Siempre se dijo que la serie de Peter Morgan incomodaba a la familia real británica. Tanto el gobierno del Reino Unido como personas cercanas a la difunta monarca, solicitaron a Netflix la aclaración de que se trataba de una producción de ficción para alejar a Isabel II de hechos escandalosos que planteaba The Crown.

Pero también trascendió que el cuarto y último hijo de la reina, el príncipe Eduardo y su mujer, Sofía (los condes de Wessex), consumían la historia y fueron quienes convencieron a la soberana de verla.

Fue el colaborador real George Jobson, uno de los principales comentaristas reales de Gran Bretaña, el que confesó que Isabel cada domingo se acomodaba para ver la serie de Netflix.

Vale destacar que, según Jobson, las primeras temporadas le habrían caído bien a la reina, pero todo cambiaría a partir de la cuarta. Allí se toma el período entre 1979 y 1990 durante los 11 años de carrera de Margaret Thatcher como primera ministra. También es la presentación de Lady Diana Spencer incluyendo la boda con el Príncipe Carlos y sus problemas maritales. Además trata la gira del 83 por Australia y Nueva Zelanda, la guerra de las Malvinas, el funeral de Lord Mountbatten, entre otros hechos.

Otra de las versiones entorno a la familia real involucra a Felipe. El príncipe, según trascendió, intentó disuadir a su esposa de ver la serie porque sabía que la irritaría ya que se mostraba una imagen de él como una persona infiel.