Los estados de ánimo están unidos a la forma de nuestra respiración. Así, si estamos nerviosos, esta será entrecortada y al calmarnos, será más profunda y apacible. Inhalá, exhalá y volvé a la calma.
El cuerpo y la mente son una unidad que trabaja en conjunto, lo que suceda en uno va a influir sobre el otro. Por esta razón todo lo que pase en la mente va a tener su efecto sobre órganos o sistemas del cuerpo.
La respiración está ligada a nuestras emociones, y por ello todas las emociones van a modificar de alguna manera nuestra respiración y viceversa, ya que, dentro de los sistemas corporales, la respiración es uno de los que podemos tener cierto control consciente.
El rol de las emociones:
De acuerdo a la emoción que predomine, la respiración cambia. Cuando se siente miedo es más dificultoso respirar, como si el aire se cortara. Ante la tristeza, la respiración se hace más lenta y profunda, y son más comunes los suspiros o el llanto de congoja. Frente a la angustia, la respiración se vuelve más entrecortada y puede sentirse más en el pecho.
La manera en la que respiramos posee influencia directa en la actividad del cerebro, debido a que esta actividad tiene conexiones directas con distintas partes de la corteza cerebral, donde se origina el pensamiento, la percepción o la imaginación.
Muchos de nuestros estados de ánimo están unidos a diferentes formas de respiración, esto sucede por una cuestión adaptativa del ser humano. Por ejemplo, la ansiedad o el miedo, que son respuestas naturales del organismo ante una situación que se comprende como un peligro, permiten que las glándulas suprarrenales liberen adrenalina, la cual, entre otras cosas, hace que nuestra respiración sea más rápida y corta, y que el corazón palpite más fuerte. Gracias a esto la sangre fluye más rápidamente llevando oxígeno a las extremidades, así los brazos y piernas al estar oxigenados, preparan nuestro cuerpo para huir o para pelear.
Con cada emoción o estado de ánimo la respiración cumple una función de supervivencia para el ser humano.
Cuando respiramos teniendo en cuenta cómo respiramos y los tiempos en que respiramos, además de activar el sistema nervioso parasimpático, estamos conscientes del aquí y ahora, sin pensar en el pasado o en el futuro, y eso ya de por sí es sanador.
Respiración en siete tiempos:
Es recomendable en casos de ansiedad una respiración en siete tiempos, la cual consta en inspirar contando hasta siete, sostener la respiración contando hasta siete y exhalar contando hasta siete, esto repetirlo siete veces.
Esta respiración hace que se active el sistema nervioso parasimpático, que es el que nos ayuda a relajar y reponer energías. De esta manera nuestro cerebro entiende que el cuerpo está en proceso de descanso y deja de mandar constantemente pensamientos de preocupación.
Es bueno hacer este ejercicio, en momentos de tranquilidad o previo a irse a dormir para que el cerebro relacione la respiración con ese instante de paz, y luego al hacerla en momentos de tensión evoque esos momentos relajados.
Fuente: https://mia.perfil.com/