Con el espectáculo Gracias María Elena, la actriz Virginia Lago fue una de las primeras en subirse nuevamente al escenario. Junto a Héctor Giovine y el músico Mario Corredera hacen este musical sobre textos de la escritora de clásicos infantiles. Hacen funciones viernes y sábados a las 20 y los domingos a las 19 en el Teatro Regina. La actividad se multiplica para Lago, ya que también integra junto a Cecilia Roth, Celeste Cid, Malena Solda, Fernando Noy y Damián Lomba el audiovisual Eterna Alejandra en la Maratón de Poesías. Una propuesta multidisciplinaria que está dedicada a Alejandra Pizarnik. Todos los domingos de este mes a las 21 se podrá ver por internet adquiriendo la entrada teatral por Alternativa Teatral.Cuenta Lago: “Fue Héctor (N. del R.: Giovine, actor, director y su esposo) quien armó el libro de Gracias, María Elena. Se armó un music-hall, donde hay ternura y picardía. Es un homenaje a esta mujer que está junto a nuestros grandes escritores, como Jorge Luis Borges. Tomó desde un lugar distinto los textos, como La pájara Pinta. Ahí te das cuenta que ella hace una crítica muy triste sobre la violencia y lo hace desde una gran genialidad”.
—¿Cómo era María Elena Walsh?
—Tuve una gran amistad con ella. Era una mujer entrañable, tímida, muy culta y que amaba a toda la gente del arte. Fue una gran escritora desde muy joven, ya a sus 15 años había editado Otoño imperdonable, libro poético excelente. Se enfrentaba y se plantaba ante lo que no le parecía ético, como lo que nos pasó en la época de los militares. Vivimos años de horror y ella ponía su palabra. Su texto Desventuras en el país jardín de infantes (1979) lo escribió en plena dictadura. Cuando algo le parecía mal sacaba un artículo con lo que pensaba, era contestataria. Amaba a la Argentina y a la gente. Ella es la autora de Serenata para la tierra de uno. Siempre muy curiosa, decía que era la manera de ser cultos. Venía de una familia de clase media, ambos trabajadores, con un padre muy lector, que la marcó mucho.
—¿Cuándo volverás a la dirección?
—Ahora estoy dirigiendo un espectáculo con varias ex alumnas sobre Victoria Ocampo, Alejandra Pizarnik, Niní Marshall y Lola Mora. Se llama Y nos dijeron que íbamos a ser reinas. Es un trabajo colectivo con Paula Trucchi, Stella Cazal, Gabriela Sintas, Sonia Grimberg y Liliana Simsi. Durante 15 años di clases, hace tres que dejé, pero me gusta mucho dirigir actores.
—¿Qué espectáculo significó una bisagra en tu carrera?
—Siempre hablo del grupo Teatro Popular de la Ciudad, ahí estrenamos espectáculos desde 1972 hasta 1980. Hicimos obras de repertorio, con Onofre Lovero, Héctor (Giovine), Víctor Hugo Vieyra y Gastón Breyer, como escenógrafo. Llamábamos a distintos creadores para que nos dirigieran. Lo inauguramos con Tío Vania con la puesta en escena de Roberto Durán. Presentamos Pigmalion con dirección de Wilfredo Ferrán. Para mí fue muy marcador. Después llegaron La Piaf, Filomena Marturano y tantos otros espectáculos, una de las últimos fue La panadera de los poetas.
—Te dirigieron el cine Lautaro Murúa y Hugo del Carril…
—Sí y me dejaron recuerdos entrañables. Con Lautaro siempre me sentí muy cercana filmé Alias Gardelito y La Raulito. También actuamos juntos mucho en televisión. Hugo del Carril me vio en Pigmalion y me llamó para mi primer protagónico en cine: La sentencia. Fue una dicha ser dirigida por él. Hablaba de la sociedad de una manera muy comprometida. Me contaba historias de su vida, fue un ser extraordinario y excelente persona. Querido por la gente y muy respetado por su equipo de cine. Le decían “Huguito del pueblo”.
Un espacio sincero
Serena y feliz transmite el entusiasmo por estar otra vez sobre un escenario. Virginia Lago recuerda: “Lo empezamos el año pasado ensayando durante más de tres meses. Lo hicimos con muchas ganas en plena tragedia y nos ayudó a proyectar”. Por Gracias, María Elena ganó el Premio Estrella de Mar de Oro.
Desde el año 2019 tiene su propio espacio radial y continúa con su programa El Buen Modo, en la 2×4, los jueves de 20 a 21. Pero extrañaba hacer televisión de la que estaba ausente desde el 2017. Ahora tiene un micro dentro del programa Mañanas Públicas, de martes a viernes aproximadamente a las 10 de la mañana. Explica: “Fue Eliseo Álvarez, quien me había llamado el año pasado para preguntarme qué quería hacer. Él ahora no está más en el canal. Le dije que me gustaría comunicarme con la gente. Me había marcado mucho Historias de corazón por Telefe. Cada vez tengo más ganas de compartir cosas buenas en este mundo tan difícil. Expresar buenos pensamientos, mostrar a los artistas y a la gente que hace solidaridad. Así que en este programa de servicios tengo un lugar, se llama: ‘Un encuentro con Virginia’. Son minutos que se los dedico al arte, a los científicos y a los que ayudan. También hago homenajes, Héctor me ayuda mucho con los textos. Hay que aprender del otro y ser honrado. Me parece importante decirlo, en un mundo tan traidor, como diría María Elena”.
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