Se trata del caso de Paola Schietekat, una economista mexicana que trabajaba en la organización del Mundial de Qatar y que tras denunciar abuso sexual, su agresor fue absuelto y ella fue condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión en ese país.

A raíz de esta situación, la economista, antropóloga y politóloga logró salir de Doha con ayuda de sus empleadores y de la ONG Human Rights Watch, por lo que la pena no se concretó y no puede volver a lo que califica como su “trabajo soñado”.

Según el relato de la víctima, el 6 de junio de 2021, mientras trabajaba para la Supreme Committee for Delivery and Legacy, organización encargada del Mundial, fue violada por un colombiano que entró a su departamento de noche y le dio una paliza.

Estaba dormida y, cuando escucho un ruido en la cocina, voy a revisar y lo veo. En pánico, agarro el celular y comienzo a marcar al número de emergencias, mientras él me dice que me está haciendo una sorpresa. Luego se me abalanzó y forcejeamos un poco hasta que me empezó a pegar muy duro. Recuerdo que terminé con moretones en las costillas, la espalda, el hombro y toda la parte izquierda del cuerpo. Estuve como 10 minutos inmóvil, no podía creer lo que me había pasado”, recordó la mujer. Antes de irse, su agresor volvió a golpearla en la cabeza y le gritó: “Y ni se te ocurra decirle a nadie que te pegué”.

Rápidamente decidió hacer la denuncia de la agresión: “Mantuve la cabeza fría: le avisé a mi mamá, a un colega del trabajo y documenté todo con fotos en un intento de autoprotección”, escribió en una carta pública titulada “Un mundo que parece odiar a las mujeres” y que fue publicada el pasado 8 de febrero.

“Al día siguiente obtuve el certificado médico y acudí a la policía en compañía del cónsul de México en Catar. Ahí, todo fue en árabe, y con mi árabe limitado logré explicar la situación”, contó. “Al preguntarme si quería una orden de alejamiento, no hacer nada, o ir a las últimas instancias, me congelé, por el shock, por el miedo y la falta de sueño, y volteé a ver al cónsul, quien me recomendó ir a las últimas instancias”.

Desde ese entonces las autoridades de Qatar confrontaron a Schietekat con su agresor, quien dijo que eran novios. De repente, a la joven mexicana la acusaron de tener una relación extramarital, algo que es considerado un crimen por las leyes islámicas que rigen en Qatar.

De un momento a otro, mi denuncia ya no importaba”, y luego de tres horas de interrogatorio, los agentes le exigieron una prueba de virginidad. “Por alguna razón yo había pasado a ser la acusada”, explicó.

Su agresor fue absuelto del cargo de agresión porque, a pesar del informe médico, “no había cámaras que apuntaran directamente la puerta del departamento, así que no había forma de constatar que la agresión sucedió”, dijo la víctima.

Como Schietekat es musulmana, la condenaron a siete años de cárcel y cien latigazos, incluso su abogado hasta le llegó a aconsejar que se casara con su agresor para evitar la pena, algo que obviamente rechazó.

En tanto que el próximo 6 de marzo se llevará a cabo una última audiencia en Qatar, donde Schietekat espera que se tome una decisión que deje sin efecto la condena en su contra y pueda regresar y retomar su trabajo.