«Se inaugura la venganza de las travestis, por donde menos se lo esperaban: a través de la palabra», dice dulcemente, a través de la pantalla, la escritora trans argentina Camila Sosa Villada. Lo dice mientras está siendo premiada: Camila Sosa Villada (1982, Córdoba, Argentina) recibió anoche el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2020 en la Feria del Libro de Guadalajara, México.

La entrega del premio fue hecha -tiempo de pandemia– de manera virtual, por su novela Las malas (publicada por Tusquets en 2019), donde la autora narra la vida de una comunidad de travestis en el crudo y áspero ambiente urbano de Córdoba, Argentina. Los responsables de esta distinción consagratoria explicaron por qué se impuso: “Las malas destacaba por la capacidad de resaltar la belleza en medio de la sordidez, el rechazo y el dolor, merced a una gran destreza literaria y estilística, que en su aparente sencillez nos revelan grandes y complejas profundidades. Las malas muestra también otras maneras de vivir, gozar y padecer la condición femenina en nuestros machistas países latinoamericanos.”

Desde su aparición en las mesas de novedades, Las malas no ha parado de recibir el reconocimiento del público (agotó varias ediciones) y de la crítica. Además, ya fue adquirida para convertirse en una miniserie y se traducirá a varias lenguas. En el prólogo, el escritor Juan Forn (editor de la colección Rara Avis, donde se publicó el texto), dice lo siguiente: “Las malas es un relato de infancia y un rito de iniciación, un cuento de hadas y de terror, un retrato de grupo, un manifiesto político, una memoria explosiva, una visita guiada a la fulgurante imaginación de su autora y una crónica distinta de todas, que viene a polinizar la literatura.” Y tiene razón.

“Parece mentira que en pleno 2020 una deba agradecer que se le otorgue el Premio Sor Juana Inés de la Cruz a una escritora trans, como si una tuviera que seguir pidiendo permiso, dando las gracias, diciendo perdón y perdón ”

"Parece mentira que en pleno 2020 una deba agradecer que se le otorgue el Premio Sor Juana Inés de la Cruz a una escritora trans, como si una tuviera que seguir pidiendo permiso, dando las gracias, diciendo perdón y perdón "

Camila Sosa Villada

Escritora

Creado en 1993, el Premio Sor Juana Inés de la Cruz reconoce la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe. Cada año se galardona una novela publicada el año anterior. Y desde entonces, la ceremonia de entrega se realiza en el marco de la Feria Internacional de Literatura de Guadalajara (FIL).

Luego de recibir el premio, Camila Sosa Villada dio un sentido discurso de aceptación desde su hogar en Córdoba. Comenzó (“para romper el hielo”) con un poema de Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana​ (Sor Juana) y donde hay una pregunta que mucho tiene que ver con la apuesta artística de la autora: «¿En qué te ofendo, cuando sólo intento/poner bellezas en mi entendimiento/y no mi entendimiento en las bellezas?» Después agradeció al jurado del Premio (Ana García Bergua, Ave Barrera y Daniel Centeno) y recordó su anterior participación en la Feria de Guadalajara en el 2018 para presentar El viaje inútil y cómo fue recibida: la feria, dijo, “supo tratarme con respeto y con dulzura”.

Con la plena conciencia de que este era un momento de intervención política, la escritora dijo: “Parece mentira que en pleno 2020, en este mundo tal y como está, una deba agradecer que se le otorgue el Premio Sor Juana Inés de la Cruz a una escritora trans, como si una tuviera que seguir pidiendo permiso, dando las gracias, diciendo perdón y perdón por cada paso dado. Hoy el mundo es un poco más justo y, por lo tanto, más bello. Y como a mí no me asusta la mentira y tampoco caer en obviedades, les agradezco el coraje y lo inesperado. Se sienta un precedente con esta indecente escritora travesti que recibe tamaña distinción. Y, como dice Susy Shock, mi comadrita, se inaugura la venganza de las travestis, por donde menos se lo esperaban: a través de la palabra.”

Esta última oración, por su impacto abrasivo y de expansión, fue la frase más reproducida en redes sociales, donde Camila tiene una gran presencia también, que siguieron esta premiación.

