Con 14 nominaciones a los Goya, ‘Maixabel‘ parte como una de las grandes favoritas de la noche del cine español. La película de Icíar Bollaín, co-autora del guión junto a Isa Campo, es un hermoso ejercicio de contención con un reparto sensacional y una frialdad mecánica que, tal vez, termina por jugar a favor de obra.

Encuentros en el tercer grado

Aunque el éxito de ‘Patria‘ sigue aún caliente, no sería del todo justo recordar que la serie de HBO España adaptaba una novela de Fernando Aramburu del año 2016. Por desgracia, el conflicto vasco y los distintos grados y áreas de su dolor permanecen en nuestra memoria tan frescos como pueda estar el recuerdo de cualquier visión de los hechos.

Para contar esta nueva vieja historia, Bollaín se apoya en unas interpretaciones portentosas de sus protagonistas y de su secundaria y gran revelación, Urko Olazabal, auténtico ladrón de momentos que se apodera de la película con su terrorista arrepentido condenado a un infierno personal para el resto de sus días. ¿Mejor actor de reparto?

Tolosa, año 2000. Tres hombres huyen tras asesinar a sangre fría al socialista Juan María Jáuregui. El político deja una hija y esposa, Maixabel, que decidirá participar en un proyecto de perdón entre los terroristas condenados y las víctimas de los atentados de ETA. Tal y como cabía esperar, la historia ha llenado los cines y las posibilidades de llevarse algún que otro premio.

maixabel critica

‘Maixabel’ es la historia de un perdón y una reconciliación teóricamente inalcanzables que no tiene diez horas por delante para desarrollar la trama, y sus elipsis y saltos temporales, algunos realmente bruscos, enfrían un calor emocional que se apaga en cuanto empieza a aparecer el humo. El verdadero acierto narrativo lo encontramos en la Bollain guionista, que junto a Isa Campo pone en bandeja a sus actores grandes y abrasadores diálogos, el verdadero punto fuerte de la película. «Lo echábamos a suertes».

Película de detalles, de silencios, de miradas que se encuentran y que no, de guión, pero sobre todo es una película de personajes. De actores. De actrices. No hay paz ni perdón para víctimas ni victimarios, habitantes de hermosos lugares para pasear con escolta. Un lugar donde el círculo vicioso eterno de culpas y miedos a duras penas deja lugar a la razón.

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La directora evita tropezar en el sentimentalismo fácil, aunque no puede esquivar un estridente paseo en coche acompañando los recuerdos sonoros de uno de los protagonistas, un recurso algo manido y caduco que además ocupa un espacio más largo del deseado. Pero también sabe apoderarse del relato fantasmal colocando los muebles de ese café maldito en una de las escenas más emotivas de la película.

Con sus pros y sus contras ‘Maixabel’ es una experiencia satisfactoria. Las conversaciones y citas entre los protagonistas son tan buenas que uno siente que le han privado demasiado rápido de algunas más. Pero lo importante es que su historia real, llevada a la ficción con delicadeza y respeto, está aquí para recordarnos que a pesar de los pesares, debajo de todo eso, aún puede quedar algo de lo que nos hace humanos.