Aunque los más aficionados al meme y al chiste fácil puede que no se lo crean, a finales de los años 80 Nicolas Cage era (como debería seguir siendo) un actor respetado en la industria que estaba buscando su propia voz en películas como ‘Peggy Sue se casó’, ‘Arizona baby’ y ‘Hechizo de luna’. Fue el éxito de esta última el que casi le aparta de uno de sus personajes más icónicos, para el que aprendió a buscar murciélagos, comer cucarachas y aguantar el fracaso: Peter Loew en ‘Besos de vampiro’.

Que sí, que no, que nunca te decides

Cuando el guion de ‘Besos de vampiro’ cayó en las manos de Nicolas Cage, no se lo pensó dos veces: era el papel que llevaba buscando desde que empezó su carrera. Era raro, le permitía experimentar, era perfecto para él. Pero en el momento que aceptó, el director, Joseph Minion (autor del libreto de la obra maestra con título desafortunado en España ‘Jo, ¡qué noche!’) se salió del proyecto. Y con él, Nicolas, al que su agente insistía que tras ‘Hechizo de luna’ este no era el camino a seguir para convertirse en estrella.

Pasó un año, y Cage no dejaba de pensar en ‘Besos de vampiro’: volvió a aceptar, bajando su sueldo a solo 40.000 dólares, con los que se compró su primer coche deportivo. La película ya podía hacerse… si es que el caos del rodaje lo permitía. Rodaron en plan guerrilla, la gente por la calle confundía a Nic con un loco más de Nueva York, hubo fricción entre él y Jennifer Beals… Y al final, fueron dos animales los que protagonizaron las anécdotas más locas: un murciélago y una cucaracha. Bueno, dos cucarachas.

Nicolas Cage

Murciélagos reales de México

Al principio de la película, un murciélago sobrevuela la habitación de Peter, el personaje de Nic, pero para evitar sobrecostes y posibles infecciones utilizaron uno mecánico que hicieron traer desde el Reino Unido. La idea era sencilla: soltar al murciélago falso, rodar la escena y a otra cosa. Pero Nicolas Cage no estaba dispuesto a dejar pasar tamaña afrenta.

Sí o sí, el actor quería un murciélago real. Podían infectarle con rabia, era imposible controlarlos, pero el realismo era lo más importante en un momento de obsesión con el Método: sin murciélago no habría escena inicial. Y para demostrar que se podía rodar, Nic mandó a su asistente, Osman, a Central Park, a intentar cazar un murciélago con una escoba y una neverita. Obviamente, no salió bien.

Vampire Kiss

Pero entonces, Cage encontró otra solución: había escuchado que se podían importar murciélagos reales desde México. El director se plantó en seco ante lo que posiblemente era una ilegalidad tremenda que dispararía los costes de la película, que ya de por sí era de bajísimo presupuesto. Además, si el murciélago mordiera al actor, probablemente moriría y no habría película por la que preocuparse. Nic se calmó. Por ahora.

Ya no puede caminar

El guion permaneció férreo hasta el final. Todas las locuras de Cage, los saltos, los gritos, los ojos fuera de las órbitas que dieron lugar a su meme más conocido («¿No me digas?»), todo estaba dentro del libreto original. Solo se cambió una escena en la que, al borde de la locura, tenía que comerse un huevo crudo. Tanto el director como el actor creían que se iba a quedar corto, así que optaron por el más difícil todavía.

Cucaracha

«Lo que más odio en el mundo son las cucarachas. Son mi miedo más básico, así que déjame comerme una cucaracha». A Robert Bierman se le abrieron las puertas del cielo. ¿Nicolas Cage quería comer cucarachas? Nicolas Cage tendría cucarachas. Es posible que estéis pensando «¿Por qué no le dejaron tener un murciélago por si le contagiaba pero se pudo comer una cucaracha?». Bueno, tiene truco, la causa y solución de todos los problemas de la vida: alcohol.

Después de la toma en la que se comía el bicho, Nicolas se apretaba un vaso de vodka para lavarse la boca y evitar problemas mayores. Funcionó tan bien que no opuso mucha resistencia cuando Bierman le propuso hacer una segunda toma y comerse otra cucaracha. Finalmente, y aunque cabreara a Cage (con razón), el director se quedó con la primera toma, haciendo que la segunda cucaracha fuera deglutida sin motivo. Os aseguro que me están dando retortijones escribiendo.

Fracaso absoluto

‘Besos de vampiro’ fue veneno para la taquilla. Se estrenó un año y medio después de rodarse, en plena fiebre por ‘Batman’, y recaudó menos de la mitad de los dos millones que costó. Nicolas Cage, eso sí, encontró su destino en la vida gracias a ella, según él, justificando su decisión de convertirse en actor. Sigue siendo una de sus propias películas favoritas, y con el tiempo se ha ganado el estatus de culto.

Puede que sea por el meme, por las cucarachas, por el vampiro mecánico, por la presencia magnética y errática de Nicolas Cage como un vórtice de caos que todo lo absorbe, pero en plena resaca por ‘El insoportable peso de un talento descomunal’ merece la pena recordar esta pequeña película de hace 35 años en la que se fraguó la estrella que todos hemos aprendido a adorar.

Con o sin murciélagos de verdad.