No es que me crea Danny Ocean reclutando a un grupo extravagante de personas para robar el casino Bellagio de Las Vegas, pero me gusta recuperar ese espíritu. Los golpes de GTA Online fueron el culmen de la experiencia online en Xbox 360 y PS3; el inicio de un camino de éxito para PS4, Xbox One y PC.

En aquel año 2015 yo daba mis últimos coletazos en Los Santos, con Rockstar implementando un modo de juego que por fin cumplía lo que nos habían prometido. Los mastodónticos atracos que podíamos llevar a cabo con Franklin, Trevor y Michael en el modo historia aterrizaban en el multijugador para que, con nuestros amigos, diésemos el golpe del siglo.

Sin embargo, esa era la teoría que vislumbraba mi mente hace siete años. Estamos en 2022 y mis amigos están lejos de hacerse con una consola de nueva generación. Me encuentro construyendo un mundo criminal entre desconocidos, pero eso no me ha detenido para lanzarme a la piscina. Falsificar documentos está muy bien, pero debo actualizarme. Tengo que conseguir unos cuantos fajos de dólares.

El banco de Fleeca

Es el destino final, pero no la primera parada. Solo un inconsciente entra en un banco a atracarlo sin ir debidamente armado. Comentaba la semana pasada que mi potencia de fuego era limitada, así que me voy al Ammu Nation que tengo al lado de casa y me lleno los bolsillos. Cierro los ojos para no ver los precios, porque dejarse más de 200.000 dólares en un lanzarrayos positrónico me parece que atenta contra mi cartera.

Resisto esas tentaciones explosivas y me encariño con la carabina especial. Una parada antes de seguir: comprendo el limitar el acceso a las armas de destrucción masiva para los más novatos, pero que no pueda comprar blindaje superpesado porque no tengo el nivel suficiente no me convence. Para lo que sí que tengo nivel es para ir a hacerle la visitilla correspondiente a Lester en su fábrica textil.

GTA Online

Me cuenta la milonga de que él es el verdadero jefe, me río en su cara y me voy de vuelta para el apartamento. Todo listo, solo necesito un compañero de fatigas organizando todos los preparativos. Debido a mi falta de amistades, me veo obligado a que las invitaciones aleatorias de GTA Online den con alguien que quiera ganarse unos cuantos cuartos.

Me encuentro con toda una incógnita, ya que la persona que me acompaña no tiene micrófono para hablar, pero comunica mucho más con sus acciones. Es nivel 782 y se nota que tiene la piel curtida en esta clase de situaciones. En la primera misión preparatoria tenemos que visitar desde fuera el banco y piratear el sistema.

Me toca ser el hacker de pacotilla y hacer un minijuego que me entretiene durante el viaje. Mi colega ataja por las zonas más insospechadas de la ciudad y se planta en un santiamén en cada uno de los destinos. Toma de contacto sencilla, apenas un aperitivo para lo que se viene después. Es turno de la segunda misión, hacernos con el Kuruma o lo que viene siendo un tanque con ruedas.

Es más duro que un vasco desayunando y otra vez, sin decir ni mu, toma las riendas de la situación. El coche está en la azotea de un parking y el tipo no se lo piensa dos veces yendo a toda pastilla entre columnas. Llegamos, disparamos contra todo lo que se mueve y me vuelvo a ver como copiloto. Alerta en pantalla: cuanto más dañemos el Kuruma, menos dinero recibiremos a cambio.

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A este señor le saldrá el dinero por las orejas, pero a mí no, así que tengo que contener la impotencia de ver cómo lo raya, lo hace volcar y arrasa con con cualquier vehículo que tenemos delante. Como si fuese un peluche, oiga. Pero se acabó la espera, ahora toca ir a por la caja fuerte de Fleeca. Cambio de compañero y esta vez sí que responden a mi llamada al otro lado.

«¿De dónde eres? Soy… americano… no, lo siento, soy de Bangladesh». Un chaval que también quiere labrarse un futuro como criminal, con nivel 9 y que va con un Zentorno por la vida. No entiendo absolutamente nada y menos con las interferencias que hay mientras conversamos. Eso poco le importa a mi querido taladrador, que revienta la caja fuerte, me meto billetes hasta en los calzoncillos y salgo pitando como alma que lleva el diablo.

Le doy indicaciones a mi amigo bangladesí sobre la dirección que debe tomar, nos engancha un imán gigante desde un Cargobob y somos libres. Una escena que la hubiese firmado Vin Diesel en Fast & Furious 9. Así quedaron las cuentas tras el primer golpe:

  • Coste: 11.500 dólares.
  • Porcentaje: 60% para mí y un 40% para mi compañero.
  • Recompensa: 143.750 dólares a repartir. Me llevo 86.220 dólares junto con un buen pellizco de 186.000 dólares por ser la primera vez que hago el golpe.

