El 5 de octubre del año 2000, una entonces casi desconocida Amy Sherman-Palladino presentó al mundo ‘Las chicas Gilmore‘, la primera serie que había creado, escrito y dirigido. Las protagonistas eran Lorelai (Lauren Graham) y Rory Gilmore (Alexis Bledel), una madre soltera y su hija adolescente que vivían en el pueblo ficticio de Stars Hollow, una localidad de cuento en el estado de Nueva Jersey.

La magia de Sherman-Palladino

‘Las chicas Gilmore’ fue, durante los siete años que estuvo en antena (ahora puede disfrutarse al completo en Netflix), una serie que, sin más pretensiones, mostraba la vida de las protagonistas, de su familia, de sus amigos, de la gente del pueblo… En definitiva, una serie costumbrista, naíf, sin grandes giros argumentales… pero bonita a más no poder.

Amy Sherman-Palladino Amy Sherman-Palladino

La ficción funcionó a distintos niveles: la audiencia más joven conectó con ella a través del personaje de Rory, la de mediana edad gracias a su madre y, la gente más mayor se podía ver reflejada en el papel de Emily Gilmore (Kelly Bishop), la petulante progenitora de Lorelai, esa que nos costó varias temporadas entrever que también tenía su corazoncito.

El New York Times la definió entonces como un producto “ingenioso y encantador”, algo que ahora, dos décadas después y habiendo sido testigos de los derroteros de la carrera de Sherman-Palladino, se demuestra que es marca de la casa de su creadora. Porque el sello Gilmore se ha mantenido intacto en varias de sus producciones. No hay más que ver ‘La maravillosa Sra. Maisel’, una serie cuya estructura argumental y construcción de personajes beben de su hermana mayor en un buen puñado de ocasiones.

Tanto en ‘Las chicas Gilmore’ como en la premiada serie de la monologuista más brillante del Upper West Side podemos disfrutar de diálogos a la velocidad de la luz, donde los chistes se suceden uno tras otro sin dejar al espectador tiempo para reposarlos. Y de la fina ironía de sus protagonistas. Y del deje payasesco de sus secundarios, tiernos a más no poder (las similitudes entre Susie –Alex Borstein– en ‘Maisel’ y Sookie –Melissa McCarthy– en las ‘Gilmore’ son muchas y muy notables). Y de grandes cantidades de comida que, junto con el café, es la gran protagonista silenciosa de ‘Las chicas Gilmore’.

Chicas Gilmore Espinof 2

Un legado cultural lleno de temas de actualidad

Durante los siete años que pudimos colarnos en esa pequeña casa de Stars Hollow aprendimos muchas cosas. Aprendimos sobre cine, música, literatura (la serie hace referencia a más de 300 libros), cultura pop y sobre amor, amistad y relaciones maternofiliales. ‘Las chicas Gilmore’ es una serie cuyos temas siguen estando de actualidad: ya funcionaban en el 2000, pero podrían seguir haciéndolo en 2020.

Los motivos de la ensombrecida relación de Lorelai con sus padres, su ambición de ser dueña de su propio hotel, los primeros novios de Rory o esa decisión del capítulo final que nos provocó un “¡¡Síiii!!” interno al más puro estilo Cristiano Ronaldo, estarían 20 años después igual de bien justificados.

‘Las chicas Gilmore’ se adelantó a su tiempo mostrando a una familia monoparental sin ninguna condescendencia, sin plantearla como una “familia desestructurada”, tal y como siguen haciendo muchas ficciones incluso hoy día. En la serie vemos muchos tipos de familias, y Amy Sherman-Palladino pone a todas al mismo nivel.

Y no solo acierta a la hora de mostrar relaciones familiares: también hace lo propio con las amorosas. En ‘Las chicas Gilmore’ vimos amores de cuento (aún no he superado las calabazas a Max Medina –Scott Cohen-), primeros amores, relaciones tóxicas y amores casi platónicos. Y todas estas historias están planteadas desde el punto de vista de la madre y de la hija, no de sus parejas, cosa que influye a que esta serie apruebe con nota el test de Bechdel casi sin proponéselo. Minipunto y punto para las Gilmore.

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‘Las chicas Gilmore’ ha sido una gran cantera de actores y actrices

Además, la serie, que empezó con actores prácticamente desconocidos, ha supuesto un gran trampolín para muchos de ellos, siendo ahora intérpretes más que codiciados. Sin ir más lejos, la madre y la hija protagonistas: Lauren Graham ha aparecido en series como ‘Parenthood’ y, este año, en la adorable ‘La extraordinaria playlist de Zooey‘. Alexis Bledel, por su parte, ha formado parte de los elencos de ‘Mad Men‘ y ‘El cuento de la criada’ entre otras.

Gracias a las Gilmore conocimos a Melissa McCarthy, que hoy es una de las cómicas mejor valoradas del cine estadounidense; a Liza Weil, que después ha sido una fría abogada en ‘Cómo defender a un asesino‘ y una bajista en la banda de Shy Baldwin en ‘La maravillosa señora Maisel’; a Milo Ventimiglia, ahora protagonista de ‘This is us’; a Sean Gunn, Kraglin en ‘Guardianes de la galaxia’ y hermano de James Gunn; y a Jared Padalecki, que ya lleva nada menos que 15 temporadas protagonizando ‘Supernatural‘. Pero por su cantera también han pasado, entre otros, Adam Brody, Chad Michael Murray, Krysten Ritter y un montón de rostros habituales de la pequeña pantalla.

‘Las chicas Gilmore’ estuvo en el aire entre 2000 y 2007, y tuvo un buen principio y un mejor final. Tras incorporarse al catálogo de Netflix y vivir ahí una pequeña segunda vida, en 2016 la plataforma se decidió a lanzar ‘Las 4 estaciones de las chicas Gilmore’ (‘Gilmore girls: A year in the life’), una especie de continuación de las vidas de las protagonistas nueve años después del capítulo final.

Fueron solo cuatro episodios y resultaron más autoparódicos que esclarecedores pero, sin duda, funcionaron como un caramelito para los fans. Tampoco pretendían otra cosa. Pero esa pequeña continuación de la historia sí que nos dejó con ganas de saber más y de continuar siguiendo las pequeñas vidas de los pequeños habitantes de Stars Hollow. Así que, si a Sherman-Palladino se le pasase por la cabeza mostrarnos cómo siguen evolucionando las protagonistas, solo podría decirle una cosa: como canta Carole King en la cabecera de la serie, where you lead, i will follow.