Corrientes le pone color y energía vibrante a la sexta edición de ArteCo, la Feria de Arte Contemporáneo del litoral ya instalada en la agenda artística nacional, con el lema “Río Marrón, experiencias de barro y agua”. Este año, el gran evento correntino se mudó al Puerto provincial, con una explanada que baja al río, con stands en dos galpones, donde se registró –en los dos primeros días desde su apertura el 23 de mayo– una gran afluencia de público. Coleccionistas, galeristas, curadores, directores de museos e invitados especiales de varias provincias, y una delegación nutrida de Paraguay desplegarán hasta el domingo propuestas novedosas y frescas.
Dice la galerista Gachi Prieto, para sintetizar la edición de este año, que ArteCo “presenta una feria franca y sin imposturas. Tiene mucha potencia. La propuesta curatorial no está homogeneizada. Hay un impacto muy frontal con las propuestas de los artistas. Es muy interesante y muy especial, y se respira ese orgullo correntino”.
Gachi Prieto y el artista plástico Andrés Waissman presentaron este año el premio y el programa de residencias de La Nave, su flamante proyecto en Escobar, y por supuesto se tentaron con una obra textil paraguaya.
Que la propuesta curatorial de Gustavo Piñero, invitado en este edición, haya previsto diversidad, espontaneidad, y un equilibrio entre proyectos de residencia, artistas y galerías de varias provincias, y el sector siempre bienvenido del arte paraguayo, marca una diferencia.
Hay muchos artistas del Litoral que exhiben un arte nuevo y, por parte de la Feria, una intención de ayudarlos a incorporarse al sistema del arte que suele ser esquivo con los buenos artistas que buscan participar.
Hay, según cuenta Gachi Prieto, muestras colaterales que aportan masa crítica a la Feria. Por ejemplo: Museos domésticos, en el Museo de Bellas Artes, curada por Joaquín Rodríguez, con el coleccionismo individual como resguardo del patrimonio público. Las obras exhibidas provienen de coleccionistas particulares e instituciones oficiales y permanecerá hasta el 23 de junio.
En esta edición –donde la pintura, la cerámica, el bordado y el arte textil marcan tendencia– hay seis galerías de Paraguay y veinticuatro más de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Misiones (el Litoral), más Chaco y Formosa. Pero también llegaron de Córdoba, Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Rosario y San Juan.
“Esta Feria representa un aliciente enorme para el mercado del arte, convalida el coleccionismo y acompaña a los artistas en su desarrollo. Además, se nota una apuesta muy fuerte por el orgullo de ser correntino, de defender el patrimonio y ponerlo en valor”, dice Gachi Prieto que pondera esa oportunidad de balancear arte y naturaleza, dado el privilegiado enclave de esta Feria de otoño.
Llovió en la inauguración e hizo frío, pero el río al alcance de la mano y la buena gastronomía son el plus que compensa.
La nueva locación de ArteCo perteneció a la Aduana. Ambos galpones permiten un recorrido en zigzag, amplio y amigable, que facilitan a los visitantes mirar, ver en detalle, elegir y comprar, pues los precios son mucho más accesibles que en la líder de las Ferias de arte argentinas: arteBA.
Este año la edición ha agrupado las galerías en dos núcleos, y la presencia paraguaya se identifica por el color rosa de su espacio. “En las primeras horas, tras la inauguración, una de las galerías de Paraguay vendió todas las obras de un artista ya fallecido. Lo que trae Paraguay es muy interesante”, dice la galerista, una experta que no falla en ninguna Feria.
Las galerías paraguayas no se limitan al arte textil. Traen dibujos ritualistas, sensibles y piezas escultóricas en madera, un material noble y flexible en manos de los artistas. Basta ver la mega instalación de Luciana Lamothe en el Pabellón argentino en Venecia o las esculturas en madera de María Torcello (para más datos, nieta de Josefina Robirosa) para apreciar la belleza que puede extraerse de la madera.
Pero también, en otras galerías del litoral pueden verse grabados que trabajan jóvenes artistas. En esa hibridación que va de las artesanías originarias a un arte más contemporáneo está la riqueza de ArteCo que consigue un equilibro sano y permite incorporar más artistas al sistema.
Aunque, como ya sabemos, los europeos refunfuñaron con la elección curatorial de Adriano Pedrosa en la Bienal de Arte de Venecia que concedió al arte textil un lugar privilegiado.
