino. Dicho esto, no sé hasta qué punto la serie logra diferenciarse. Viéndola uno tiene la sensación de haberla visto ya, de haber visto mejores versiones no sé si de la misma historia o de las mismas ideas y aquí palidece.
En definitiva, creo que ‘I Love LA’ se hubiera beneficiado de haberse parado un poco a pensar, sin traicionarse a sí misma, qué ofrecer al público que la haga destacar por encima de una oferta apabullante. Por decirlo de alguna manera, Sennott ofrece una serie que sí, satisface, pero tampoco invita a ver más. No convence.
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