Parece que el termómetro ya se despidió de las temperaturas templadas en el hemisferio sur y empezamos a recoger el frío, que se acentuará y nos acompañará en los próximos meses. Con ello, la calefacción volverá a ser uno de los grandes motores de la temporada, y para casi unos ocho millones de personas también un importante quebradero de cabeza. Se estima que ese es el número de personas que viven en situación de pobreza energética y mantienen una temperatura inadecuada en sus hogares durante el invierno. Porque los recursos que se han de dedicar para calentar el hogar son elevados. Según datos de Eurostat, el 43,4% del consumo de energía doméstica se dedica a la calefacción del hogar.

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Para muchas personas no resulta fácil mantener la casa caliente en invierno por el alto coste de la energía piranka / Getty Images/iStockphoto

Por ello, el primer objetivo, antes de pensar en calentar la casa, debería ser evitar que el frío entre en ella. “Un buen sistema de aislamiento puede conllevar un ahorro de energía anual de 16 millones de toneladas menos de gas de combustión. En un plazo de más de 60 años, esta solución supondría una reducción de emisiones de más de 110 millones de toneladas de CO2 y 35.000 millones de litros de gasóleo de calefacción”, comenta José Almagro, CEO de Sto Ibérica.

Uno puede pensar que instalar un buen sistema de aislamiento va ligado a obras y una gran inversión en reformas, pero no siempre es necesario. Existen muchos arreglos básicos que podemos hacer en casa, incluso nosotros mismos, y que pueden evitar que la calefacción se lleve más euros de la cuenta. Esas medidas se pueden poner en marcha de forma casi inmediata. Los expertos en ahorro energético destacan estas ocho:

1. Tapar las fugas de calor

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Sellar las grietas o los huecos por los que se cuela el aire es básico para que haga menos frío en casa, incluso sin calefacción BanksPhotos / Getty Images

Hay que tener en cuenta que una gran parte de la climatización del hogar se pierde por muros y ventanas, por pequeños resquicios y grietas a los que no damos importancia pero que la tienen. “Es imprescindible controlar la hermeticidad de la envolvente, sellando las grietas y huecos por los que pueda entrar el frío. Se estima que el aire que se filtra por estos puntos de paredes y techos equivale a una ventana de 1,5 x 1 metro abierta continuamente. Es decir, lo que se correspondería con una pérdida de calor de hasta el 25%”, comenta Almagro

Con cintas adhesivas de aluminio, silicona, sellos y aislamientos a prueba de corrientes de aire en las puertas, ventanas y grietas se podría mantener un 10% más el calor generado por la calefacción. E instalar estas cintas o productos de sellado puede hacerse sin tener grandes conocimientos en reformas y obras. Y, además, son relativamente baratas.

Con cintas adhesivas y aislamientos en puertas, ventanas y grietas se puede conservar un 10% más el calor

“En las ventanas, la espuma de poliuretano o la cola de contacto sellarán cualquier hueco que cree corrientes de aire”, comentan desde la plataforma online de material de reformas TileFly, añadiendo que el gasto se amortiza en menos de 2 meses tras su instalación con el ahorro en el consumo de energía.

Otro punto importante de posible pérdida de calor que Almagro recomienda revisar es la caja donde se enrolla la persiana. “Puede ser otro de los puntos de entrada y salida de calor. Para evitarlo, se recomienda aislar la estructura interior con poliestireno expandido o lana mineral de roca”, comparte el experto en eficiencia energética.

Y ofrece otros trucos caseros para evitar fugas de calor, como instalar empaquetaduras (o juntas) de goma detrás de los enchufes y los interruptores, o usar un sellador de espuma para tapar las grietas más grandes alrededor de las ventanas, del rodapié o de cualquier otro punto de fuga.

2. Instalar válvulas termostáticas

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El uso de dispositivos para regular la temperatura facilita ahorros de hasta el 40% donstock / Getty Images/iStockphoto

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) aconseja programar la calefacción para que se encienda un rato antes de que vayamos a necesitarla; por ejemplo, 30 minutos antes de levantarse. Y si la caldera no cuenta con este sistema de programación, se pueden incorporar válvulas termostáticas que regulan de forma automática el caudal de agua caliente del radiador, aumentando o disminuyéndolo según la temperatura de su termostato.

Los últimos estudios del IDAE revelan que el uso de estos dispositivos proporciona un ahorro de energía del 40% en comparación con una vivienda sin ningún controlador. “Permiten programar la calefacción para que se encienda o se apague en momentos predefinidos, de modo que sólo utiliza la energía cuando se necesita”, indican desde TileFly.

3. Reorganizar los muebles

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Hay que alejar los muebles y las cortinas del radiador para que el aire caliente pueda circular Chris White / Getty Images/iStockphoto

El mobiliario puede ser uno de los responsables de que necesites más energía para calentar la casa. La cuestión es que los muebles absorben el calor (que restan del ambiente). Por ello, la decoración debe seguir una estructura eficiente. Los que más calor atraen son aquellos hechos de tela, como los sofás o sillones. Pero también, otros textiles, como las cortinas.