Fuga de la prisión

Ahora ya estamos hablando con palabras mayores. Esta vez sí que me froto las manos, porque estoy ante un atraco gordo, con un botín jugoso y con varias misiones preparatorias. Con todo, debo superar el primer escollo. Me resulta increíblemente difícil encontrar tres jugadores más para que hagan el golpe conmigo.

De verdad, me he tirado horas seguidas rezando, cruzando los dedos e implorando a Lester para que me deje tener a un trío de pimpollos con los que poder jugar. Entre que nadie hace caso a las invitaciones aleatorias y que la gente no tiene paciencia para esperar a que la sala se llene, he sufrido todo un suplicio. De hecho, me han llegado a expulsar de la sesión por inactividad.

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De pura chiripa consigo tres compañeros, con un escueto ladrón de Londres a mi lado. En la misión de conseguir el avión me doy cuenta de que he pasado por alto un life hack tremendo para GTA Online. ¿Para qué liarme a tiros a pie si puedo acribillar a los pandilleros desde dentro del coche? Dicho y hecho, pulverizamos a maleantes de poca monta y me hago con el avión. Un par de reinicios de la misión me demuestran que la coordinación es fundamental.

Una coordinación que brilla por su ausencia en la tercera misión. Digo tercera porque me veo envuelto en un bucle de espera infernal, así que me la juego a unirme a un golpe aleatorio. Ya no soy el líder, pero es un pequeño precio para poder jugar. Ahora sí, me toca vestirme de poli e ir a la comisaría a robar unos documentos.

Como mi compañero no tiene micrófono y GTA Online nos indica que debemos llamar la atención de la policía, al muy cafre no se le ocurre otra cosa mejor que entrar a las bravas por la puerta. Al carajo con la sutileza, abro fuego contra todo lo que se mueve, engancho los documentos y para casa. 14.700 dólares para la saca.

Trabajo sucio. El nombre de la misión tiene guasa, porque parece que lo que hicimos anteriormente es una acto de caridad. Me encargan con el novato ir a la mansión en la que está el socio de Rarhkovsky para ver qué tiene en la cabeza. Recogemos el instrumental apropiado en forma de francotirador, sigilo ante todo. Es imposible acertar desde la posición en la que nos encontramos, así que volvemos a tirar de lo que mejor se nos da: disparar sin apuntar. 15.200 dólares por el trabajo bien hecho.

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El golpe final, hay que ir a por todas, concentración máxima. Mi misión es clara: debo llegar hasta el autobús para entrar en la prisión de Bolingbroke y sacar a Rashkovsky de allí. Preciosísimo el Declasse Stallion Bólido de uno de mis compañeros y me permito el lujo de conducirlo. Se ve que todavía hay gente con clase para llevar un coche que parece un barco. Le llevo hasta el autobús, me monto con él y entramos en la prisión.

Claro, yo comienzo a notar algo extraño. De alguna forma, todo el caos que se está desatando no va conmigo, hasta que me fijo en el minimapa y leo bien mi objetivo. Soy idiota. Soy imbécil. Me quedan dos minutos para interceptar el autobús real de la prisión, llevarlo a Sandy Shores y quemarlo. Le piso al acelerador tras robar un coche en la autopista, pero fracaso estrepitosamente.

Por suerte, mi torpeza inicial no es el fin y volvemos a intentarlo. Esta vez sí, voy a donde me mandan, quemo el autobús, me hago con un helicóptero Buzzard y me dirijo a defender al avión en el que está mi compañero de los ataques que recibe de los cazas. «Un auténtico chalado«, pienso de primeras, ya que se dedica a pilotar a ras de suelo, haciendo piruetas extrañas y colándose entre edificios.

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«Un maldito genio», pienso de segundas, ya que los cazas no están preparados para hacer giros tan bruscos como los de él, así que terminan por estrellarse. Me dedico a poco más que disfrutar del espectáculo. A pesar del buen hacer y la coordinación exquisita, fallo una vez más. Me coloco de lado, con la parte de la cabina del helicóptero mirando hacia el rifle de un policía. El tiro en la cabeza me finiquita, el Buzzard se estrella y perdemos porque se ha destruido. Fin de la partida. Esto es lo que hubiésemos conseguido si no fuese manco:

  • Coste: 40.000 dólares
  • Porcentaje: me llevaría un 15% sin haber participado en una misión preparatoria, el líder se asignó un 70% (tonto no es)
  • Recompensa: 400.000 dólares a repartir y me hubiese llevado 60.000 dólares.

Me dan ganas de apagar la PS5 y mandar el GTA Online al mismísimo infierno. Saco el revólver de doble acción que conseguí como tesoro la semana pasada, mato a un par de civiles y salta la notificación: enhorabuena, has completado el desafío. 250.000 dólares serán ingresados en tu cuenta del banco inmediatamente. El destino es caprichoso y sonríe a los más patosos como yo.