Si hablamos de superación, de romper con el mito que el lugar de nacimiento condiciona el futuro, tenemos que hablar de Oprah.

Un 29 de enero de 1954 nacía una de las conductoras de televisión más ricas del norte de América. Pero su lugar y las condiciones donde nació estaban lejos del futuro que la esperaba. En un pequeño pueblo de Mississippi, Oprah Gail Winfrey daba sus primeros pasos, siendo hija de una madre soltera y de bajos recursos.

Su abuela la criaba y le hacía ropa con tela de bolsas de papas. Recién cuando terminaba su adolescencia, su economía empezaba a mejorar, llegan a convertirse en la mujer negra con más millones de dólares del país. Según la revista Forbes, su fortuna en el 2017 se estimada de US$ 3.000 millones.

Con tan sólo 9 años sufrió uno de los episodios que más la marcaron en su vida. Fue violada por un primo, también por otros familiares y amigos de la niña. Nada parecía cambiarle el destino a Oprah.

A los 14 años quedó embarazada pero perdió a su bebe. Con experiencias oscuras y ya consagrada en el mundo de los medios de comunicación, Winfrey hizo de su pasado una lucha que llevó al Congreso para un cambio social, basado en la protección de los más pequeños. En el 2017 fue activista del movimiento #MeToo contra el abuso sexual.

Pasó de entrevistar a sus muñecas cuando era muy niña a convertirse, hasta el día de hoy, en una de las productoras y entrevistadoras que eligen las grandes figuras del mundo.

Oprah es dueña de un canal de televisión por cable (Oprah Winfrey Network), de una exitosa revista y hasta una compañía de producción cinematográfica.

Llamada por la CNN y Time como “posiblemente la mujer más poderosa del mundo”, logró que en Estados Unidos se piense en su candidatura a la presidencia. Si bien parecía una broma, los rumores cada vez se veían más sólidos.

Un destino marcado por la superación personal, el trabajo constante y la pasión llevada a su máxima expresión.