Entre las galerías presentes de Buenos Aires hay obras de Diego Figueroa, Florencia Böhtlingk, Gabriel Baggio y Leila Tschopp en Hache; Sendrós llegó con Solaris de Yiyú Finke, una artista maravillosa de Misiones, y con Aldo de Sousa; Galería Gabelich de Rosario se decantó por tres artistas mujeres, por nombrar algunas porteñas. También de Rosario, en el stand de Crudo, la artista invitada hizo directamente sobre una pared un mural con barro y la galería que ofrece residencias para artistas, llevó piezas de barro y arcilla.
“Es todo como muy directo, llano, sensible, nada pretencioso. Las galerías ofrecen un arte muy genuino”, resume Gachi Prieto.
Esta vez, la Feria incorporó un auditorio con un programa de mesas que rebosan de gente. La mesa sobre residencias de arte contó con público aún fuera del auditorio.
ArteCo permite conocer este año el nuevo programa de residencias Ñande MACC, que coordina el nuevo Museo de Arte Contemporáneo en gestación en Corrientes, que tendrá también residencias en Uruguay. Es interesante observar que la propuesta de este año procura involucrar el contexto de influencia que incluye no solo a Paraguay, sino también a Brasil en su linde con Misiones y a Uruguay en su frontera con el Litoral argentino.
Coinciden con Gachi Prieto, otros expositores que observan este año en ArteCo “un crecimiento exponencial en términos de calidad y de propuestas artísticas, y también mucho profesionalismo con respecto a las ediciones anteriores. Realmente, esta Feria hace un muy buen trabajo, con mucho compromiso y eso se observa en cada detalle”.
Sobre el Río Paraná
Flamante decano de la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura de la Universidad Nacional del Nordeste, Gabriel Romero acaba de dejar su cargo como residente del Instituto de cultura de la Provincia de Corrientes, y ArteCo ha crecido a merced del impulso vital que Romero le brindó.
“La gran novedad de este año fue el cambio de sede. Estos dos galpones de 20 por 100 metros, unidos por una plaza seca permiten alojar 24 galerías argentinas y paraguayas. Además hay 20 stands colectivos y de artistas individuales”, comenta a Clarín Cultura.
Con un auditorio, escenario para espectáculos y muestras en otros espacios, como la muestra Museos domésticos, la exposición homenaje a Norma Capponcelli en la Legislatura correntina, la exhibición Dónde eclosionan los insectos, de Gustavo Mendoza en el Centro Cultural de la UNNE y las muestras homenaje a Mati Obregón y Carlos Falco en el Hotel La Rozada la diversidad salta a la vista, según lo enunciado por el actual decano.
Hay además otra muestra de artistas paraguayos en el Hotel La Alondra.
Hasta el domingo 26 la Feria permanecerá abierta para disfrutar las obras de más de 500 artistas regionales y hay muchas propuestas colaterales: no solo arte, sino también literatura, música y otras expresiones .
La apuesta de ArteCo queda clara: “Fomentar el crecimiento del arte en la circulación y la comercialización de las obras de la región, contando con la participación de nuevos proyectos locales y fortaleciendo espacios de encuentro y participación mutua y colectiva de artistas”.
Para el curador Gustavo Piñero, a futuro, la expectativa de ArteCo es “poder reunir al arte de toda la región guaranítica, es decir, del norte argentino, Paraguay, sur de Brasil y este de Bolivia. Ese es el camino, por eso este año fortalecimos lazos con artistas de Paraguay”.
Acciones artísticas en clave territorial
En esta edición de la feria se entregaron dos premios/residencias para artistas de Corrientes y del litoral: una en la residencia Ñande MAC, que incluye Corrientes y la vecina Uruguay, y otra en La Nave, de Buenos Aires.
También hubo un encuentro de residencias de Arte, destacándose las propuestas de Deixis del Río (Paraguay). Además, Lab 13 de Paraguay ofrece otra residencia para creadores emergentes, y Potrero de Entre Ríos propone un proyecto de investigación y de convivencia en un ámbito rural entre artistas de diferentes disciplinas, visuales, literatura, audiovisuales, música, escénicas, entre otras.
En medio de esta riqueza diversa y genuina se disfruta este año el proyecto “Virgen de la canoa”, propuesto por el artista Richar de Itatí, quien realizó una performance integrando elementos de la religiosidad popular.
Este año se suma una iniciativa de intervenciones site specific en la explanada externa de ArteCo y la muestra de artesanías contemporáneas Ñande Yvy.