Pero el discurso de Sosa Villada también se hizo lugar para seguir agradeciendo y recordar su pasado. Dijo: “A mi papá, Don Sosa, que es la prueba viviente de que las personas sí cambian, que los hombres traicionan esta mala educación que enseña a odiar a las travestis; a mi mamá, la Grace, que supo regalarme libros en cada celebración, porque gracias a ella, en la pobreza en que vivíamos, nunca me faltó qué leer; a mis tías maternas y el cuchicheo de la siesta en los patios de la casa de mis abuelos, ese chismorreo musical bajo la higuera donde iban metiéndome el veneno de su lenguaje, amariconado y florido, dulce como el clericó que las vi preparar año tras año, e indecente como las cumbias que bailaron todo lo que duró mi infancia.”

Es en este momento, mientras pronunciaba estas palabras cargadas de experiencia, que algunas lágrimas se filtraron de sus ojos hacia la boca y se lamentó porque se había “maquillado tan bien para este momento”.

“A mi papá, Don Sosa, que es la prueba viviente de que las personas sí cambian, que los hombres traicionan esta mala educación que enseña a odiar a las travestis“

“A mi papá, Don Sosa, que es la prueba viviente de que las personas sí cambian, que los hombres traicionan esta mala educación que enseña a odiar a las travestis"

Camila Sosa Villada

Escritora

Esa instancia de emoción además tenía que ver con vislumbrar un camino recorrido donde hubo experiencias diversas como tener que vivir de la prostitución y crear su propia visión sobre el teatro y la actuación (“no había papeles para chicas trans”).

Sosa Villada también se agradeció a sí misma: “Tú, Camila, te lo mereces con cada partecita de tu anatomía, rebosante de estrógeno, con cada acontecimiento que escribiste o escribieron en tu cuerpo y por el que pagaste, y continuas pagando con la inocencia de tu antiguo nombre. Ay, qué ganas de volver en el tiempo para decirle a ese niño que fuiste que “lo hiciste bien, muchacha”, que para disgusto de los malignos estás aquí, vivita y danzando, sobre la línea azul de una noche que te pertenece y grita tu nombre para que nadie en el mundo se olvide que escribiste y estás viva, y cada mañana, escribes y vives. Que a nadie se le olvide”, dijo.

En términos orientales se podría decir que la vida de Camila fue “interesante”. Y resulta imposible no relacionar todo esto con el comienzo de su libro de poemas La novia de Sandro (que primero fue un blog y ahora acaba de reeditarse Tusquets): “Soy una negra de mierda, una ordinaria, una orillera, una cuchillera, el mundo me queda grande, el tiempo me queda grande, las sedas me quedan grandes, el respeto me queda enorme, soy negra como el carbón, como el barro, como el pantano, soy negra de alma, de corazón, de pensamiento, de nacimiento y destino.”

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«Yo no estoy de colada en ninguna editorial ni en ninguna Feria del Libro», desafió Sosa Villada, que habló del origen de «mi ficción resentida» y subrayó: «La sociedad no mejoró, mejoramos las travestis».

Más tarde hubo un diálogo de Camila con el jurado que la premió y ahí ella pudo revelar algunas cosas más: sus comienzos y la valoración de la escritura en sí misma (“yo empecé posteando en Facebook y luego me propusieron editar”), la realidad actual de los cuerpos trans (“desde chicas nos dicen que nos van a matar y eso se cumple: somos pocas las que pasamos los 35 años de vida”), la importancia de las artes como salvación (“no sabría cómo sería una vida sin escribir, sin leer, sin música, sin actuar, para mí es normal”), su rol como crítica literaria (“Puig, García Lorca, Lemebel, los mejores escritores siempre fueron maricas”), su futuro en la publicación (“se viene un libro de relatos por Tusquets y un ensayo”) y la forma en la que se percibe la realidad entre seres humanos (“hay que dejar de mirar a los otros como enemigos, desde los medios de comunicación nos enseñan que el otro en un enemigo, en un mundo como este hay que desoír un poco a los medios de comunicación y ver que los otros no son nuestros enemigos”).

En el cierre, agradecimientos: “Para despedirme, como son los finales lo que recuerdan los espectadores, quiero agradecer a todas y cada una de las travestis que me crucé en esta vida. Espero que les llegue mi cariño a las de la televisión, a las del cine, a las de la música, las de la esquina, madres, hijas, hermanas, brujas, sacerdotisas, maestras, animales de piel suave y carácter áspero, las de los libros, las travestis de las marchas y los reclamos. A las travestis argentinas que viven y no se rinden, no por ellas, sino por las que vienen. Y en especial a las travestis del Archivo Trans de la Memoria. Porque sobre lo liso de esta cultura ellas están dejando estrías«.

PK