A lo largo de su prolífica carrera artística Carlos Gallardo buscó “el hilo invisible” entre los acontecimientos y las cosas. Fallecido a los 64 años, fue un artista extraordinario que, a fuerza de latir en la creatividad, incursionó exitosamente en la pintura, la instalación, la fotografía, la escenografía, la performance, y todo ello fue componiendo un corpus de obras muy vasto.

En su profusa producción trabajaron durante el verano la galerista Laura San Martín, de ODA; Patricia Rizzo, curadora de Arqueología del presente: el hilo invisible entre las cosas, la exhibición inaugurada esta semana en esa galería, y el reconocido coreógrafo Mauricio Wainrot, pareja y socio de Carlos Gallardo hasta su muerte.

El estudio del artista plástico alberga muchísima obra que, en equipo, fueron seleccionando para la exposición de más de 50 piezas en distintos formatos y dimensiones que puede visitarse hasta el 22 de abril de 15 a 19. La decisión fue exponer trabajos artísticos de los años 80, 90 y 2000.

Carlos Gallardo. Archivo Clarín.Carlos Gallardo. Archivo Clarín.

Como le cuenta Wainrot a Clarín: “Estuve muy de acuerdo con el criterio de Laura y Patricia porque hay obras que Carlos pintó en Montreal y en Bruselas (donde ambos vivieron) que aquí nunca se vieron, a diferencia por ejemplo de “Chupasangre” que estuvo en el Museo Nacional de Bellas Artes y hoy está en el Estudio. A pedido de los coleccionistas o interesados se puede mostrar”.

El montaje de Arqueología del presente ocupa toda la galería, incluso los espacios de circulación administrativa.

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA.

Artista excepcional

Gallardo fue un artista excepcional. En sus obras hay una diversidad de huellas de otras expresiones y una búsqueda que fue más allá de la experimentación, para conectar con lo que podríamos llamar la esencia de ser en el arte, en los objetos, en la propia existencia.

Expuso en Art Basel y en un amplio número de ciudades señaladas por su vibración artística y su creatividad en permanente ebullición: Chicago, Miami, Montreal, Berlín, Bruselas, Nueva York, París, entre otras. En 2010, el Malba realizó una exhibición en su homenaje. Su obra está en museos y colecciones públicas y privadas a nivel internacional.

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA.

A la inauguración de la exhibición en ODA asistieron numerosas personalidades del arte y la cultura. El directorio del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y de la Casa Victoria Ocampo dijo presente en pleno. Wainrot es uno de los directores actuales del Fondo.

En el texto curatorial, Patricia Rizzo enfatiza que las preocupaciones centrales de la vasta producción de Gallardo “giran en torno a las remembranzas y sus rastros, al transcurrir y a su fluir inaprensible”.

Y cuenta que, creativamente, el artista buscó explorar “la memoria, la fugacidad y la permanencia, el tiempo y sus derivaciones temáticas”, como núcleos de una larga trama que expresa sus ideas. Para Rizzo las líneas de trabajo podrían leerse como diarios en clave, “una memorabilia expresada en una pluralidad de recursos”. Y agregaremos, también de registros y de narraciones.

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA.

Rizzo encuentra afinidad, según expresa, entre la obra de Gallardo y la de un conservador museológico. “Insistió en la variedad de lenguajes y disciplinas que transitó. Hubo en sus indagaciones una manifiesta fascinación por el mundo y las criaturas que lo pueblan”, puntualiza.

Eso queda revelado en la enorme diversidad de formas, dispositivos y registros que acumuló: todos ellos en convivencia sincrónica. No hay saltos abruptos en su producción artística y nos hace cómplices de su búsqueda del hilo invisible.

Apenas vemos sus obras de mayor porte, queremos acceder a las pequeñas para explorar más sobre los materiales y sus diversas expresiones.

La mirada del visitante se va completando precisamente con las piezas más pequeñas, las fotografías, sus primeras pinturas, o los objetos en miniatura que parecen exhibirnos un aspecto también autobiográfico, pero que sin embargo no develan todo del artista detrás de su arte.

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.

