«Es el paraíso perdido de todos» definió el escritor Martín Kohan, uno de los tres integrantes del gran Jurado de Honor que consagró en la noche del miércoles a Ignacio Arabehety por Asomados a un pozo.
La obra, que es la primera novela a la que da forma este abogado nacido en Córdoba en 1966, se sumerge de lleno en los recuerdos de la infancia del narrador pero para contrastarlos con otra voz, la de del mismo personaje en su adultez, y explorar -y tensar- las fricciones que estas mantienen en el tiempo del relato.
«Asomados a un pozo, a su manera, también lo logra: logra el tiempo recobrado», completó Kohan haciendo una referencia indirecta a Marcel Proust y mientras leía sus apuntes de un cuaderno escolar con los colores de Boca, el club de sus amores.
«No precisa magdalenas que promuevan la evocación, pasa directamente al lenguaje y los recuerdos, como por sí mismos, acuden al texto. Los convocan las palabras a pura delicadeza y encanto. Esta novela ciertamente abunda en hallazgos literarios pero acierta en no ostentarlos, nos trasmite con delicia las delicias del pasado que con pormenor rememora.»
“Una escritura clásica, que recrea un mundo que es el de la infancia; y otra que se construye a partir de una voz crispada, casi obsesiva y que linda en lo patológico”
Liliana Heker
Escritora
En una ceremonia atípica en estos tiempos de pandemia -en que la vida se ha trasladado en buena medida a las pantallas-, un encuentro presencial que tuvo como marco imponente los preciosos jardines del Museo Isaac Fernández Blanco, se conoció al ganador de esta 23ª edición del Premio Clarín Novela 2020: un encuentro que estuvo signado por la emoción.
En paralelo, un gran público seguía el evento vía streaming a través del canal de YouTube de Clarín y se podía participar en las redes sociales, bajo el hashtag #ClarinNovela.
Fue una fiesta que, acaso como nunca en tiempos de distanciamiento social, recordó hasta qué punto la literatura resulta necesaria y puede ser vehículo para el encuentro, también en los momentos de crisis: un remedio infalible, finalmente, contra el desasosiego y la apatía.
Asombrado. Ignacio Arabehety y Liliana Heker, en el Premio Clarín Novela 2020. Foto Andrés D’Elia
Ignacio Arabehety, a quien se vio visiblemente emocionado y hasta sorprendido por haber resultado premiado, está especializado en Propiedad Intelectual. Inmediatamente después de oír su nombre, los presentes lo celebraron con un fervoroso aplauso, mientras su esposa registraba el momento sin poder contener las lágrimas.
«Se instala en el escenario de la literatura argentina un nuevo autor y una preciosa nueva novela», lo bendijo Liliana Heker, una de las autoras de mayor relevancia en la Argentina, que junto a Kohan y Clara Obligado -premiada en el mundo y una de las pioneras de los talleres literarios en España-, integró este año el gran Jurado de Honor; tres plumas de vasta trayectoria y reconocimiento a nivel global. Ellos destacaron los méritos literarios de la novela premiada, elegida por unanimidad, y una originalidad que juzgaron inédita.
Distanciados. El Premio Clarín Novela 2020, en el Museo Fernández Blanco. Foto Andrés D’Elia
Desde 1998, el Clarín Novela señala la mejor obra de autores que escriban en español y vuelve a probar su solidez y prestigio, que lo consolidan como uno de los principales galardones literarios en lengua castellana. El premio cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Este año, el ganador obtuvo 600.000 pesos y su novela será publicada por el sello Clarín – Alfaguara.
Poco antes del anuncio, el Editor General de Clarín, Ricardo Kirschbaum, había celebrado el hecho de que «desde aquella inolvidable edición que, en 1998, contó como jurados con Bioy Casares, Roa Bastos y Cabrera Infante -una línea media espectacular-, hemos mantenido una transparencia que ha destacado al Premio Clarin entre los certámenes de la región. También es un compromiso con la lectura, en todos los soportes, empezando por el papel, y un homenaje al libro que es un aparato cultural imbatible», dijo.
Discurso. Ricardo Kirschbaum, Editor General de Clarín. Foto Andrés D’Elia
La obra ganadora se impuso entre 1067 originales provenientes de Argentina pero también de otros países de habla hispana: llegaron -esta vez en formato digital- desde México, Chile, Colombia y España, así como en muchas provincias del territorio nacional. Se trata de una cifra récord en estos 23 años de historia del premio.
Heker señaló entusiasta, entre las virtudes de la novela ganadora, la belleza de la escritura, que se desarrolla en dos niveles que se van superponiendo: «Una escritura clásica, que recrea un mundo que es el de la infancia; y otra que se construye a partir de una voz crispada, casi obsesiva y que linda en lo patológico. Justamente ese cruce de escritura creo yo que es la gran intriga que construye la novela».
“No precisa magdalenas que promuevan la evocación, pasa directamente al lenguaje y los recuerdos, como por sí mismos, acuden al texto”
Martín Kohan
Escritor
Mientras que Obligado, en un mensaje grabado desde Madrid, se sumó al festejo de lo que consideró esta «fiesta de la literatura, una celebración del encuentro y de las nuevas maneras que tenemos de escribir y de describirnos, de contar lo que nos pasa».
En la misma noche se entregó también el Premio Ñ a la Trayectoria, que señala una personalidad destacada de la cultura y recibió en esta oportunidad el destacado historiador Luis Alberto Romero.
“Es una fiesta de la literatura, una celebración del encuentro y de las nuevas maneras que tenemos de escribir y de describirnos, de contar lo que nos pasa”
Clara Obligado
Escritora
La editora general de la Revista Ñ, Matilde Sánchez, quien definió a Romero como uno de los pensadores actuales más importantes de la Argentina y de la Región, expresó que muchos de sus contemporáneos -así como ella misma- se formaron leyendo y subrayando sus libros: «En momentos en que pocos intelectuales y ensayistas daban el paso a los grandes medios, en las columnas de Romero siempre encontré una convicción desplegada eruditamente y con exactitud mediante imágenes pedagógicas para asuntos complejos y, no menor, un empleo eficaz de la ironía, hasta esa fruición mordaz que nos provoca sonrisa y admiración siempre ante la inteligencia», definió.
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Por su parte, el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro, saludó la premiación: Es una noche de gran emoción y estamos felices de poder recibir a este premio en los preciosos jardines del Fernández Blanco y quiero felicitar a Clarín y Ñ por la continuidad de uno de los premios de mayor prestigio en el campo de la cultura» y celebró el hecjo de «tener la posibilidad de encontrarnos, tapabocas mediante, en un museo público».
Pk
