Es Steep con bicis y jetpacks. The Crew con deportes extremos en vez de vehículos a motor. Una Ubisoft ducha en lo suyo, lo de los mapas enormes y bien paridos con mil cosas por hacer, pero terriblemente torpe en todo lo demás, especialmente en lo de crear una identidad y ritmo acorde al mastodonte que entrega. Riders Republic es y no es.
Con unas pruebas brillantes y una sensación de velocidad envidiable a bordo de sus bicis, decir que Riders Republic ha errado en su intento de crear un gran juego de deportes extremos sería un tremendísimo error. Hay mucho que celebrar en estas montañas, pero lo que chirría no son sólo los frenos.
Un escenario espectacular
Con un escenario que recoge la flor y la nata de los parques naturales de Estados Unidos -sin duda alguna el mejor reclamo turístico para visitar el país más allá de ciudades y chuminadas-, Riders Republic entrega un paraje espectacular por el que da gusto perderse.
Es una auténtica gozada pasear con tu bici y cruzarte con zonas emblemáticas como El Capitán o el puente del Diablo. Escenarios que, por supuesto, las propias pruebas convierten en protagonistas cuando la modalidad lo permite.
Pruebas de esquí, snowboard, bici de montaña, traje de ardilla y jetpack, la cantidad de opciones disponibles es, como de costumbre en la factura gala, tremendamente apabullante. Pero por suerte esta vez eso no debería preocuparte demasiado. Si lo tuyo es sólo la bici y el snowboard, puedes ceñirte a ello para alcanzar la gloria en esa modalidad sin tener que preocuparte por todo lo demás.
Un juego hecho a medida, por así decirlo, que respira un mimo especial en la gran mayoría de las pruebas. Está por llegar el reto que no me resulta desafiante o divertido, pero no es menos cierto que llega en un momento en el que la lupa sobre él le hace más mal que bien.
Menos loco de lo que promete
Las similitudes con otro triple A reciente, también de mundo abierto y con pasión por la velocidad, consigue que los eventos especiales en los que Riders Republic intenta poner más énfasis con nombres como Boss Battle palidezcan en la comparativa.
No esperéis carreras contra trenes o locuras que, en esencia, pegarían aquí mucho más que allí por el carácter gamberro del juego, sino pruebas algo más largas o enrevesadas con intros que desprenden más aroma a publicidad de marcas que a cinemáticas de presentación.
Es una lástima que, de ejemplos como ese, se respire cierta sensación de cumplir con lo que toca y marcar casillas en el Excel de todo lo que debería ser un juego de mundo abierto de este estilo en pleno 2021. Desde los desbloqueables hasta los coleccionables, pasando por las típicas cucamonadas sociales y la vanidad de trajes y bailes encerrados tras pagos con moneda del juego o dinero real.
Ojalá que, en esa idea de juego hecho a medida, me dejasen disfrutar del modo Zen continuando con mi progreso y disfrutando de las pruebas sin las cinemáticas y comentarios Poochie en vez de limitarme sólo a pasear por el escenario.
Mucho mejor de lo que esperaba
Pero más allá de cómo cruza esa fina línea entre el intentar ser guay y resultar molesto, lo cierto es que no se le puede negar hasta qué punto hace bien todo lo que se propone a nivel jugable. Siendo los sistemas de control para los trucos lo que menos me convence -nada que ver con el control de movimiento a la hora de correr, que ahí es finísimo-, el resto es sencillamente para enmarcar.
Desde la idea de obligarte a caer bien para clavar saltos y trucos, hasta esa demencial sensación de velocidad que ofrece el juego al poner la cámara en primera persona. Corred a cambiar eso último lo antes posible porque es una auténtica gozada disfrutar de Riders Republic desde esa perspectiva.
Cuando no te frena con sus discursos, el salto de una prueba a otra suele ser bastante rápido y, de hecho, sentir que estás avanzando está presente incluso cuando una carrera no se te ha dado especialmente bien. No pasa nada, aquí tienes tu premio de consolación y ya puedes pasar a otra cosa. Ya volverás a ello más adelante. O nunca si no te apetece.
El caso es que sigas jugando y de las mil y una pruebas del juego base acabes saltando a todo lo que se va desbloqueando poco a poco, ya sea en solitario o con el multijugador en mente. Un apunte sobre esto último, por cierto, carreras de 64 jugadores con la colisión activada y pegándose empujones por una carretera en la que no caben dos Smart, ni era buena idea sobre el papel ni lo es a nivel jugable.
La opinión de VidaExtra
Riders Republic es uno de esos juegos que, una vez superadas todas las trabas que te pone como reclamo fallido, te sorprende increíblemente por lo jugable. Como mundo abierto es sublime y como juego de deportes extremos hace un trabajo increíble para intentar ser siempre lo más divertido posible.
Luego está todo lo demás, con lo que puedes casar más o menos pero parece evidente que a menudo le hace más mal que bien. Seas fan o no de este tipo de experiencias masivas, creo que los fans de la velocidad y los juegos deportivos tienen en Riders Republic material de calidad suficiente como para querer esquivar cualquier otra bala.
Riders Republic Limited Edition Amazon PS4
Riders Republic
Plataformas | Stadia, PC, Xbox One, Xbox Series, PS4 y PS5 (versión analizada) |
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Multijugador | Sí |
Desarrollador | Ubisoft |
Compañía | Ubisoft |
Lanzamiento | 28 de octubre de 2021 |
Lo mejor
- Un escenario precioso y muy divertido
- Inmensa cantidad de pruebas
- Total libertad a la hora de decidir qué hacer
Lo peor
- Las carreras mulitjugador son excesivamente caóticas
- Microtransacciones y vicios de juego free-to-play