Un reconocimiento de la escena artística

Antes de la muestra homenaje en el Malba hubo un tributo a su obra en la edición de arteba (fotografías de 2007 y 2008). Luego siguieron exposiciones en Galería Rubbers y en la Galería de Arte del Palacio Duhau, hasta llegar a la antológica en el desaparecido Espacio de Arte OSDE, curada por Mercedes Casanegra.

Como recogió en esa ocasión el crítico de arte Fabián Lebenglik, Gallardo estaba siempre atento “a la aparición de elementos opuestos; a la energía de algo que fue o que está por irse”.

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.

He allí la clave de su búsqueda: capturar ese hilo invisible que percibía tanto en las cosas como en los hechos, algo que lo convertía en un escrutador perseverante. Luego volcaba esas visiones en las pinturas, las escenografías, los objetos que atrapaban quizá un retazo de tiempo (lo más inasible de la materialidad).

Rizzo cuenta, en su texto curatorial, que Carlos Gallardo guardaba objetos encontrados que luego prestidigitaba en arte. Le servían “servilletas, buzones, cadenas, boletos de tren, semillas, manojos de cartas cerradas, bolsas de correo”, todo lo cual su espíritu lúcido y lúdico reinventaba en piezas de arte.

Las artes visuales fueron predominantes en toda su estética. De toda su producción la amplitud de fronteras está sin duda en sus pinturas.

Luego de conocer la obra de Carlos Gallardo, la crítica de arte Dore Ashton, del Museo Guggenheim de New York, dijo que “su calidad artística no se puede calificar. Conoce muy bien el poder del silencio en este mundo caótico».

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.

Como si no hubieran pasado 21 años de aquella declaración, también en el presente la exhibición de Galería ODA transmite ese silencio que parece ordenar por un instante el caos del tiempo actual.

Muchas de las obras expuestas no se han visto acá. Algunas estaban en Canadá, otras las tuve en mi casa durante mucho tiempo, y algunas estaban enrolladas en su estudio en Buenos Aires. En el Museo Carrillo Gil de México, Carlos compartió sala con Wim Wenders”, dice Mauricio Wainrot a Clarín.

La galerista Laura San Martín dice que en el verano le propuso a Wainrot hacer una muestra con la obra de Gallardo. Con Patricia Rizzo seleccionaron unas 62 piezas y colgaron alrededor de 50. “Veníamos hablando durante un año de hacer algo y en el verano empezamos a trabajar. Nuestra agenda se programa con mucha anticipación”.

El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.El hilo invisible de Carlos Gallardo, en galería ODA. Fotos: Gentileza Luis Faldutti y ODA.

Nos dice San Martín que la curadora “Patricia Rizzo quiso hacer foco en la pintura, porque es lo menos visto de toda su producción. Gallardo pintó siempre, desde sus inicios hasta el final de su vida”.

Le preguntamos a la galerista sobre la contemporaneidad de un artista como Gallardo, por ejemplo en una edición de arteba hoy. San Martín dice: “Por supuesto que podría estar en arteba, como ya estuvo. Su discurso es muy contemporáneo”.

La curadora dice que lo que más le entusiasmo de esta expo es que, si bien la mayoría recuerda las instalaciones y las escenografías de Carlos Gallardo, “él fue un gran pintor y por eso nos enfocamos en sus pinturas. En su estudio (el segundo espacio de exhibición) pusimos más objetos e instalaciones. Me entusiasmó investigarlo y descubrir la gran cantidad de medios que utilizó: fotografía, pintura, objetos, todo tenía para él un hilo conductor. Buscaba las divergencias, las conexiones, porque todo estaba conectado para Gallardo”.

En el final de su texto, Rizzo deja unas palabras referidas a la obra del artista en las que vale detenerse y pensar: “Su obra se ha nutrido de las correspondencias posibles, huellas que tradujo poéticamente y en las que estuvo comprobando la coherencia en el caos”.

El hilo invisible del artista argentino Carlos Gallardo, con curaduría de Patricia Rizzo. ODA oficinas de arte, Paraná 759 piso 1, de lunes a viernes de 15 a 19. Entrada libre y gratuita.