Por eso el consejo de los especialistas en interiorismo es “alejar los muebles del radiador, para que el aire caliente pueda circular libremente. Lo mismo ocurre con las cortinas o la ropa tendida, las cuales se deben apartar del radiador para aprovechar al máximo la fuente de calor”.

4. Limpiar y revisar la caldera y los radiadores

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Limpiar el radiador permitirá que funcionen a pleno rendimiento gabort71 / Getty Images/iStockphoto

Una limpieza a tiempo de la caldera también permitirá ahorrar combustible y producir menos residuos. Asimismo, este mantenimiento previo, antes de que llegue el frío y haya que usarla a diario, garantiza la seguridad cuando esté funcionando a pleno rendimiento.

“Si lo que tenemos en casa es un radiador y notamos que no se calienta, seguramente el circuito tendrá aire, y habrá que purgarlo. Si es una estufa o una chimenea, debemos asegurarnos de que los tiros están limpios, y de usar siempre la leña o el combustible adecuado”, recomienda Lola Martínez, experta en bricolaje y Technical content manager de ManoMano, tienda online especializada en bricolaje.

5. Usar estufas sostenibles

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Las estufas de pellets pueden ser útiles para espacios que requieren un calor extra aronaze / Getty Images/iStockphoto

Existen espacios en el hogar que requieren un extra de calor, bien sea porque la calefacción es deficiente en esas áreas de la casa o porque se necesitan unos grados extra para ciertas actividades. “La estufa puede ser una alternativa ecológica para la calefacción de una vivienda. Ese es el caso de las de leña o de pellets que, además, imprimen un carácter actual o rústico”, comparte Martínez.

Las de pellets utilizan combustible sostenible que, además, ofrece un precio competitivo y estable respecto a los combustibles fósiles, y se caracterizan por su alto poder calorífico, lo que permite conseguir rendimientos energéticos muy elevados.

6. Recuperar las alfombras (o tapices)

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Las alfombras aíslan del frío del suelo y transmiten calidez fotostorm / Getty Images

Con la llegada del frío, igual que conviene revisar la disposición del mobiliario para que no tapen las fuentes de calor, también es importante recuperar las alfombras. Puede que pienses en ellas como un recurso decorativo, pero la realidad es que estos elementos tienen también un carácter aislante.

“Los tejidos naturales, como la lana o el algodón, proporcionarán la calidez necesaria en el hogar. Otros tejidos naturales, como el yute o el mimbre, además de ser tendencia, son más fáciles de limpiar que los primeros, y se adaptan a cualquier estación del año”, detalla Martínez.

Algunas alfombras incluso pueden colgarse de las paredes, a modo de tapiz, y ayudar con ello mantener el calor de las habitaciones, además de mandarle al ojo un mensaje de calidez de forma instantánea.

7. Ajustar la temperatura

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s Cunaplus_M.Faba / Getty Images/iStockphoto

¿Sabías que por cada grado en que se incrementa la temperatura de una vivienda el consumo energético aumenta en un 7%, lo mismo que el gasto en calefacción y las emisiones de CO2? Por ello, recrear el verano en casa mientras fuera cae una nevada es una terrible idea.

Los expertos de ManoMano consultados enfatizan que “adaptarse a una temperatura confortable, sin necesidad de estar en casa en manga corta, ayuda a ahorrar; y el uso de termostatos y programadores es de mucha utilidad para lograrlo”, como ya se ha comentado. La temperatura aconsejada es de entre 19º y 21º centígrados, bajando a entre 15º y 17º durante la noche, mientras dormimos.

8. Apagar la calefacción cuando no estás

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Es falso que mantener la calefacción todo el día a una temperatura constante ahorre más que apagarla cuando no la necesitamos Jevtic / Getty Images/iStockphoto

Uno de los grandes mitos que corren es que, para preservar el calor en casa y ahorrar energía es mejor tener la calefacción en marcha todo el día, para evitar el coste que supone encender y apagar el sistema. Los defensores de esta forma de calefactar el hogar argumentan que, si la temperatura dentro de la vivienda desciende, luego necesitaremos usar más energía para recuperar la temperatura de confort… y con ello, se irá nuestro dinero.

Pero los expertos en energía aseguran que es falso, que gastamos mucho menos dinero ajustando el funcionamiento del sistema de calefacción a las horas en las que lo necesitamos. “Mantener una temperatura fija precisa de un aporte continuo de energía, debido a las pérdidas de calor que se producen en muros, techos, ventanas o puertas y que hay que ir compensando. En cambio, cuando se apaga la calefacción el sistema deja de gastar energía para equilibrar esas pérdidas, que a medida que la casa se enfría se reducen”, explican los especialistas en aislamiento de Sto Ibérica.

Por ello lo recomendable será apagar la calefacción durante las horas de sueño o cuando no se esté en casa, y reforzar las medidas de aislamiento para que no haya pérdidas, como ya se ha comentado.