Si te sientes pesado, con cierta hinchazón en el estómago o tienes molestias intestinales tras comerte un trozo de queso o tomarte un vaso de leche, no debes extrañarte, pues cada vez es más frecuente que muchas personas experimenten intolerancia a los productos lácteos.

Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en España las personas con intolerancia a la lactosa en sus diferentes grados, con o sin diagnóstico médico, representan un 34% de la población. Aunque existen infinidad de alternativas “sin lactosa” para aquellos que lo padecen, es importante conocer cuáles son los síntomas para no confundirlos con otra dolencia o caer en el autodiagnóstico. Y para explicarlos contamos con la ayuda de la Asociación de Intolerantes a la Lactosa (ADILAC).

No es lo mismo la intolerancia a la lactosa que ser alérgico a la leche

Es frecuente que la gente confunda ambas dolencias porque las dos tienen un origen común: los productos lácteos. Sin embargo, no tienen nada que ver. “En el caso de la intolerancia a la lactosa (IL) es una deficiencia enzimática que impide digerir un azúcar de la leche, mientras que la alergia a la leche de vaca (APLV) es una reacción inmunológica a una proteína de la leche”, apuntan desde la asociación.

Los síntomas también son muy distintos. La intolerancia produce en su mayoría problemas digestivos, sin embargo la alergia también puede derivar en problemas dermatológicos, respiratorios e incluso provocar en casos graves una anafilaxia.

Hay diferentes grados de intolerancia

Hay tres tipos de intolerancia a la lactosa o deficiencia de lactasa:

– Intolerancia primaria: es de origen genético, es progresiva y no recuperable. Se produce un déficit gradual y progresivo en la producción de la lactasa en el intestino delgado, lo que provoca una incapacidad en su digestión. Es la más común y puede aparecer en cualquier momento de nuestra vida.

– Intolerancia secundaria: tiene origen en otra causa no genética, es temporal y recuperable. El déficit en la producción de lactasa está provocado por otras causas o dolencias como puede ser la enfermedad celíaca, infecciones intestinales, malnutrición, etc. Una vez se soluciona la dolencia causante y la mucosa intestinal se recupera, se vuelve a tolerar la lactosa.

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– Alactasia o deficiencia congénita: también es genética, de nacimiento y no recuperable. Es una forma muy rara de intolerancia provocada por un defecto genético desde el nacimiento del bebé. Se conocen muy pocos casos y la mayoría localizados en Finlandia.

Cuáles son los síntomas

Dependerá de factores como el grado de intolerancia de la persona o cuánta cantidad de comida hemos ingerido, pero los más frecuentes y que aparecen de forma inmediata o al cabo de unas horas son: dolor abdominal, hinchazón, gases, ruidos intestinales y diarrea con heces ácidas, entre otros.

La intolerancia a la lactosa (IL) es una deficiencia enzimática que impide digerir un azúcar de la leche, mientras que la alergia a la leche de vaca (APLV) es una reacción inmunológica a una proteína de la leche ”

ADILAC

Qué pruebas han de realizarse para detectarlo

Desde ADILAC aseguran que “debe existir una buena comunicación entre el paciente y el médico al ser una dolencia difícil de detectar, ya que la lactosa se encuentra escondida en otros alimentos elaborados”. Porque, ¿cómo va a sospechar alguien que se encuentra en un embutido, un plato precocinado o en una salsa?

Las pruebas más habituales son el test del hidrógeno espirado, un test sanguíneo de tolerancia a la lactosa, la biopsia del intestino delgado o el más reciente test genético. Pero lo que nunca se debe hacer es caer en el autodiagnóstico y empezar una dieta sin lactosa por iniciativa propia, si tenemos sospechas o presentamos alguno de los síntomas, debemos acudir al especialista para que sea él quien marque unas pautas alimentarias.

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Qué productos contienen lactosa

Además de en lácteos como leche, quesos, yogures…también se añade de forma artificial en muchos productos procesados para mejorar sus características, por lo que debemos ir con cuidado cuando compramos cualquier cosa en el supermercado. Puede estar escondida en aperitivos, salsas, embutidos, productos de panaderia , panes, platos precocinados, etc.

Por tanto, es importante que leamos con atención las etiquetas. “En la actualidad, la normativa más reciente ha avanzado mucho y la presencia de leche, sus derivados o la propia lactosa debe aparecer en el listado de ingredientes de forma destacada (en mayor tamaño, negrita, etc.) como el resto de los principales alérgenos”, concluyen de la asociación.

Para diagnosticar la dolencia debe existir una buena comunicación entre el paciente y el médico al ser una dolencia difícil de detectar, ya que la lactosa se encuentra escondida en muchos otros alimentos elaborados”

ADILAC

¿Existe algún tratamiento?

Como sucede con la mayoría de las cosas, no hay una solución mágica y lo más habitual es seguir una dieta sin lactosa. No obstante, desde hace unos años, existen suplementos de lactasa -la enzima que les falta a los intolerantes- en forma de pastillas o cápsulas.

“Estos aportan a nuestro organismo la lactasa que necesitamos para desdoblarla. Deben tomarse cada vez que realices una comida porque su efecto es sólo momentáneo para la digestión de una comida concreta. El único inconveniente de estas pastillas es que debes encontrar la dosis adecuada para ti, ya que ésta siempre dependerá de la relación entre el grado de intolerancia y la cantidad de lactosa ingerida en esa comida”, indican desde ADILAC.

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Qué alimentación se debe seguir

Además de la extensa gama de productos “sin lactosa” que hay ahora en el mercado, la falta de leche y lácteos en la dieta podría provocar algunas deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales importantes como son el calcio o vitamina D. Sin embargo, debemos tener en cuenta que existen alternativas nutricionales naturales ricas en estos elementos como son el pescado, el marisco, la col, las espinacas o los frutos secos.

En la actualidad, la normativa más reciente ha avanzado mucho y la presencia de leche, sus derivados o la propia lactosa debe aparecer en el listado de ingredientes de forma destacada (en mayor tamaño, negrita, etc.) como el resto de los principales alérgenos”

ADILAC

Fuente: www.lavanguardia.com