Tras un mes de emisión, ‘Nine Perfect Strangers‘ llega a su final con el octavo episodio de la serie en Amazon Prime Video. Un desenlace en el que huéspedes y anfitriones de Tranquillum terminan de enfrentarse a sus propios demonios.

Por cierto, a partir de aquí spoilers de ‘Para siempre’.

Si el episodio anterior terminó con las cosas muy tensas y el encuentro entre Masha (Nicole Kidman) y Carmel (Regina Hall), con la confesión de que no solo fue ella la que disparó a la directora sino que además era quien estaba mandándole esos mensajes de amenaza.

Amenaza abortada

Quizás decepciona un poco lo rápido y tranquilo que se resuelve esta situación. Algo que será la tónica del episodio, en el que David E. Kelley quita kilos al cúmulo de crisis y peligros e incide una y otra vez en dos cuestiones: el perdonar a los demás y a sí mismo y en ese «todo va a ir bien» que ha dominado toda la serie.

Algo que vemos, sobre todo, en el psicodélico encuentro entre los Marconi y su hijo: una alucinación común en el que finalmente dejan atrás la sensación de culpabilidad por el suicidio. Un momento, además, tras el que vemos un cierto relevo generacional entre Masha y Zoe (Grace Van Patten). Aquí la gran diferencia radica en el que mientras que tenemos ahí todo un personaje tridimensional, no es así cuando la hija de Masha.

Por otro lado, tenemos la inesperada y siniestra terapia final para el resto del grupo. No nos queda demasiado claro cómo acaba Carmel en la cámara de deprivación sensorial, o por qué los coches han desaparecido, pero el caso es que todo el mundo tiene un momento de sinceridad, honestidad, agradecimiento e incluso catarsis en la habitación.

Otro momento que define al desenlace y en el que el guionista refuerza la teoría sobre la que basa ya no este final sino toda la serie: el enfrentarse a nuestros traumas y miedos es lo que nos hace avanzar y ganar tranquilidad. Aceptar la historia, en definitiva.

Finales felices

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Esto se resuelve en el montaje final, donde vemos lo que parece ser el futuro ideal de los componentes de Tranquillum: Delilah y Zhao colaborando con las Peace Corps, Lars reconciliado con su pareja y con un bebé, Jessica y como nuevos regentes de la casa, los Marconi conduciendo felices, Frances con Tony, Carmel llevando un grupo de ayuda.

Que todo esto sea real o una visión del futuro ideal de los personajes queda en el aire, sobre todo cuando vemos a Masha conduciendo el Lamborghini robado con su hija. Si el resto no es real desde luego es el final que merecen. Claro, que habiendo dado tantas vueltas muchas veces sobre lo mismo, da la sensación de que ‘Nine Perfect Strangers’ ha ido algo a la deriva durante su recorrido hasta llegar aquí. Un recorrido que, si bien hemos visto gustosos, hubiera merecido algo más de fuelle.