La actriz, que se vio obligada a dejar las islas rápidamente por un brote de covid en enero, rueda un ‘thriller’ junto a Gael García Bernal y Joseph Fiennes
El Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria es un elegante palacete de mediados del siglo XIX en pleno caso viejo de la capital, justo al lado del Hotel Madrid, en el que pernoctó el dictador Francisco Franco la noche antes de comenzar el levantamiento militar. Por lo general, el inmueble suele usarse para conferencias y exposiciones. Estos días, en cambio, se ha convertido por una vez en el centro de atención de muchos ciudadanos. En él lleva un par de días rodando la actriz y cantante Jennifer Lopez el thriller The Mother (La madre), una producción de Netflix con la colaboración de la canaria Sur Film, dirigida por la neozelandesa Niki Caro.
La estrella está de regreso a la isla tras su repentina huida en enero tras un brote de covid en el equipo. Y con su regreso, ha vuelto la expectación. En dos plazas y cuatro calles, y tras apenas unas horas de frenético trabajo, este punto de la ciudad (378.675 habitantes) han reconvertido este lugar en un gran plató de cine, con caravanas de lujo totalmente equipadas, aseos portátiles de cuatro ruedas y todo un blindaje de vallas. María Suárez tiene 17 años. Aprovecha los días libres por la semana de carnaval en la ciudad para pasarse toda la mañana apostada en uno de los laterales del edificio. “Ayer la pude ver un poco”, asegura con emoción, acompañada de una amiga que rehúye las preguntas. “Pero yo lo que quiero es un selfi con ella…”. A su lado, un trío de despistados turistas alemanes preguntan a los lugareños a qué se debe la profusión de camiones, cables, focos y calles cortadas. “¿Jennifa Loopetz? ¿Echt? (¿Jennifer Lopez? ¿De verdad?)”, exclaman sorprendidos. Y se marchan antes de poder explicarles que el resto del reparto lo componen otras estrellas como el mexicano Gael García Bernal o Joseph Fiennes.
La estrella neoyorquina interpreta a una asesina a sueldo a la que obligan a salir de su escondite para proteger a su hija, a la que tuvo que renunciar para protegerla de los riesgos que su filiación conllevaba. La parte de la trama que se rueda estos días en Gran Canaria recrea la ciudad de La Habana. Algunas decenas de fans han decidido dedicar los días de puente a seguir la pista de López, Fiennes, García Bernal y compañía por todas las localizaciones elegidas por el equipo de producción.
El lunes estuvieron en un aeroclub en el municipio turístico de San Bartolomé de Tirajana (sur de la isla). El martes, se trasladaron a rodar a los jardines de un hotel en Arucas (norte). El miércoles fue el turno de los jardines del Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. “Trabajan medio tapados, como ocultos”, relatan un empleado del organismo universitario. “El rodaje me tiene contenta”, relata otra trabajadora de la institución. “Esta mañana llegué a las 7.30 y ya no había parking. Lo tienen todo cortado. Además, han puesto un securita y no podemos ni golisnear (cotillear)”. Los trabajos, por último, se desarrollarán, según asegura la prensa local, también en La Isleta, un barrio pegado a la Playa de Las Canteras poblado de casas humildes y calles estrechas.
Este tramo del rodaje estaba previsto para la primera semana de enero. Un masivo brote de covid en el equipo, de unas 300 personas, obligó, sin embargo, a desalojar a la cantante y actriz y a posponer los trabajos. La productora parece haber aprendido la lección. Uno de los camiones del set, con un letrero en el que se puede leer “Covid”, pretende que ello no vuelva a ocurrir, con un dispositivo específico dentro de la zona de rodaje para prevenir cualquier contagio.
Los trabajadores que desde por la mañana custodian la zona se tendrán que realizar una PCR, aseguran. Su regreso, no obstante, no ha defraudado y ha traído a la memoria el revuelo que causó en 2016 la visita de Brad Pitt —y la de Marion Cotillard— para el rodaje de Aliados, dirigida por Robert Zemeckis. La visita de la estrella (que, a diferencia de López, sí se acercó a los fans para saludarlos) trastocó por completo la vida en la ciudad. Aquella película estaba ambientada en la Segunda Guerra Mundial, y Las Palmas de Gran Canaria se convirtió en Marruecos, lo cual requirió un intenso trabajo de adaptación que fue largamente comentado por los vecinos.
Fuente: www.elpais.com