Los créditos a tasa cero que ofreció hace más de un mes el Estado nacional para socorrer a los trabajadores de la cultura -que atraviesan por una dolorosa situación de emergencia- sirvió como herramienta para amortiguar el impacto económico de la pandemia sobre un total de 31 mil personas que ya tramitaron ese pedido de ayuda. El trámite se hace a través de la página de la AFIP y la convocatoria está abierta hasta el 31 de diciembre de este año (quedan disponibles otros 50 mil créditos).
Mediante esta línea de ayuda, cada trabajador de esta actividad puede acceder a un monto máximo por 150.000 pesos, de acuerdo a la categoría en la que está inscripto.
Estos créditos, que forman parte de las herramientas previstas en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) que se habilitó hace 40 días, dispone un presupuesto total que supera los 2.800 millones de pesos.
Pero además, ahora el Estado sale a socorrer a las Pymes y medianas empresas del sector cultural, también en muchos casos comprometidas por la semiparálisis de la actividad en cuarentena. En este segundo caso, se trata de una nueva línea de financiamiento por un monto total de 750 millones de pesos, con tasa subsidiada y un año de gracia: esto es, la Pyme recibe el dinero y empieza a pagar recién un año después. Los primeros meses sin tasa de interés en relación al préstamo original, y del mes 12 al 24 con una tasa del 18 por ciento anual.
Las empresas que accedan al crédito contarán con una tasa cero de la cuota 1 a 12 y del 18 por ciento desde la cuota 13 a la 24. Podrán pedir como máximo hasta 2,5 meses de facturación con un tope de 7 millones de pesos.
La medida se anunció el viernes y, aunque la implementación llevará unos días, representa un alivio para el sector: «Es fundamental -juzga el presidente de la Cámara Argentina del Libro, Martín Gremmelspacher. «El hecho de que además de los trabajadores autónomos ahora las empresas puedan solicitar esta ayuda garantiza la supervivencia de buena parte de sector, es muy importante y se percibe un gran alivio. Yo entiendo que muchos editores, gestores, agentes culturales de cine, teatro, salas, irán a pedirlo porque necesitan oxigeno para seguir subsistiendo. Son medidas fundamentales y necesarias en este difícil momento», dice.
“El hecho de que además de los trabajadores autónomos ahora las empresas puedan solicitar esta ayuda garantiza la supervivencia de buena parte de sector, es muy importante y se percibe un gran alivio.”
Martín Gremmelspacher
Presidente de la CAL
¿Cómo funciona en los hechos?
Según pudo saber Clarín, en el caso de los trabajadores autónomos y monotributistas, una vez que se aprueba el pedido, los fondos solicitados se acreditan en las tarjetas de crédito de los beneficiarios en tres desembolsos mensuales sucesivos e idénticos. Luego, los beneficiarios cuentan con un período de gracia de 12 meses, tras los cuales deben hacer la devolución en un mínimo de 12 cuotas mensuales, iguales y consecutivas.
En este caso, se trata de créditos disponibles para trabajadores que al momento de registrarse hubieran declarado alguna de las actividades contempladas como la producción de espectáculos teatrales, musicales y los servicios conexos; la venta de libros y revistas; la fabricación de instrumentos musicales; y la enseñanza artística, entre otras.
Otro dato importante: los Créditos a Tasa Cero son compatibles con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) pero para resultar beneficiario no se deberá haber accedido al beneficio de otro Crédito a Tasa Cero con anterioridad. En el caso de las empresas, la medida anunciada por ministerios de Desarrollo Productivo y de Cultura junto al Banco Nación, éstas deberán contar con certificado PyME vigente.
Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires dio subsidios para espacios culturales a través de una convocatoria cuyos resultados se conocieron la semana pasada. Los montos fueron de los 80 a los 360 mil pesos.
La línea está dirigida a las micro, pequeñas y medianas empresas que soliciten estos créditos deberán contar con certificado PyME vigente.
«Para nosotros es vital la ayuda del Estado en este momento, y paradójicamente fuimos socorridos por Nación, perteneciendo a la red de centros culturales porteños», cuenta Mónica, gestora cultural al frente de uno de los espacios que funcionan en el barrio de Barracas, el Centro Cultural Luzuriaga. Su espacio ya cobró un subsidio único que se otorga en el marco del plan Desarrollar, otra de las líneas de asistencia que se lanzaron en estos meses -en este caso, de 100 mil pesos para responder a los gastos fijos, y los servicios-, y ahora evalúa nuevas posibilidades de subsistencia para lo que queda en los próximos meses, entre ellas, este tipo de créditos.
«Es que es lo que nos permiten sobrevivir en estos días -explica-. Estamos haciendo programas virtuales, muchos centros también incorporaron el take away o la venta de alimentos, pero nada alcanza porque tenemos gastos fijos y personal que no tiene otro modo de sobrevivir al cierre de estos espacios», dice. «Ahora tambien tendremos la posibilidad de dar cursos con Ahora 12 y Ahora 18: el usuario empieza a pagar con esa facilidad pero nosotros lo cobramos en término, a los 10 días. Son distintas formas de tendernos una mano en este contexto».
Un dato a remarcar es que quienes solicitan los créditos están imposibilitados de comprar dólares, un hecho que la gestora considera razonable: «Si pido asistencia para pagar la luz, no se supone que esté ahorrando en dólares en simultáneo», dice. «En general, al pagarse a través de la tarjeta de crédito, uno deduce también que estas líneas de ayuda están diseñadas para solventar los gastos fijos de nuestros espacios en crisis y garantizar un ingreso mínimo y estable para los artistas. Estas medidas hablan de que como sociedad nos estamos replanteando el nivel de extrema vulnerabilidad en la que se encuentra el sector cultural. Aún cuando no podamos salir mejor de esta pandemia, porque la situación es realmente dramática.»
PK