Durante años que se hicieron décadas, desde la otra orilla, se mofaban de la capacidad de los argentinos para atribuirse de los triunfos deportivos uruguayos endilgándoles el rótulo de “rioplatenses”. Y que, a la hora de la derrota, se coincidía en que se trataba de “un traspié uruguayo”. Más que apropiación cultural, una profilaxis perezosa y maniqueísta del ego herido.

¿Qué pasa, entonces, cuando se forma un team musical mixto donde se alinean dos uruguayos (los hermanos Pedro Dalton y Marcelo Fernández) y cinco argentinos (Franco Varise, Pedro Ferrajuolo, Luis Fillipelli, José Navarro y Marcos Camisani)? ¿Y si los siete se ponen de acuerdo para elaborar una música honesta y dolida, donde todos son socios en la pérdida? Chillan las bestias es el nombre de la lícita asociación rioplatense y el nombre mismo remite a una falta de complacencia con cualquier abordaje color rosa.

En cuarentena publicaron su nuevo álbum, Casi farsante, una colección de viñetas del abatimiento como un manifiesto estético, como trampolín creativo. No se nublan ante las horas bajas y son capaces de encontrar belleza y responso en el bullir cotidiano. Ahí está la elegíaca C.a.B.a, para el caso, un tema donde el oriental Dalton (líder también de los bien rodados Buenos muchachos) se planta para cantar sus impresiones porteñas, sin perplejidad, pero dejándose empapar por un trayecto entre la Rosada y Callao. “Silba el tren/tiembla el riel/la ciudad/llora hoy” desgrana entre un violín que busca traer resonancias cosmopolitas a unas calles que están adoquinadas por mil pueblos e historias. Incluso, de las dianas musicales de uruguayos y argentinos.